Iniciamos el recorrido
del lado norte (nave del Evangelio) del tempo metropolitano.
Ante la esquina que
forman los lados sur y oeste de la catedral, justo delante de la puerta de
comunicación con la iglesia del Sagrario, se sitúa una amplia vitrina
horizontal en cuyo interior se expone el Pendón
de San Fernando, aquel que el monarca remendó con sus propias manos tras
ser dañado en un ataque sarraceno durante el cerco a la Sevilla islámica, lo
que le llevó a ser adoptado por el gremio de los sastres como patrono.
Desgraciadamente, debido a la posición de la vitrina y los reflejos en los
vidrios que la forman, las fotografías obtenidas no son de buena calidad.
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Pendón de San Fernando. |
La portada de acceso a
los pies de la iglesia del Sagrario
se abre en el inicio de esta nave del Evangelio y, aunque está dotada de
puertas de vidrio y se puede ver el interior, no se puede pasar desde aquí, por lo
que su única entrada es desde el exterior, a través de la portada que se abre a
la avenida de la Constitución. También suelen estar cerradas sus otras dos
puertas, que se abren al Patio de los Naranjos. Por esta causa, su visita la
dejaremos para el final. No obstante, ello no es impedimento para que admiremos
la portada en sí desde el interior de la catedral.
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Portada del Sagrario, con la vitrina en la que se expone
el Pendón de San Fernando en primer término. |
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Ático de la portada-retablo de la iglesia del Sagrario, con San Fernando en el centro
y las Santas Justa y Rufina, San Leandro y San Isidoro a los lados. |
De esta forma, comprobamos que se trata de una portada de estilo
retablo, que fue trazada
por Pedro Sánchez Falconete en el último tercio del siglo XVII. Un gran arco
de medio punto está flanqueado por dos pares de columnas de orden corintio que
sostienen un entablamento sobre el que se sitúan las esculturas de San Fernando (centro) con
las Santas Justa y Rufina y los hermanos Leandro e Isidoro a los lados.
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Vidriera sobre la portada de la iglesia del Sagrario.
Santos Juanes, San Miguel y San Gabriel. Enrique Alemán, 1.478. |
A su lado se encuentra
la Capilla de San Antonio, que
es la Capilla Bautismal de la
Catedral. A ella se accede bien a través de una puerta lateral que da a la
portada de la iglesia del Sagrario, bien a través de la portada principal desde
la nave del Evangelio de la Catedral.
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Entrada lateral de la Capilla de San Antonio. |
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Vista general de la Capilla de San Antonio. |
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Portada principal de la Capilla de San Antonio. |
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Detalle de la reja de la Capilla de San Antonio,
en la que aparece un Apostolado y una imagen de la Piedad en el centro. |
En el centro se sitúa una
magnífica pila bautismal renacentista del siglo XVI realizada en
mármol blanco, con adornos vegetales en la taza y ángeles danzando en la
base.
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Pila Bautismal de la Capilla de San Antonio. |
En el muro derecho, enmarcado por
una moldura tallada de Bernardo Simón de Pineda, se encuentra el
cuadro La Visión de San Antonio, que
da nombre a la capilla. Esta obra de grandes proporciones data
de 1.656 y es una de las creaciones más notables de Bartolomé Esteban Murillo.
En la parte inferior del cuadro, San Antonio, en medio de la penumbra y con los
brazos extendidos dirige su mirada a la parte superior del lienzo donde se
representa al Niño Jesús en el centro de una intensa luz y rodeado por nubes y
numerosos ángeles.
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Retablo de San Antonio, ensamblado por Bernardo Simón de Pineda,
con lienzos de Murillo: La Visión de San Antonio y El Bautismo de Cristo. |
Este cuadro ha sufrido
diversos avatares a lo largo de la historia: en 1.810 estuvo a punto de ser
robado por el mariscal Soult, del ejército de Napoleón; el Cabildo de la
Catedral consiguió hacerle desistir entregándole a cambio El Nacimiento de la Virgen, también
de Murillo, que actualmente se encuentra en el Museo del Louvre (en
realidad, el infame Soult renunció al cuadro porque no le cabía en los salones
de su château).
El 4 de noviembre de
1.874, unos desconocidos mutilaron la obra para apoderarse de la figura de San
Antonio; afortunadamente un anticuario de Nueva York, el señor Schaus, se
hizo con el fragmento y lo devolvió a la Catedral sevillana, en un
gesto de enorme generosidad. Tras un proceso de restauración no demasiado
afortunado volvió a exponerse el año 1.875.
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La Visión de San Antonio (detalle).
Se puede apreciar por donde cortó el salvaje que mutiló la obra. |
En la parte superior del
retablo se sitúa otra obra de Murillo, eclipsada en parte por la altura a que se encuentra y por el tamaño de su vecino de abajo. Se trata de El Bautismo de Cristo, de gran calidad artística, que
data de 1.668, es decir, doce años después de La Visión de San Antonio, lo que implica una mayor destreza y experiencia del genial pintor. Fue restaurado recientemente con motivo de la exposición realizada en el Hospital de los Venerables Murillo y Justino de Neve: el arte de la amistad, con el patrocinio de la Fundación Focus. Sería de agradecer que se regulasen correctamente los focos que iluminan este retablo, ya que el exceso de luz y reflejos hace difícil su contemplación.
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El Bautismo de Cristo. B. E. Murillo, 1.668. |
Dentro de la Capilla de
San Antonio hay más objetos. Así, en el muro frontal de la capilla vemos la
imagen tallada en piedra de la Virgen de
los Olmos, que coronaba la entrada del corral de vecinos (Corral de los
Olmos) que existía antiguamente junto a la Puerta de los Palos. Posteriormente,
tras el derribo del corral en 1.790, se colocó en una hornacina labrada en el
primer cuerpo de la Giralda, guardándose el original en 1.986 para protegerlo de las obras de restauración de la Giralda y colocándose en su
lugar una réplica. En 1.992, con motivo de la Magna Hispalensis, se situó la imagen original en su emplazamiento
actual de la capilla de San Antonio, en tanto que su copia quedó
definitivamente instalada en la Giralda.
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Virgen de los Olmos original. Capilla de San Antonio. |
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Réplica (poco afortunada) de la Virgen de los Olmos,
situada en la cara de la Giralda que se asoma a la Plaza de la Virgen de los Reyes. |
Sobre ella luce la gran
vidriera realizada en 1.685 por Juan Bautista de León, que representa, como es
habitual en la ciudad, a las Santas Justa y Rufina protegiendo la Giralda.
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Vidriera de Santa Justa y Santa Rufina. Juan Bautista de León, 1.685. |
La otra vidriera de esta
zona se sitúa en la parte alta del muro del Evangelio, sobre la bóveda de la capilla,
realizada por Enrique Alemán en 1.478, que nos muestra a los Cuatro
Evangelistas.
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Los Cuatro Evangelistas. Enrique Alemán, 1.478. |
Aun quedan por ver más obras de arte en esta
capilla. En el muro izquierdo cuelgan cinco lienzos de variada temática, calidad discreta y diferentes autores, la mayoría anónimos: Virgen con el Niño, Presentación el el templo, San Pedro orando ante Cristo amarrado a la columna, La imposición de palio a San Isidoro (Lucas Valdés, 1.710) y San Antonio ayudando a Cristo a bajar de la cruz.
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Muro izquierdo de la Capilla de San Antonio. |
En
la pared frontal, a los lados de Virgen de los Olmos, vemos La Adoración de los Magos y La
Circuncisión.
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Muro frontal de la Capilla de San Antonio. |
Terminamos
aquí esta entrada.
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