Un millón. Dios mío, un
millón.
¿Cómo es posible que todavía
haya personas, entidades privadas e instituciones públicas que no se hayan dado
cuenta de la avidez de sevillanos y foráneos por el patrimonio cultural de
nuestra ciudad?
¿Cómo se come que un mindundi
como yo, que no conoce a casi nadie, sin ninguna clase de formación académica
en este sector, que hace cinco años ni siquiera había visitado la Catedral, los
Alcázares o el Archivo de Indias, monte un blog que consiga alcanzar el millón
de visitas?
¿Cómo podríamos entender que
una ciudad que recibe más de cuatro millones de viajeros al año no tenga en
vigor una Sevilla Card, una
información turística amplia o un grupo de guías debidamente acreditados y con
sus papeles en regla que muestren las maravillas del patrimonio sevillano?
¿Cuántas iglesias, capillas o
conventos tenemos? ¿Y cuántos están abiertos al público en horarios “normales”?
Esos que están cerrados a cal y canto, ¿son los mismos que se encuentran en
ruinas y amenazan con desplomarse en cualquier momento?
Creo que ha llegado el
momento de abandonar esos pulsos estériles entre autoridades seglares y
religiosas (tanto monta, monta tanto) y ponernos de acuerdo para hacer de
Sevilla aquello que proclamaba Antonio Gala, quien, cordobés de pro, no cayó
nunca en la trampa cateta de defender lo suyo atacando a los vecinos:
Lo malo no es que los sevillanos crean
que tienen la ciudad más bonita del mundo; lo peor de todo es que puede que
hasta tengan razón.
Gracias a tod@s.