El origen del colegio se sitúa
en el monasterio de San Albano, en Valladolid, conocido popularmente como Colegio de los Ingleses. Fue fundado por
el jesuita inglés Robert Parsons (o Persons, castellanizado como Roberto
Personio), bajo patrocinio de Felipe II, con el fin de formar a jóvenes
ingleses católicos que quisiesen cursar estudios eclesiásticos en España, para
volver a su país y plantar cara al protestantismo oficial en la Inglaterra de
la época. Tal éxito tuvo la iniciativa que, en apenas dos años, se hizo
necesaria la apertura de un segundo centro en la península.
Robert Parsons (o Persons), fundador del Colegio de los Ingleses de Sevilla. |
El padre Parsons, que ya conocía Sevilla por viajes anteriores, decidió instalar el nuevo colegio en nuestra ciudad. Así, con el patrocinio del monarca español, el jesuita regresa a Sevilla acompañado por cuatro jóvenes estudiantes (según otros autores era once, entre los que se encontraba Francisco de Borja). Se instalaron inicialmente (corría el mes de noviembre de 1.592) en una casa alquilada en la plaza de San Lorenzo, de donde se trasladaron tres meses después a la plaza de la Magdalena y, final y definitivamente, a la calle de las Armas (actual Alfonso XII), en el lugar que ocupan hoy en día la Escuela de Estudios Hispano-americanos y la iglesia de San Gregorio.
La Escuela de Estudios Hispano-Americanos ocupa el antiguo solar del Colegio de los Ingleses. |
La actual iglesia de San Gregorio era la antigua capilla del Colegio de los Ingleses. |
Y es que Robert Parsons supo
moverse muy bien entre la nobleza nobiliaria y eclesiástica de la zona. Ya de
entrada, traía una carta personal de Felipe II, dirigida al arzobispo Rodrigo
de Castro (descendiente de los Lancaster ingleses), instándole a que ayudara en
todo lo posible al portador de la misiva. Una vez en la ciudad, el sacerdote
jesuita obtuvo favores de gente tan principal como el obispo de Jaén,
Francisco Sarmiento, el obispo auxiliar de Sevilla y luego de Coria, Francisco
de Carvajal, los duques de Medina Sidonia, Arcos, Alcalá, Béjar y Sessa, los marqueses
de Priego y Ayamonte, la marquesa de Tarifa y otros particulares, como los
veinticuatro Juan de Arguijo y Miguel de Jáuregui.
La iglesia, por su parte, fue
financiada por doña Ana Espinosa, viuda del general de la flota de Indias Álvaro
de Flores Quiñones, y sus hermanos, Pedro de la Torre y Juan Castellanos, que
aportaron en total 13.000 ducados de oro, a cambio de obtener licencia para ser
sepultados en el templo.
La iglesia de San Gregorio Magno es lo único que queda del colegio. |
Sin embargo, esta bonanza económica duró poco tiempo. Una serie
de variados factores provocaron que, en los menos de sus dos siglos de vida, la
actividad de este centro estuviera casi siempre al borde del desastre: gran
riada de 1.626, un desfalco en 1.646, epidemia de peste de 1.649, traslado del
Puerto de Indias de Sevilla a Cádiz en 1.717.
Lateral de la iglesia y Escuela de Estudios Hispano-Americanos. |
El número de estudiantes ingleses descendió de diecisiete en
1.646, a cinco en 1.662, a dos en 1.692 y ninguno al año siguiente. Para seguir
en activo, el colegio admitió durante los veinte años siguientes estudiantes
irlandeses e internos españoles.
Finalizó para siempre su actividad en 1.767, con motivo de la
expulsión de la Orden, dispersándose su patrimonio artístico por el Colegio de
San Albano, de Valladolid, el colegio de San Jorge, de Madrid, las bibliotecas
de las Universidades de Sevilla y Complutense de Madrid o la Real Academia de
Medicina de Sevilla.
