Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad.

Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad y sus alrededores

sábado, 29 de octubre de 2011

Conjunto Arqueológico de Itálica -I.

Aprovechando que ya se han ido las calores me he decidido a hacer una pequeña excursión fuera de la ciudad, y qué mejor sitio para ello que la ciudad romana de Itálica, ese lugar al que todos hemos ido alguna vez, pero que cada vez que regresamos nos sorprende con nuevas vistas y detalles inéditos.
Colina sobre la que se asienta Itálica.
Hagamos un poco de historia.

El Conjunto Arqueológico de Itálica esta localizado en el municipio de  Santiponce, apenas a siete kilómetros del centro de la ciudad de Sevilla.
Itálica y Santiponce vistos desde el mirador oriental.
Se trata del asentamiento romano más antiguo de la península y del primero existente fuera de territorio italiano. Fue fundada en el año 206 a.C. por el general Publio Cornelio Escipión tras luchar con los cartagineses en la batalla de Ilipa, que tuvo lugar en la cercana localidad de la actual Alcalá del Río. En Itálica estableció un campamento en el que los participantes en la batalla pudieran curar sus heridas. El asentamiento llegó a ser estable, recibiendo el nombre de Itálica en memoria de la patria de origen de las legiones de Escipión, Italia.

Busto de Publio Cornelio Escipión, el Africano.
Galería Nacional de Arte. Nápoles, Italia.
El lugar concreto elegido por el general romano fue una colina cercana al Guadalquivir, a medio camino entre las ciudades de Hispalis (Sevilla) e Ilipa (Alcalá del Río), y junto a un poblado turdetano desde donde se controlaban las comunicaciones con Lusitania y los enlaces fluviales.
Estatua de Trajano. Alameda de Hércules, Sevilla.
Busto de Trajano, a la entrada de Itálica.
La época de mayor desarrollo llegó con los emperadores Marco Ulpio Trajano (53-117 d.C.), nacido en la ciudad, y Publio Aelio Adriano (76-138 d.C.) cuya familia provenía de ella. Bajo el mandato de este último, la ciudad tuvo un gran desarrollo y se le otorgó la categoría de colonia con el nombre de Colonia Aelia Augusta Itálica. La presencia de importantes grupos de senadores procedente de la ciudad en la capital del Imperio propició el crecimiento de Itálica.
Busto de Publio Elio Adriano.
Museo Arqueológico de Sevilla. Origen: Itálica.
Posteriormente, la ciudad fue decayendo económica y urbanísticamente entre los siglos III y IV, a medida que crecía la vecina localidad de Hispalis, hasta su desaparición definitiva en época de la ocupación musulmana.

La ciudad.
Itálica se puede dividir en dos zonas bien diferenciadas: la Vetus Urbs (ciudad vieja) y la Nova Urbs (ciudad nueva). La primera, Vetus Urbs, fue la ciudad fundada por el general Escipión y actualmente se encuentra bajo el casco urbano de Santiponce y olivares cercanos. De ella se conoce muy poco y tan solo se ha excavado en algunos solares o patios...
Entrada de Itálica. A la derecha, el anfiteatro y a la izquierda, el camino que va hacia la Nova Urbs.
Reproducción de la diosa Diana. El original se 
conserva en el Museo Arqueológico de Sevilla.
Reproducción de la diosa Venus. El original se
conserva en el Museo Arqueológico de Sevilla.
La Nova Urbs, el barrio nuevo, fue construida por el emperador Adriano. Funcionó aproximadamente un siglo, desde el segundo tercio del siglo II hasta mediados o finales del siglo III, y es la parte del conjunto arqueológico que se puede visitar. Se supone que esta ciudad estaba honoríficamente dedicada a Trajano. Era una zona residencial y monumental.
Cardo Maximus.
Las calles de Itálica son amplias, con una  anchura de 16 metros y aceras porticadas, pudiéndose apreciar aún actalmente el enlosado, los bordillos de las aceras y los cimientos de los pilares de los pórticos. El trazado de las calles es octogonal, formando manzanas rectangulares. Hay dos calles principales: el Cardo Maximus, con orientación norte-sur y el Decumanus Maximus, que cruzaba perpendicularmente el anterior.
Bordillos de las aceras.
Decumanus Maximus.
La ciudad estuvo dotada de abastecimiento de aguas y red de cloacas. El agua llegaba a las cisternas, y de estas se distribuía a los edificios principales, las termas y a las fuentes en los cruces de las calles, a través de tuberías de plomo, fistulae. El acueducto del siglo I, que tomaba el agua de manantiales del río Guadiamar, cerca de Gerena, se amplió, añadiendo un ramal de unos 15 kilómetros que recogía el agua de las llamadas Fuentes de Tejada, junto a Escacena del Campo, a unos 36,5 kilómetros de la ciudada, con un caudal diario de unos 13.000 m3. Al final del acueducto se construyó otro tramo que desviaba el agua a la cisterna, situada en la parte más alta de Itálica en el extremo oeste con una capacidad de unos 900.000 litros.
Cartel explicativo donde se detalla el sistema de recogida y vertido de aguas de la ciudad de Itálica.
Las aguas fecales y las sobrantes del acueducto se vertían a las cloacas, visibles actualmente en los cruces de las calles. Se aprovecharon las dos vaguadas sobre las que se asienta la ciudad, como colectores. Una vez construidas las cloacas se construyeron las calles y se pavimentaron.
Rejillas de las cloacas, en los cruces de las calles.
Salida de las cloacas. (Fotografía cortesía de Joaquín Morales García).
La Nova Urbs destaca por los edificios públicos, seis por lo que se conoce hasta ahora, y por las Domus (casa unifamiliares para familias con cierto nivel económico) espléndidas que forman un conjunto residencial lujoso repleto de mosaicos, estatuas y mármoles importados de Grecia y Mauritania. La mayoría de las casas reciben su nombre por los mosaicos u ornamentaciones que aún se conservan.

