La última visita a los edificios
de la Compañía de Jesús nos lleva a la calle Jesús del Gran Poder, número 40.
Se trata de la iglesia del Sagrado
Corazón.
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Portada de la iglesia del Sagrado Corazón. |
Ocupa el solar, en parte, de lo
que fue el antiguo convento-noviciado de los frailes Mínimos de San Francisco
de Paula, edificio iniciado en 1.589, siendo provincial el padre Alonso Becerra
(¡!). En sus inicios, la puerta principal del convento se abría al llamado Sitio del Potro, en la Alameda de
Hércules, aunque también tenía entradas (que sí se conservan) por la calle de
las Palmas (hoy Jesús del Gran Poder) y por la calle del Puerco (actual
Trajano). Las obras se dilataron, debido a las habituales dificultades
económicas, hasta 1.646, año en que se pudo finalizar la Capilla Mayor del
templo.
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Fachada de la iglesia, en la calle Jesús del Gran Poder. |
Una puerta en el muro del
Evangelio de la iglesia conducía al patio principal, de dos plantas. La
inferior estaba conformada por cuatro galerías, abiertas al patio, en cuyo
centro se situaba una fuente con el caño colocado bajo el nivel del suelo, con
cuatro pequeños escalones, al estilo del Hospital de la los Venerables. El piso
superior estaba cerrado, disponiendo de balcones con vistas al patio.
Desgraciadamente, los sucesos
acaecidos durante el siglo XIX provocaron la desaparición del conjunto de edificios, con la
única excepción de la iglesia que, sin embargo, también sufrió el expolio y deterioro de
imágenes, muebles y pinturas. Así, las tropas francesas saquearon el convento
en 1.810, no pudiendo reabrirse hasta cuatro años más tarde. La Desamortización
de 1.835 lo transformó en cuartel de Artillería de Montaña y, más tarde, en
viviendas. La iglesia, por su parte, fue cedida en 1.866 a los jesuitas pero, durante
La Gloriosa, en 1.868, el Gobierno
republicano la incautó, siendo vendida, curiosamente, a la Sociedad Bíblica de
Londres, que estableció en ella la primera iglesia evangélica de la localidad.
En 1.887, doña Dolores Armero y
Benjumea compró la iglesia a Mr. John Sutherland Black, con dinero de su padre,
rescatándola de nuevo para el culto católico. Encomendó su gestión a los
jesuitas, propietarios desde entonces, con el título del Sagrado Corazón de
Jesús. Completaron el terreno comprando o recibiendo en donación otras casas
que había entre el hogar de la donante y la iglesia. En este espacio se levantó el actual
edificio.
La fachada de la calle Trajano del
conocido como Colegio de los Luises es de estilo neogótico italiano, realizada
en ladrillo tallado, al igual que los adornos de los arcos polilobulados de las
numerosas ventanas, las cenefas con motivos vegetales e incluso la talla de San
Ignacio que corona la puerta de entrada, realizada por José Laffita. Sobre esta,
está situada una torre-mirador, que se eleva una planta sobre el resto, abierta
por sus cuatro lados, rematada por una intrincada crestería. El conjunto se
edificó bajo la dirección de Aníbal González, entre 1.913 y 1.920, siendo
bendecido este último año.
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Fachada del colegio a la calle Trajano. |
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San Ignacio de Loyola preside la entrada al antiguo colegio. |
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Puerta principal.
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En la fachada de la calle Jesús
del Gran Poder, en cambio, no asoma el ladrillo, sino un paramento revocado y
encalado. La entrada consiste en un gran vano adintelado, situado entre
pilastras que soportan un entablamento profusamente adornado, que muestra el
emblema IHS en el centro y motivos vegetales en los lados. Encima, una cornisa
apoyada sobre canecillos sostiene un frontón, curvo y partido, enmarcando un
retablo cerámico, anónimo, del siglo XVII, del fundador de la Orden de los Mínimos, San
Francisco de Paula; se le representa penitente en el desierto, vestido con
hábito y acompañado por querubines.
