La existencia de este convento de santa Rosalía está
estrechamente ligada al cardenal Santiago de Palafox y Cardona (Ariza, Zaragoza
- 1.642, Sevilla, 1.701). De familia noble, renunció a sus privilegios y se
graduó en Teología en la universidad de Salamanca, llegando a ser rector de la
de Zaragoza. Allí trabó amistad con las monjas capuchinas (una de sus hermanas
profesaba en la orden), lo que posteriormente sería decisivo para la fundación
del convento sevillano. Arzobispo de Palermo (Sicilia) entre 1.677 y 1.684, es
el introductor de la devoción a santa Rosalía en la península.
Santa Rosalía vivió durante el siglo XII. Sin datos fehacientes sobre su
biografía, la leyenda asegura que a los catorce años se retiró a vivir como
ermitaña a una cueva. En cualquier caso, su culto en la Sicilia de la época era
enorme, siendo representada como ermitaña o con hábito agustino, con los
atributos de una corona de rosas (su nombre significa guirnalda de rosas), un
crucifijo y una calavera (por su penitencia). Sus restos fueron encontrados en
una gruta durante el siglo XVII, considerándose como protectora contra las
continuas plagas de peste. Es la Patrona de Palermo.