Las excavaciones arqueológicas comenzaron en el siglo XVIII, entre 1751 y 1755, de la mano de Francisco Bruna. Desde entonces, los estudios arqueológicos en la ciudad han sido numerosos.

Realizaré la visita visitando primero la zona más alta, las Termas Mayores (viendo los restos de muralla y la Casa de la Exedra en el camino), con el fin de ir descendiendo después y hacer el camino de vuelta cuesta abajo, que es más cómodo. El final de la Nova Urbs será la visita al Anfiteatro y seguidamente pasaré a la Vetus Urbs, ya en Santiponce, para contemplar el Teatro y las Termas Menores.


Murallas.
Aunque seguramente existió una cerca de madera y tierra, la verdadera muralla se comenzó a construir a mediados del siglo I, bajo el mando de Augusto. Fue ampliada posteriormente por Adriano y se sabe que Leovigildo las restauró en el año 583. Llegaron a alcanzar una longitud de más de tres kilómetros con un espesor medio de 1,5 metros, abarcando un área aproximada de 50 hectáreas.
La entrada a la zona residencial y comercial se realiza a través de las murallas.
Actualmente son muy escasos los restos visibles. Existe un plano topográfico general de Itálica del Padre Zeballos de 1.861, gracias al cual Demetrio de los Ríos hace una descripción que permitía delimitar el perímetro de la muralla y la ciudad.
Se han encontrado restos de una muralla de finales del siglo IV, cuando la ciudad se encogió y se redujo considerablemente, quedando muchas casas del nuevo barrio fuera de ella.

Cerca del anfiteatro en el lado norte por donde se accede al conjunto monumental, se aprecian restos de la cimentación de la muralla y una puerta por la que se accede a la ciudad. La puerta está flanqueada por dos torres paralelepipédicas. La excavación permite ver la sección de los cimientos de las torres y una cloaca que discurre bajo la calle.
La puerta de entrada vista desde adentro.
Sobre el basamento de hormigón se levantaba el muro de sillares que a intervalos de veinte metros exhibía una torre cuadrada de unos cinco metros de anchura. La muralla del nuevo barrio tendría una función más simbólica que defensiva.
Base de la muralla, en la entrada.
Otra zona de la antigua muralla.
El recorrido del recinto amurallado de la zona norte y oeste se conoce bastante bien. Una hilera de cipreses, que podemos ver a nuestra derecha tras atravesar la puerta de la ciudad, marca por donde discurría la muralla por el este hacia el teatro y por el oeste hacia los depósitos de agua.
La hilera de cipreses indica el recorrido de la muralla.
Collegium de la Exedra.
La Casa de la Exedra está ubicada en una gran estructura construida alrededor de un atrio rectangular en cuyo centro hay una piscina curvilínea.
Vistas de la Casa de la Exedra desde su lado izquierdo
(mirando de frente desde el Cardo Maximus).
También poseía una serie de habitaciones adornadas con mosaicos. La villa recibe este nombre por la original disposición de uno de los lados septentrionales, formado por una bóveda que cubría una gran exedra (ambiente abierto destinado a servir de lugar de encuentro y conversación filosófica). 

Incluye unas termas y una alargada palestra, en cuyos extremos se observa la exedra cuya bóveda se halla hundida. El patio central esta presidido por una fuente y presenta pórticos de pilares cruciformes.


Ocupa toda una manzana, unos 4000 m2. En Itálica hay edificios que no tienen clara su interpretación, no se sabe si es un edificio público, una casa o una cofradía.

En los collegia se reunían asociaciones de hombres que trabajaban en los mismos oficios o rendían culto a una divinidad. A ambos lados de la entrada se cuentan siete locales comerciales, tabernae.
Vistas desde el lado derecho de la Casa de la Exedra.
Tras la entrada de planta curva se halla el vestíbulo de unos 60 m2, enmarcado por dos estancias o porterías, cella ostiaria, y en cuyo fondo encontramos dos pasillos: el de la izquierda comunica con el gimnasio y el de la derecha con la calle a través de una entrada secundaria.