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Retablo cerámico de San Francisco de Paula, inicial titular del templo. |
Y ya que hablamos de azulejos,
tan solo hay que mirar las fotos para darse cuenta que esta fachada está
provista de numerosos conjuntos cerámicos, dispuestos aleatoriamente, reflejo
de las distintas épocas en que fueron colocados.
En el lado izquierdo (mirando a
la puerta de frente) y abajo, vemos representado al padre Francisco Tarín, gran
propagador de la advocación del Corazón de Jesús, que fue sepultado en este
templo. Es azulejo moderno, de 1.987, pintado por Juan Sánchez Cueto y
realizado por Cerámica Santa Ana.
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El Venerable padre Francisco Tarín. |
Sobre él aparece San Cristóbal,
anónimo y del XVII, con San Isidoro más
arriba.
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San Isidoro. Anónimo, siglo XVII. |
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San Cristóbal. Anónimo, siglo XVII. |
En el lado derecho del vano de
entrada podemos contemplar los azulejos que representan a San Jerónimo en el
desierto y San Leandro, todos ellos anónimos del siglo XVII.
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Lado derecho de la puerta de entrada. |
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San Leandro. Anónimo, siglo XVII. |
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San Jerónimo en el desierto. |
Más a la derecha, retablo del
Sagrado Corazón de Jesús, de Arturo Ojeda en 1.925, elaborado por Cerámica
Montalván y un tríptico cerámico con imágenes de San José, la Virgen con el
Niño y San Juan Bautista, parcheados de mala manera, por cierto.
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San José, la Virgen con el Niño y San Juan Bautista. |
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Retablo del Sagrado Corazón de Jesús. |
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Pintado por Arturo Ojeda, 1.925, para Cerámica Montalbán. |
Finalmente, podremos observar una
pequeña torre, de caña cuadrada, cuerpo de campanas de planta cuadrangular con
un vano de medio punto por cada cara y decoración de azulejos de color azul. Se
corona con un remate más pequeño, de sección rectangular, con arcos de medio
punto en sus cuatro lados, cegados por paños cerámicos con figuras, en muy mal
estado de conservación.
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Torre de la iglesia. |
Ha llegado el momento de pasar
al interior de la iglesia. Es de planta rectangular, distribuida en tres naves,
siendo la central más alta y ancha. Están separadas por amplios arcos de medio
punto, sostenidos por grandes pilastras
adornadas con yeserías de motivos vegetales, que se prolonga hasta la siguiente
planta; sobre ellas se apoya una larga cornisa corrida que, a su vez, soporta
el muro en el que se abren grandes y numerosas ventanas que aportan luz al
templo. Cubre la nave una magnífica cubierta de armadura con técnica de par y
nudillo y decoración de piñas de mocárabes, fechada a mediados del XVII.
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Vista general desde la entrada. |
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Presbiterio y crucero. |
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Cubierta mudéjar de la nave central. |
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La Anunciación. |
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El Niño discutiendo entre los doctores. |
Tomada conciencia del aspecto
general del templo, pasamos a su visita pormenorizada.
A nuestra izquierda
encontraremos la Capilla de las Ánimas,
en la que se encuentra el sepulcro del padre
Tarín, sacerdote valenciano que desarrolló una importante labor asistencial
entre los más pobres de las zonas de San Roque y San Benito de nuestra ciudad.
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Capilla de las Ánimas. |
Tiene la capilla una cubierta
plana, con pinturas al fresco de ángeles, que se ve necesitada de restauración.
Al fondo, retablo de las Ánimas Benditas del Purgatorio, de principios del
siglo XX, con medallones laterales de los Sagrados Corazones de Jesús y la
Virgen, y pintura en el ático representando la Virgen con el Niño.
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Cubierta de la Capilla de las Ánimas. |
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Retablo de las Ánimas. |
Ante el muro del lado derecho
de la capilla está situado el sepulcro del padre Tarín, declarado Venerable en
1.987, flanqueado por dos pequeñas alacenas que contienen diversas reliquias
suyas. Encima, fijado a la pared, el crucifijo con el que solía bendecir a los
fieles.
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Sepulcro del padre Tarín. |
En la capilla también podemos
observar un retrato moderno y un busto realizado en bronce del Venerable.
