Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid (1.048-1.099).
Desde muy joven sirvió a Sancho II de Castilla, combatiendo a Alfonso VI de León y García, rey de Galicia, hermanos de Sancho, que esperaban unificar el trono que el padre repartió a su muerte entre sus hijos. Sancho captura a Alfonso y se proclama rey de León, pero su hermana Urraca se hace fuerte en la ciudad de Zamora, apoyada por parte de la nobleza leonesa. Durante el sitio de Zamora. Sancho II es asesinado por Bellido Dolfos, con lo que Alfonso recupera el reino de León y se anexiona el de Castilla.
En este contexto se produciría la conocida Jura de santa Gadea, en la que El Cid exige al rey Alfonso juramento de no haber intervenido en la muerte de su hermano. Hoy día, el episodio se considera como una leyenda que apareció más de un siglo después de los presuntos hechos.
Aunque en principio la relación entre Rodrigo y Alfonso fue buena, con el paso de los años se fue deteriorando hasta el punto de ser desterrado en 1.080. Sin señor a quien servir se pone al servicio del rey de la taifa de Zaragoza, Al-Mutamán, comenzando una serie de exitosas campañas que le llevarían por toda la zona de levante. Sin embargo, en 1.086, el ejército almorávide se adentra en el Reino de León, lo que provoca que Alfonso VI perdone a Rodrigo Díaz y lo ponga de nuevo a su servicio. No duró mucho esta situación, pues apenas dos años después rey destierra de nuevo a Rodrigo, esta vez con confiscación de todos sus bienes.
A partir de este momento, El Cid se considera liberado de toda servidumbre al rey y emprende, ya como caudillo independiente, una serie de incursiones sobre levante que le reportaría tributos de la ciudades de Valencia, Lérida, Tortosa, Denia, Albarracín, Alpuente, Sagunto, Jérica, Segorbe y Almenara.
Tras el verano de 1.092, con el Cid aún en Zaragoza, el cadí Ibn Yahhaf con el apoyo de la facción almorávide promovió la ejecución de Al-Qadir, que pagaba tributo al Cid, y se hizo con el poder en Valencia. Al conocer la noticia, el Campeador regresa a Valencia a comienzos de noviembre y sitia la ciudad. Tras casi un año de cerco, Valencia se rinde y Rodrigo toma posesión de ella. Los almorávides no se conforman y envían un ejército tras otro para recuperarla, pero El Cid los vence a todos, unas veces apoyado por Pedro I de Aragón, otras por su antiguo señor Alfonso VI y otras por el conde Barcelona Ramón Berenguer III.
Rodrigo fallece en 1.099. Su esposa, Jimena, consigue defender la ciudad durante tres años más, pero finalmente se ve obligada a abandonarla, con la ayuda de Alfonso VI.
Desde poco después de su muerte y hasta nuestros días, Rodrigo Díaz de Vivar ha dado lugar a una serie de obras que relatan hechos y leyendas sobre su vida: poemas, obras de teatro, novelas, pinturas, óperas y, más modernamente, cine y televisión. |
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