Nuevo accidente informático. Comenzamos aquí la reedición de las entradas correspondientes a la
Catedral de Sevilla, incluyendo la reposición de fotografías perdidas y la
inclusión de nuevos textos e imágenes.
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Puerta del Príncipe. |
La Montaña Hueca, como
llaman algunos a la Catedral de Sevilla hace honor a su nombre: es enorme. Pero,
además, está llena de obras de arte. Y cuando quiero decir llena, me refiero a
que está llenísima. Tallas de madera policromada, de piedra, de plata, de
marfil, majestuosos altares, órganos gigantescos, grandiosas rejas forjadas,
sepulcros de piedra, mármol y alabastro, objetos de culto de oro, plata y
piedras preciosas, enormes candelabros de plata y una exposición de pinturas
que ya quisieran para sí muchos museos nacionales.
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Réplica a tamaño natural del Giraldillo. |
Es recomendable asegurarse del horario para el día de nuestra
visita, ya que el habitual suele verse alterado en determinadas fechas debido a
diferentes actividades de culto. También es necesario armarse de una buena
dosis de paciencia, pues las colas son largas, excepto a la hora de comer, en
que la cosa está bastante más tranquila.
Antes de pasar al interior, adjunto el plano del edificio,
elaborado por mí de la forma más completa que he podido, y que servirá de guía
en los sucesivos capítulos (para abrir, pinchar sobre los enlaces).
Nos introducimos en la Catedral de Santa María de la Sede, que tal
es su verdadero nombre, por una pequeña entrada lateral que encontramos en la
Puerta del Príncipe. Ya antes de entrar podemos contemplar con detenimiento la
réplica a tamaño real del Giraldillo (o Giraldilla) que adornó nuestra Giralda
durante el tiempo que duró la restauración del original.
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Bóveda de la entrada al edificio. |
El
vestíbulo tiene a la izquierda una sala en la que se ofrece al visitante
libros, cedés y recuerdos del monumento. No por su cometido comercial está
exenta de arte, ya que un completo apostolado adorna sus paredes.
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Apostolado. |
Tras pasar por el mostrador de recepción en el que se abonan los ocho euros reglamentarios (salvo nativos, parados o discapacitados, que es de gañote), entramos en una primera sala.
Sala Inicial. El Pabellón.
En ella encontramos una selección de obras como anticipo de lo que
veremos durante toda la visita. Se da la circunstancia que el Cabildo dispone
de un enorme fondo de obras de arte, que permite la rotación de las mismas en
algunos espacios de la catedral. Es el caso de esta sala, por lo que es posible
que en posteriores visitas veamos obras que no aparecen en estas páginas o, por
el contrario, haya fotografías de otras que no estén presentes.
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San José con el Niño. Pedro Roldán, 1664. |
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San Jerónimo, penitente. Pablo Legot, 1640. |
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Inmaculada con Miguel Cid. Francisco Pacheco, 1619. |
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La Gloria. Juan de Roelas, 1615. |
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Cruz patriarcal del arzobispo Jaime de Palafox y Cardona. Anónimo, siglo XV. |
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Cabeza de Ecce Homo. Gaspar Núñez Delgado, 1600. |
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Crucificado de marfil. Anónimo, siglo XVII. |
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Atril de de plata de la capilla de la Virgen de la Antigua. Anónimo, 1.604. |
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Gremial de seda, bordado en oro, con cuentas de coral. Anónimo, siglo XVII. |
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Procesión en las gradas de la Catedral. Anónimo, 1620. |
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San Fernando. Murillo, 1.671. |
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San Juan Bautista en el desierto. Zurbarán, 1.640. |
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Adoración de los pastores. Francisco Antolínez, 1.678. |
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Santas Justa y Rufina. Santos Leandro e Isidoro. Ignacio de Ríes, 1.650. |
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San Pedro liberado por el Ángel. Juan Valdés Leal, 1.663. |
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Altar de Plata de la Catedral de Sevilla para las celebraciones de Carnaval e
Inmaculada. Domingo Martínez, 1.714.
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Adoración de los Pastores con San Francisco de Asís. Anónimo, siglo XVIII. |
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San Fernando. Anónimo de la escuela de Murillo. |
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Aparición de Cristo a la samaritana. Agustín Leonardo, 1.624. |
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Niño Jesús. Anónimo, siglo XVII.
Bandeja de plata dorada y esmaltes de Limoges. Siglo XVI.
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Abraham servido por tres ángeles. Abraham van Diepenbeck, hacia 1650. |
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La Magdalena. Artemisia Gentileschi, 1622-1625. Escuela barroca italiana. |
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Virgen del Rosario. Francisco de Zurbarán. 1645-1650. |
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Cabeza de San Juan Bautista. Juan de Mesa, hacia 1625. |
Patio de la entrada.
Una vez recorrida esta Sala pasamos a ver el patio que hemos podido
contemplar a nuestra derecha, a través de las cristaleras. Contiene un pozo de
buen tamaño y una pequeña fuente adosada a la pared con varias placas de piedra
grabada junto a ella. A la izquierda encontramos una gran losa de mármol blanco
con la escritura prácticamente ilegible y en el centro del patio se exponen dos
aras romanas, encontradas seguramente en alguna prospección arqueológica.
Salimos del patio y, a través de un pequeño pasillo que se
transforma en pasadizo, accedemos a la nave central de la Catedral.
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Pasillo de acceso a las naves centrales. |
El interior del templo lo iremos viendo en sucesivas entradas.
Acceso a toda la catedral adaptado a personas con movilidad reducida.
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