Puerta de entrada a la iglesia de San Gregorio Magno. |
Este patrimonio estaba integrado, a pesar de las estrecheces
económicas, por obras de importantes autores:Triunfo de San Gregorio, de Juan de Roelas,(pasó
al Colegio de San Albano, en Valladolid en 1.767, donde quedó hasta mediados
del siglo XX, en que se trasladó al Ushaw College, en el condado de Durham,
Reino Unido. Afortunadamente, en 2.010 fue devuelta, -restaurada, todo un
detalle- al Colegio de San Albano. Estaría bien que se aplicara ahora el mismo
criterio y la pintura regresara a la iglesia de San Gregorio), Santo Tomás de Canterbury, de Francisco de Herrera, el Viejo, un Apostolado, también del círculo de Roelas, un Ecce Homo de Martínez Montañés, una talla de la Virgen del Rosario, atribuida a La Roldana, Cristo vestido con hábito jesuita, anónimo, la pintura anónima Virgen de los Ingleses, una pintura de
un Crucificado, del círculo de
Pacheco, diversos santos jesuitas y una serie de ocho retratos de reyes y reinas santos ingleses, atribuidos a
Francisco Pacheco.
El Triunfo de San Gregorio, de Juan de Roelas, era una de las muchas obras de arte que albergaba el Colegio, y que luego se repartieron entre distintos centros. |
Carlos III adjudica el
edificio, en 1.771, a la Real Academia de Medicina, con el fin de convertirlo
en sede de la misma y, aunque la cesión fue temporal, la institución permanece
allí hasta 1.932. Hubo de adaptar el colegio a sus nuevas funciones, y así, el
refectorio fue transformado en biblioteca, las celdas en salas para secretaría,
salón de actos, gabinetes, y el patio en un notable jardín botánico, con
numerosos ejemplares traídos desde América y Oceanía.
La iglesia no estaba incluida
en la cesión, aunque de facto se usaba como si lo estuviera, pues era usada para
las funciones religiosas de la Real Academia. Se re-estrenó en 1.777, tras las
obras necesarias y la adquisición del ajuar y
ornamentos necesarios; recordemos que todo su patrimonio pictórico y
escultórico fue enajenado.
Imágenes del derribo del Colegio. Cortesía de www.elpasadodesevilla.blogspot.com. |
Casi un siglo más tarde, en
1.867, le es concedido a la Hermandad del Santo Entierro de Nuestro Señor
Jesucristo y María Santísima de Villaviciosa el usufructo vitalicio de la
iglesia, así como una pequeña parcela del jardín.
En 1.929, durante la Dictadura
de Primo de Rivera, el Gobierno hace cesión del edificio al Ayuntamiento por
ciento cincuenta mil pesetas de la época. Sin embargo, impuso una serie de
condiciones que no se cumplieron, por lo que el edificio permaneció diez años
deshabitado, a merced de vándalos y expoliadores.
Finalmente, lo que fuera
Colegio inglés de San Gregorio Magno es derribado y, en 1942, se levanta un
edificio para sede de la Escuela de Estudios Hispanoamericanos, labor que sigue
desarrollando en la actualidad. La iglesia permaneció cerrada al culto, aunque la
Hermandad seguía ubicada en ella y allí continúa en la actualidad.
En 1.939, el Ayuntamiento,
propietario del templo, procede a su restauración y a la construcción de una
sencilla vivienda aledaña, para uso de frailes mercedarios que, desde entonces,
se ocupan del culto y cuidado del templo.
Hay muy pocos datos, tanto
escritos como fotográficos, del interior del Colegio, aunque se conservan
algunas imágenes del derribo del edificio tras la marcha de la Academia de
Medicina.
Y aquí termina el recorrido de
otro edificio señero de nuestra ciudad, hoy tristemente desaparecido, como
tantos otros. No me considero un don Tancredo del patrimonio (figura tan sevillana), mi pretendo
defender que el centro de Sevilla debería lucir como en el siglo XVII, pero no
me digan ustedes que era necesario el derribo total del colegio para adaptarlo
a sus nuevas funciones. En fin…
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