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Retrato y busto del Venerable padre Tarín. |
Salimos de la Capilla de las
Ánimas e iniciamos el recorrido de la
nave del Evangelio.
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Vista de la nave del Evangelio desde la Capilla de las Ánimas. |
En primer lugar, encontramos el altar de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, imagen que lo preside
y cuya cabeza fue tallada por Enrique Pérez Comendador, afamado escultor del
siglo XX, cacereño de Hervás (donde tiene dedicado un magnífico museo), que
dejó en nuestra ciudad algunos importantes trabajos: monumento a la Infanta María Luisa Fernanda de Borbón en el
Parque de María Luisa, las dos Alegorías
de la ciudad de Sevilla situadas en la Glorieta de San Diego o la figura de
Alfonso X, el Sabio, del monumento a
San Fernando en Plaza Nueva.
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Altar de Nuestra Señora del Sagrado Corazón. |
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Nuestra Señora del Sagrado Corazón. |
A los lados de la Virgen vemos
estatuas de San Luis Gonzaga (izquierda mirando de frente) y San Estanislao de
Kotska y, en el ático, una pintura de la Virgen apareciéndose a un santo jesuita,
cuya identidad no logro distinguir.
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San Luis Gonzaga. |
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San Estanislao de Kotska. |
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Ático del altar de Nuestra Señora del Sagrado Corazón. |
La siguiente parada tiene lugar
ante el altar de San Francisco de
Paula, neoclásico, del siglo XX. A los lados del antiguo titular del templo
hay dos medallones pintados que representan a San Andrés Bobola y San Pedro Claver.
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Altar de San Francisco de Paula. |
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San Francisco de Paula. |
El primero fue un santo polaco
que murió martirizado por los cosacos en el siglo XVII, cuyo cuerpo apareció
incorrupto dos siglos más tarde, condición que sigue manteniendo en la actualidad.
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San Andrés Bobola. |
Pedro Claver era español,
contemporáneo del anterior, santificado por dedicar su vida a aliviar el
sufrimiento de los esclavos que llegaban al puerto negrero de Cartagena de
Indias.
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San Pedro Claver. |
A continuación se sitúa el altar de plata de La Milagrosa. La mejor
forma de describirlo es la utilizada por el padre Fernando García Gutiérrez en
un artículo publicado en la Revista de la Archidiócesis de Sevilla:
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Altar de plata de La Milagrosa. |
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La Virgen Milagrosa. |
La imagen de la Milagrosa, que actualmente se encuentra en la iglesia del
Sagrado Corazón de Sevilla, tiene una historia singular: la dejaron los
jesuitas para un centro de acogida, titulado Centro del Niño Jesús de Praga, en
la calle Quevedo, en la primera decena del siglo XX. Se produjo alrededor de
esta imagen una enorme devoción popular, porque se decía que abría y cerraba
los ojos… La devoción llegó a tanto, que se encargó al gran arquitecto Aníbal
González que construyera una basílica para esta imagen, en la finca que habían
comprado los jesuitas- Huerta del Rey-, de la que sólo se hizo hasta el
basamento de las columnas. Hacia 1950 se cerró el centro de la calle Quevedo,
y la imagen de la Virgen se llevó a la iglesia de la Compañía. Se llevaba con
ella un magnifico retablo de plata repujada, que había hecho para la imagen el
célebre orfebre Cayetano González.
Según otro conocido orfebre, Fernando Marmolejo, este retablo era una de
las mejores obras de Cayetano González. Es de un tamaño reducido (350 cm de
alto por 200 cm de ancho), y sobre el sagrario tiene una hornacina en la que
está colocada la Milagrosa; sobre ella hay una pequeña cúpula coronada por una
corona. A los dos lados hay dos hornacinas y tiene varios escalones sobre
el altar. En el centro del frontal está la Anunciación de la Virgen repujada en
la plata.
Todo el repujado de este retablo recuerda, en sus frisos, elementos
decorativos, cornisas… otras obras de Cayetano González, como el paso del Señor
de la Pasión, el palio de la Concepción de la Hermandad del Silencio, etc. Es
una joya desconocida de la orfebrería sevillana, que mantiene la memoria de una
imagen sencilla, que en otro tiempo arrastró multitudes por la devoción
mariana.