El gimnasio está al norte del edificio y mide 10 x 40 metros. Al fondo encontramos la exedra, habitación abovedada de unos 60 m2 que también se comunica con el gimnasio por el exterior a través de la terraza. Una estancia intermedia sirve de nexo entre el vestíbulo y el peristilo (gran patio interior de una casa o edificio público, que se encuentra rodeado por un pórtico de columnas).

Al suroeste del vestíbulo hay una zona de servicio con varias dependencias que incluyen unas letrinas. Por los lados norte y sur se distribuyen las estancias más representativas de la casa. Al fondo del peristilo aparecen dos escaleras, la del sureste conducía al segundo piso y la situada en el centro del edificio comunica con las termas. Al fondo del lado sur encontramos una estancia abovedada.
Vistas desde el lado derecho de la Casa de la Exedra.
La estancia del ángulo sureste se interpreta como vestuario, apodyterium  y junto a este se halla un praefurnium, horno para calentar las estancias; se conservan los arranques de los pilares de ladrillo que sustentaban el suelo.


Volvemos sobre nuestros pasos, atravesamos el Cardo Maximus  y, cuesta arriba por el Decumanus Maximus, nos vamos hacia las 


Termas Mayores o Adrianeas.
Los baños públicos ocupan una manzana excavada en parte y eran conocidos como los baños de la Reina Mora. Datan de la época de Adriano, hacia la primera mitad del siglo II, de ahí el apelativo de adrianeas.

La mayor parte de la prospección fue realizada por Demetrio de los Ríos, pero tras las excavaciones llevadas a cabo en 1.991, se ha llegado a conocer con precisión sus límites, que ocupan una superficie de 32.000 m2. El esquema arquitectónico es helenístico.
Vista de las Termas Mayores desde abajo.
A las termas se accedía por la zona este a través de una escalinata que daba paso al vestíbulo. Tras este se halla la piscina con forma de T, con las paredes y suelos revestidos de mármol blanco. A continuación se accede al resto de las habitaciones del baño y en torno a esta se encuentran las habitaciones de servicio y las dependencias.

Además de las termas propiamente dichas, con las tres salas (caldarium, tepidarium y frigidarium), el edificio albergaba una biblioteca, sala de masajes, sauna, vestuarios y al sur del cuerpo principal se extendería la palestra (lugar en el que practicaba la lucha) que ocuparía casi la mitad de la edificación. El edificio ha sido muy expoliado, pero conserva los pilares de ladrillo para la calefacción.
Las Termas Mayores, vistas desde el observatorio.
Bajando la escalera del observatorio de las Termas, giramos noventa grados a la derecha y giramos la primera calle a la izquierda, ahora ya cuesta abajo. La primera parcela del lado derecho está baldía, pero en la segunda encontramos la

Casa del Planetario.
Iniciada en la época de Adriano, es una de las mansiones destinadas exclusivamente a los notables de Itálica. Estas residencias destacan por su ubicación privilegiada, la calidad de la construcción y el lujo de sus acabados, así como por la extensión de la superficie habitable (casi 1700 m2).
La casa recibe el nombre del mosaico que consta de un círculo dentro del cual se distribuyen siete medallones con bustos. Cada medallón representa los planetas que dan nombre a los días de la semana: Luna (lunes), Marte (martes), Mercurio (miércoles), Júpiter (jueves), Venus (viernes), Saturno (sábado) y Helios (domingo).
Entrada de la Casa del Planetario.
Ocupa la mitad oeste de una manzana y parece que la casa fue objeto de alguna reforma en profundidad. Tras el habitual portal curvado nos encontramos con el vestíbulo dividido en dos habitaciones. En el peristilo se observan las huellas de su remodelación un muro y pilares de ladrillo, y en las habitaciones de la mitad sur no conserva ningún mosaico.


A ambos lados del vestíbulo se hallan dos patios porticados; el patio norte conserva sus mosaicos y por él se accede a los dormitorios con sus mosaicos de cruces gamadas, elementos geométricos, imagen de Medusa y elementos báquicos.
Mosaico de Dioniso y Ariadna.
Junto a este patio encontramos el mosaico que da nombre a la casa.

Selene o Luna (lunes).

Marte (martes).

Mercurio (miércoles).

Júpiter (jueves).
Venus (viernes).

Saturno (sábado).
Helios (domingo).
El peristilo de la Casa del Planetario.
Queda por excavar la parte posterior del peristilo donde podría hallarse el triclinio principal. En el ángulo noreste de la casa se han escavado tres habitaciones,  dos de ellas con mosaicos de motivos geométricos.
La Casa del Planetario vista desde la zona pendiente de excavación.
Habitaciones de la parte noreste de la casa.
Una de las tabernae del exterior de la Casa del Planetario.
En este caso, se trata de una tahona.
Fin de la primera parte.

2 comentarios:

  1. Una aportación de lo más completa e interesante, entran ganas de volver por Itálica.
    Un blog muy bueno, felicidades!!

    ResponderEliminar
  2. Gracias por el comentario.
    En cuanto a Itálica, nunca está de más dar una vuelta por allí de vez en cuando.
    Saludos.

    ResponderEliminar