Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad.

Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad y sus alrededores

miércoles, 12 de junio de 2013

Una curiosidad en París: iglesia dedicada a san Fernando.

Aprovechando la amplia oferta de viajes low-cost tan de moda en estos tiempos de crisis, un mes de enero de hace un par de años me marqué una escapada con la señora a París, ciudad que dicen "del amor".

Teníamos curiosidad por comprobar si seguía teniendo el mismo encanto que cuando la visitamos por primera vez, allá por el año noventa del siglo pasado.


Desgraciadamente, no fue así y la encontramos atestada de gente, sucia y muy mal mantenida pero, como ese no es el tema de la presente entrada, pasemos al meollo del asunto. El caso es que, paseando sin rumbo por sus calles, encontramos una iglesia abierta al público (cosa rara, al igual que en Sevilla) y, aunque en París el interior de los templos no tiene nada que ver con los españoles (están prácticamente vacíos de contenido), algo me impulsó a acercarme a este. Era la iglesia de san Fernando de Ternes y curiosamente, este san Fernando es el nuestro, o sea, Fernando III de Castilla, conquistador y patrón de la ciudad de Sevilla.

Iglesia de san Fernando de Ternes.
La Revolución Francesa supone la desaparición de la parroquia Villiers la Garenne, de la que dependían los habitantes del barrio de Ternes, que son adscritos a Neuilly, en las afueras de París.

En 1.827, el señor de Verzy cede al consejo municipal de Neuilly su mansión de Ternes, con la condición de que en la planta baja se instalara una capilla. De este templo original no queda más que el nombre.
San Fernando, Cristo en la cruz y santa Teresa de Lisieux.
El aumento de la población en la zona hace necesaria la construcción de una iglesia. El municipio de Neully adquiere en 1.842 un solar para tal uso por un importe de 20.000 francos. El responsable del proyecto fue el arquitecto protestante Lequeux y la inauguración por parte del arzobispo de París, Dennis Auguste Affre, tiene lugar en 1.847, poniéndose el nuevo templo bajo la advocación de san Fernando, en referencia a Fernando III de Castilla, canonizado en 1.671 por el papa Clemente X.

Apenas diez años después, es preciso agrandar la iglesia, adquiriéndose 2.250 m2 adicionales al vecino conde d’Armeillé. Una nueva ampliación tiene lugar entre 1.872 y 1.878 a cargo de los arquitectos Brey y Vandremer.
Espadaña de la iglesia.
En 1.970, la renovación de esta zona del barrio hace necesario el traslado del templo que, piedra a piedra, es desplazado a su ubicación actual, en la plaza de la Puerta de Ternes, tras el Palacio de Congresos.

Con el fin de adaptar la iglesia a las disposiciones adoptadas en el Concilio Vaticano II, entre 1.990 y 1.991 se encarga a la decoradora Madeleine Diener dicho trabajo, que conjuga los estilos bizantino y carolingio de la iconografía del templo con la espiritualidad, la liturgia y la catequesis actuales.

El edificio tiene la fachada de ladrillo visto, de estilo neo-bizantino, con la puerta principal haciendo chaflán en una esquina. Sobre unas gradas formadas por varios escalones aparecen tres arcos de medio punto, sobre los que se muestran tres altorrelieves con las imágenes de san Fernando, Cristo en la cruz y la santa Teresita del Niño Jesús (del autor Georges Muguet), vistos de izquierda a derecha. Remata el muro una espadaña con múltiples arcos que alojan las cuatro campanas de que dispone la iglesia.
La iglesia vista desde la puerta de entrada.
La planta es de cruz latina, con el brazo principal cubierto por tres cúpulas de media naranja (una de ellas en el crucero), con pinturas de los apóstoles en las pechinas, en tanto que el presbiterio dispone de bóveda de cañón, al igual que los brazos del crucero. Los arcos torales descansan sobre columnas pareadas de mármol, con capiteles romano-bizantinos.
Desde el lado del Evangelio.
Desde el lado de la Epístola.
La puerta de entrada desde el presbiterio.
El ábside está decorado por una pintura mural de Pierre Dionisi que representa, en su parte baja, la Última Cena, y arriba la Exaltación de la Eucaristía, que sirve de fondo a la escultura que nos muestra la Resurrección de Cristo. Un relieve del Cordero preside el altar.
La nave central se cubre con bóvedas de media naranja, en cuyas pechinas aparecen representados los doce apóstoles.
En el brazo derecho del crucero podemos ver:
Las pinturas representan los Sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Penitencia. 
El relieve de mármol nos indica que este san Fernando es "el nuestro".
En el frontal de este mismo lado veremos:
Capilla de san José.
Santa Teresa de Lisieux, también conocida como santa Teresita del Niño Jesús, goza de gran veneración en toda Francia.
Pila Bautismal.
En el presbiterio se nos muestra la Resurrección de Cristo.
Brazo del crucero del lado izquierdo.
En el frente de este lado aparece la representación de La Coronación de la Virgen.
El Crucificado es obra de Antoine-Auguste Préault (siglo XIX).
La pintura que preside este lado nos muestra los sacramentos de  la Confesión, el Matrimonio y la Extremaunción.
Imagen de san Antonio de Padua.
Varias vidrieras permiten el paso de luz natural hacia el interior.
Curiosas las Estaciones del Vía Crucis.
Reflexión: es curioso que una ciudad tan “fernandina” como Sevilla no tenga una iglesia con la advocación del patrón de la ciudad y, en cambio, en un lugar tan laico como París sí exista desde hace más de siglo y medio.

3 comentarios:

  1. Qué cosas, ¿verdad? una iglesia en el mismísimo París dedicada a San Fernando, patrón de Sevilla y conquistador de todo el Valle del Guadalquivir. Y tiene su gracia la iglesia, muy bizantina y con pinturas y vidrieras muy coloridas. No está nada mal.
    Aprovecho, querido amigo, para despedirme hasta que pase el verano y se inicie el curso escolar. Ya estamos dando carpetazo por aquí. Que tengas un gran verano. Abrazos.

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    1. ¿Qué tal la vuelta al trabajo, Paco?
      La verdad es que aquí en Sevilla tenemos una iglesia (y gran iglesia, además) dedicada a Luis IX de Francia, más popularmente llamada de San Luis de los Franceses. Por cierto, a ver si terminan ya la restauración, que estoy deseando ver cómo ha quedado.
      Saludos.

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  2. Reflexión: es curioso que una ciudad tan “fernandina” como Sevilla no tenga una iglesia con la advocación del patrón de la ciudad y, en cambio, en un lugar tan laico como París sí exista desde hace más de siglo y medio. la-voz.net/ricardo-palma/

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