Como se puede ver,
amable lector, poco más podría añadir.
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Zona del Evangelio que queda por recorrer. |
Sustentadas por peanas,
a los lados del retablo, podemos ver dos imágenes de San Ignacio de Loyola y
San Francisco de Borja, realizadas en terracota y policromadas, que por su
semejanza y época se consideran relacionadas con las tallas de ambos santos llevadas
a cabo por Martínez Montañés para la iglesia de la Antigua Casa Profesa de los
Jesuitas de la calle Laraña.
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San Francisco de Borja. |
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San Ignacio de Loyola. |
Dos grandes lienzos
escoltan este retablo: la Virgen
protegiendo bajo su manto a los padres jesuitas y la Inmaculada chica de Murillo del Museo de Bellas Artes.
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La Virgen protegiendo bajo su manto a los padres jesuitas. |
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Inmaculada Chica. Copia del original de Murillo. |
Situémonos ahora ante
la Capilla Mayor. Está cubierta (al
igual que los brazos del transepto) por bóveda de cañón, decorada con casetones
octogonales. El crucero, en cambio, se cubre con bóveda semiesférica sobre
pechinas, con los mismos adornos de casetones y una gran piña de mocárabe en el
centro. Está igualmente adornada con casetones octogonales. Las pechinas
muestran pinturas de los cuatro Evangelistas.
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Retablo Mayor. José Frapolli Pelli, mediados del siglo XIX. |
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Presbiterio. Muro del Evangelio. |
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Presbiterio. Muro de la Epístola. |
El retablo Mayor es
neoclásico, realizado con mármoles de dos colores, rojo y negro, es de un autor
poco conocido, un suizo llamado José Frapolli Pelli, que tiene alguna obra más
en el cementerio de San Fernando, así como en las catedrales de Málaga y Cádiz.
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Otra vista del retablo Mayor. |
Consta de banco, dos
cuerpos de tres calles cada uno, (separadas en el primer cuerpo por pilastras y
en el segundo por columnas estriadas) y ático. Está presidido por una gran
escultura del Sagrado Corazón de Jesús, con la Virgen con el Niño y San José a
sus lados.
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Altar de plata. |
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Primer cuerpo del retablo. |
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La Virgen María con el Niño. |
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Sagrado Corazón de Jesús. |
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San José con el Niño. |
El segundo cuerpo nos
muestra al fundador de la Compañía, San Ignacio de Loyola, sosteniendo un
ejemplar de sus Ejercicios Espirituales,
con sendos relieves laterales que representan el Calvario (Xtus Psus est pro nobis: Cristo
Jesús es para nosotros) y la Natividad (Ctus
natus est nobis: Cristo nacido para nosotros).
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Segundo cuerpo del retablo. |
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Relieve izquierdo. |
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San Ignacio de Loyola. |
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Relieve derecho. |
Coronan las tres calles
sendos frontones triangulares con diversos adornos.
Todo el frontal del
altar está delicadamente repujado en plata.
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Bóveda del crucero. |
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San Juan. |
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San Mateo. |
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San Marcos. Falta San Lucas, que incluiré próximamente. |
Ante el retablo de San Alonso Rodríguez (según indica el rótulo) iniciamos el trayecto. Este santo jesuita segoviano, muy poco conocido fuera de
la Orden, vivió en el siglo XVI. Tomó los hábitos tras los sucesivos
fallecimientos de su esposa y sus tres hijos, distinguiéndose por su austeridad
y espiritualidad, brindando consejos y consuelo a sus hermanos durante los 32
años que desempeñó el cargo de portero del Colegio de Nuestra Señora de
Montesión, en Mallorca. Difundió y popularizó el Oficio Pequeño de Inmaculada
Concepción, de ahí que se presente habitualmente sosteniendo una pequeña figura
de la Inmaculada.
Sin embargo, un amable lector me aclara que la figura que preside el retablo no representa al santo jesuita, sino a San Felipe Neri, procedente del antiguo retablo mayor del antiguo Oratorio (hoy iglesia de San Alberto de Sicilia), que actualmente se conserva en el convento de San Antonio de Padua (más detalles en Comentarios).
