Delimitada por las calles Vírgenes, San José y Muñoz y Pabón, en un pequeño ensanche que recibe el nombre de plaza de Nuestro Padre Señor de la Salud, frente a la zona más antigua del convento Madre de Dios, encontramos la iglesia de san Nicolás.
Su origen, como ocurre en tantas cosas en esta ciudad, es legendario. Hay quien dice que en su solar existía un templo consagrado a Hércules; otros afirman la presencia de una cueva, mandada excavar por el emperador Trajano para desplazarse desde Itálica a Hispalis bajo tierra, en la que, en época romana, se rendía culto al Demonio que hablaba a sus fieles a través de un ídolo; finalmente, una tercera versión nos habla de un templo cristiano visigodo, reconvertido en mezquita primero y, posteriormente en iglesia mozárabe. Siendo esta zona la más antigua de la ciudad, parece que la tercera interpretación es la que tiene más visos de ser la real.
Su origen, como ocurre en tantas cosas en esta ciudad, es legendario. Hay quien dice que en su solar existía un templo consagrado a Hércules; otros afirman la presencia de una cueva, mandada excavar por el emperador Trajano para desplazarse desde Itálica a Hispalis bajo tierra, en la que, en época romana, se rendía culto al Demonio que hablaba a sus fieles a través de un ídolo; finalmente, una tercera versión nos habla de un templo cristiano visigodo, reconvertido en mezquita primero y, posteriormente en iglesia mozárabe. Siendo esta zona la más antigua de la ciudad, parece que la tercera interpretación es la que tiene más visos de ser la real.
Iglesia de san Nicolás de Bari. A la izquierda, el convento Madre de Dios. |