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miércoles, 18 de noviembre de 2015

Iglesia de Santa María Magdalena, IV - Nave central y presbiterio.

Retrocedemos ahora hacia los pies de la iglesia para iniciar el recorrido de la nave central y el presbiterio.
Nave central vista desde el sotocoro.
En las imágenes podemos comprobar que la nave se cierra mediante bóveda de cañón, dotada de numerosos lunetos que aportan una considerable cantidad de luz al interior del templo.
Nave central vista desde el presbiterio.
En el crucero destaca la cúpula octogonal, gallonada, rematada con linterna, estando decorada en la parte exterior con figuras escultóricas que representan indígenas americanos, los cuales simbolizan el importante significado evangélico que tuvo la Casa Madre dominica para los territorios de ultramar de la corona española. Todo el conjunto está rematado por una corona real de hierro forjado. 
Cúpula del crucero.
En el interior, las pechinas están decoradas con relieves de madera policromada con escenas del Antiguo Testamento, sostenidas por el águila y el león alado (símbolos de los evangelistas Juan y Marcos) que se deben al taller de Pedro Roldán. Las pinturas de ángeles y arcángeles que cubren los gajos del interior de la cúpula, y el simbólico sol del interior de la linterna, se deben a Lucas Valdés.
Cúpula semiesférica sobre pechina del crucero.
La nave del transepto presenta unas tribunas, realizadas en madera tallada y dorada, sobre las que aparecen dos pinturas al fresco, igualmente de Lucas Valdés: El suplicio de Diego Duro, (que representa un auto de fe, ya mencionado en la entrada correspondiente al Castillo de San Jorge) en el brazo de la Epístola y La entrada de San Fernando en Sevilla, en el del Evangelio. Sobre ellas, cuatro figuras de bulto redondo representan los padres fundadores de la iglesia latina: San Agustín de Hipona, San Jerónimo de Estridón (ambas en el lado de la Epístola), San Ambrosio de Milán y San Gregorio Magno (Evangelio).
Tribunas, pinturas y esculturas del brazo de la Epístola.
El suplicio de Diego Duro. Lucas Valdés.
Tribunas, pinturas y esculturas del brazo del Evangelio.
Entrada de San Fernando en Sevilla. Lucas Valdés.
Hemos llegado ante el Retablo Mayor. Se trata de un hermoso ejemplo de talla barroca, de las primeras décadas del XVIII. Ocupa una superficie de 160 metros cuadrados y alcanza 16 metros de altura, lo que lo convierte en el segundo más grande la ciudad, tras el altar mayor de la Catedral. El programa figurativo es vehículo para la exaltación de la Orden de Predicadores a través de sus santos más representativos, aunque reservando la zona central del ático para el altorrelieve de la Conversión de San Pablo. 
Retablo Mayor.
Aquí vemos a la Virgen del Rosario presidiendo la Capilla Mayor.
Consta de banco,  sotobanco, dos cuerpos de tres calles compartimentadas por columnas salomónicas, y ático. Las esculturas que lo componen están atribuidas a Pedro Duque Cornejo, excepto San Pablo, anónimo de comienzos del XVII y la Magdalena, que es de Felipe Malo de Molina, de 1.704.
Sotobanco y primer cuerpo.
Primer cuerpo.
Sobre el sagrario vemos una pequeña Inmaculada (72 centímetros), fechada en el siglo XVII, procedente del antiguo virreinato de Nueva España, en Méjico, habiendo sido legada en 1.669 por el capitán Miguel Beltrán de Benavides tras su regreso de tierras americanas, muy bien dotado de haberes.
Magdalena e Inmaculada.
En el primer cuerpo podemos ver a Santo Domingo de Guzmán, Santa María Magdalena y San Francisco de Asís. El segundo nos muestra a los papas dominicos Benedicto XI y Pío V, entre los que se intercala la imagen de San Pablo, anterior titular del templo. Finalmente, en el ático hay un relieve que representa La conversión de San Pablo camino de Damasco, con las figuras de Santa Catalina de Siena y otra religiosa de la Orden.
Santo Domingo de Guzmán.
Santa María Magdalena.
San Francisco de Asís.
Segundo cuerpo y ático.
Segundo cuerpo.
Benedicto XI.
San Pablo, primitivo titular del templo.
Pío V.
Obsérvese en estas dos fotografías del ático del retablo el antes y el después de la reciente restauración.
En los laterales del presbiterio existen dos portadas de mármoles rojos rematados por hornacinas que representan la Esperanza (derecha) y la Caridad (izquierda). Sobre ellas dos grandes lienzos pintados por Lucas Valdés: David y el traslado del Arca de la Alianza y La reconstrucción del templo de Jerusalén en tiempos del profeta Ageo
Muro derecho del presbiterio.
David y el traslado del Arca de la Alianza.
Muro izquierdo del presbiterio.
La reconstrucción del templo de Jerusalén en tiempos del profeta Ageo
Púlpito y tornavoz.
La bóveda de la Capilla Mayor se dedica a El Triunfo de la Fe, de Lucas Valdés; aparece la imagen de la Fe, rodeada de medallones que representan los cuatro continentes entonces conocidos: Europa, Asia, África y América. Santos de la orden dominica y adornos vegetales completan la decoración de este espacio.
Bóveda de la Capilla Mayor. El Triunfo de la Fe, Lucas Valdés.

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