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martes, 25 de septiembre de 2012

Iglesia de la Concepción Inmaculada (Hermandad de la Sed), -II y final.


En el año 2.003 se dota a la iglesia de un retablo para los titulares de la Hermandad de la Sed. En él reciben culto las imágenes del Cristo de la Sed (Luis Álvarez Duarte, 1.970, en madera de pino de Flandes) y de la Virgen de Consolación (Antonio Joaquín Dubé de Luque, 1.969). Ambas tallas son titulares de la Hermandad de la Sed, que hace estación desde este templo el Miércoles Santo. En 1.985 se encarga la imagen de san Juan Evangelista a Dubé de Luque.
Retablo de los titulares de la Hermandad de la Sed.


La talla de Nuestra Señora de Consolación, Madre de la Iglesia, es una Dolorosa de candelero, la única imagen en Sevilla que tiene los ojos azules. La imagen mide ciento sesenta y nueve centímetros, tallada en su busto y sus manos. Tiene pestañas artificiales que dulcifican su mirada baja y llorosa. La boca entreabierta deja ver los dientes tallados y la lengua.
Virgen de Consolación.
Virgen de Consolación. Detalle.
El Santísimo Cristo de la Sed mide 1,73 metros de alto. Se trata de un Cristo vivo, fijado a la Cruz con cuatro clavos, siguiendo el modelo impuesto por el Cristo de la Clemencia. Representa el pasaje evangélico de la Quinta Palabra de Nuestro Señor en la Cruz, según el Evangelio de san Juan, Capítulo XIX, Versículos 28,29: “Sabiendo Jesús que todas las cosas estaban cumplidas, para que se cumpliese la Escritura dijo: TENGO SED. Estaba puesto allí un paso lleno de vinagre. Los soldados, pues, empapando en vinagre una esponja y envolviéndola a una caña de hisopo, aplicarónsela a la boca". A los pies de la cruz, se encuentra la reliquia de san Juan de Dios.
Santísimo Cristo de la Sed.
Detalle.
San Juan Evangelista.
Relicario de san Juan de Dios.
El retablo dedicado a san Antonio de Padua viene a continuación. Es de estilo neoclásico y un solo cuerpo. La hornacina está ocupada por el santo titular, que porta al Niño Jesús en el brazo izquierdo y en el derecho el habitual lirio. En el ático aparece un relieve policromado con el motivo de la Asunción de la Virgen.
Retablo de san Antonio de Padua.
San Antonio con el Niño.
Ático del retablo. Relieve policromado de la Asunción de la Virgen.
Cuando intenté situarme ante el presbiterio para fotografiar el retablo mayor, se me llamó la atención por parte de un colaborador de la parroquia. El motivo era la exposición en el altar de Jesús Sacramentado, de lo cual no me había apercibido. Lo malo es que posteriormente he podido comprobar que siempre que esté la iglesia abierta a los fieles, salvo durante las misas, estará expuesto Jesús Sacramentado, lo que en la práctica hace imposible obtener imágenes “decentes” del retablo. Aún así puede obtener alguna imagen desde una zona más lejana.
Altar Mayor de la iglesia de la Inmaculada.
De esta manera podemos comprobar que se trata de un retablo de estilo neoclásico, construido enteramente en mármol de diferentes colores. Predominan el gris y el blanco, sobre cuyo fondo resaltan las cuatro columnas de color rojo que sostienen tres arcos de medio punto. En el central se sitúa una Inmaculada Concepción de talla completa, en tanto que los laterales muestran sendos mosaicos que representan El Sagrado Corazón de Jesús, apareciéndose a la religiosa santa Margarita María de Alacoque y La Sagrada Familia de Nazaret.

La Inmaculada actual es obra del imaginero José Antonio Navarro Arteaga, de 2.005, que sustituyó a la anterior de 1.937 (procedente del convento de las religiosas del Socorro), que había ocupado a su vez el lugar de la imagen primitiva (atribuida a Martínez Montañés), quemada en los sucesos de 1.937. La talla de las religiosas del Socorro se conserva en el presbiterio, junto a la pila bautismal.
Esta talla de la Inmaculada presidió el altar mayor entre 1.937 y  2.005.
Vista de la puerta principal y el coro desde la zona del presbiterio.
Iniciamos el camino de regreso hacia la puerta de entrada por el lado del Evangelio. El primero es el retablo de san José, neoclásico también, con figura del titular en la hornacina central, situándose sobre repisas a sus lados tallas de san Joaquín y santa Ana. En el ático vemos un lienzo de La Divina Pastora.
Retablo de san José.
San José, con san Joaquín y santa Ana.
Le sigue el retablo del Sagrado Corazón de Jesús, con diseño de Martín Ongay, mientras que el tallado de pino de Flandes, es obra de Luis Jiménez Espinosa y el dorado de Antonio Sánchez González. El titular salió de los talleres de Antonio Illanes en 1.944. En el ático vemos una imagen de una Virgen con el Niño en brazos, de Manuel Chiappi, de los años 40, que es copia de un fragmento del lienzo que Valdés Leal hizo de La Aparición de la Virgen y el Niño a san Ignacio de Loyola en Pamplona, para la Casa Profesa de la Compañía de Jesús.
Retablo del Sagrado Corazón de Jesús.
Ático del retablo. Virgen con el Niño, Manuel Chiappi, años 40.
La talla del Sagrado Corazón es de Antonio Illanes, de 1.944.
El más cercano a la puerta es el retablo de la Virgen de los Reyes, presidido por una imagen de vestir de tamaño académico, obra del escultor y orfebre contemporáneo Manuel Domínguez. A los lados de la Virgen se sitúan pequeñas tallas de san Martín de Porres y san Judas Tadeo. En el muro de la derecha luce una fotografía artísticamente enmarcada de la Virgen del Rocío.
Retablo de la Virgen de los Reyes.
Virgen de los Reyes.
San Martín de Porres, el popular fray Escoba.
San Judas Tadeo,  santo de las causas difíciles y desesperadas.
Ante este retablo suele estar colocada la custodia procesional encargada en 1.997 a los hermanos Manuel, Francisco y Federico Caballero González. Construida en madera de cedro Real, consta de una parihuela en madera de pino de Flandes, sobre la que se sitúan tres cuerpos, que albergan sendas imágenes de la Inmaculada (primer cuerpo), el Santísimo Sacramento (segundo) y una representación alegórica de la Fe (tercero).
Custodia procesional, tallada en madera de cedro real.
Y con esto hemos terminado la visita a este templo, moderno, y por tanto con mobiliario y enseres de poca antigüedad, pero en el que, curiosamente, es donde más fieles he encontrado rezando (no de visita como yo) a media mañana. Se nota que es una parroquia bien enraizada en el barrio.

No hay impedimento para personas con movilidad reducida.

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