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Retablo de San Alonso Rodríguez. |
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San Miguel Arcángel. |
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El titular del retablo, San Alonso Rodríguez (San Felipe Neri, en realidad). |
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Arcángel San Rafael. |
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Ático del retablo. |
Está escoltado por figuras
de los arcángeles Miguel y Rafael, con una pequeña Dolorosa en el ático, todas
del XVIII.
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Niño Jesús representado como pastor de almas. |
A continuación cuelga del
muro un cuadro de chapa galvanizada con la imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, cuyo original, pintado sobre
tabla (siglos X-XI), se encuentra en la
iglesia de San Alfonso, en Roma.
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Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. |
San Francisco de Borja, en retablo de estilo neogótico, es la
siguiente parada. La imagen data del siglo XIX y presenta al santo jesuita con
la típica iconografía, sosteniendo con la mano izquierda la calavera de la
emperatriz Isabel de Portugal y con la derecha el crucifijo. Debajo, pequeña
pintura del Sagrado Corazón.
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Retablo de San Francisco de Borja. |
Estamos ahora ante un
pequeño retablo que nos muestra la escena del Calvario, con aspecto moderno, del que
no he podido encontrar ninguna información.
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Calvario. |
Un nuevo retablo neogótico
viene después, dedicado a Santa Teresa
de Jesús, cuya imagen fue realizada a principios del pasado siglo.
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Retablo de Santa Teresa de Jesús. |
Finalmente aparece una
talla moderna de Santa Teresita de
Lisieux sobre una peana.
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Santa Teresita de Lisieux. |
A los pies de la nave principal, sobre la
entrada, está situado el coro, sostenido por una estructura de madera tallada,
y en donde aún se conserva el órgano realizado a comienzos del XIX por el
maestro organero Pedro Otín.
Aún queda una parte por
visitar. En la cabecera de la nave del Evangelio se abre una puerta, que nos
conduce a una habitación cuadrada en la que vemos un altar dedicado a un
sacerdote ¿con hábito coral?, mostrando el Sagrado Corazón en su pecho. No he
podido identificarlo y la mala calidad de la foto que hice no ayuda.
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Retablo desconocido. |
Frente a él vemos una
nueva imagen del Sagrado Corazón situado sobre el orbe.
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Sagrado Corazón de Jesús. |
Esta sala sirve, además, de
comunicación con la zona llamada popularmente Colegio de los Luises, que linda con la calle Trajano, donde se situaban
el Centro Vida, Radio Vida o el Cine-Club Vida, que fue cedido en 2.012 a las
Fundaciones SAFA y Loyola, vinculadas a la Compañía de Jesús.
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Puerta de comunicación entre la iglesia y el antiguo Colegio de los Luises. |
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Salida a la calle Trajano. |
De esta zona apenas puedo
aportar imágenes publicadas en su página web: http://sede.fundacionsafa.es.
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Caja de escaleras. |
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Biblioteca. |
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Recuerdos del Cine-Club Vida. |
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Azotea. |
Termina aquí esta larga peregrinación entre las principales edificaciones que poseyó (algunas les queda) la Compañía de Jesús en Sevilla. Como se ha podido comprobar, la
incidencia e influencia de la orden en nuestra ciudad ha sido importante durante
casi cinco siglos. Su huella aún permanece en las mentes de los sevillanos.
Se dice: "Aún queda una parte por visitar. En la cabecera de la nave del Evangelio se abre una puerta, que nos conduce a una habitación cuadrada en la que vemos un altar dedicado a un sacerdote ¿con hábito coral?, mostrando el Sagrado Corazón en su pecho. No he podido identificarlo y la mala calidad de la foto que hice no ayuda".
ResponderEliminarEsa imagen es de San Francisco Javier, con roquete o sobrepelliz. Tiene las manos abre su pecho abriendo la sotana, porque escribió desde la India que el pecho le ardía de amor de Dios. Es una representación muy conocida. La gente le tiene mucha devoción a esta imagen y se para a rezarle.
Esa habitación cuadrada es como un zaguán, entrando por la calle Trajano.
Gabriel Verd Conradi, sj. gvc@jesuitas.es