Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad.

Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad y sus alrededores

jueves, 10 de febrero de 2011

Pedro I el Cruel y la Torre del Oro.

Fue levantada en 1.221, en los postreros momentos de los reinos de Taifas. Su nombre en árabe era bury al-dahab, que venía a expresar el destello dorado de su revestimiento de azulejería, que se reflejaba en el río dañando la vista.
Abud el Olá fue el gobernador almohade que en 1.220 la mandó edificar para defender la ciudad. Se trataba de una torre albarrana de doce lados, que cerraba el paso al Arenal mediante un tramo de muralla que la unía con la Torre de la Plata (de diez lados), con otra torre que no existe actualmente (de ocho lados), con la torre de Ab-del-aziz (de seis lados), con la torre de Santo Tomás (de cuatro lados) y llegaba finalmente al Alcázar. No se puede negar que el álgebra tenía gran importancia en las edificaciones almohades.
Torre del Oro, vista desde el Muelle de la Sal. Se puede observar el cambio de color de las piedras del piso inferior, que fue rellenado con escombros en 1.760 para compensar los daños producidos por el terremoto de Lisboa.
La Torre del Oro cerraba también la entrada al puerto con una gruesa cadena que cruzaba el río y se sujetaba a la Torre de la Fortaleza (ya inexistente) en la orilla de Triana, que defendía el puente de barcas que unía Sevilla y Triana. Esta cadena fue la que partieron los marinos de Ramón Bonifaz en 1.248 con la flota de la Reconquista. Para ello se usaron dos naves pesadamente lastradas con piedras y provistas en sus proas de sierras de acero, impulsadas por remeros que, evitando los proyectiles que les arrojaban desde ambas torres, impactaron contra la cadena, rompiéndola y destruyendo el puente de barcas, cortando de ese modo la llegada de suministros desde el Aljarafe a la sitiada Sevilla.
Parte superior de la Torre, construida por Sebastian van der Borcht en 1.760.
La leyenda cuenta que la Torre del Oro servía como refugio a las damas que cortejaba el Rey Pedro I el Cruel, cuyo más celebre amorío fue el de doña Aldonza, hermana de doña María Coronel, que vivía aquí, en la Torre del Oro, mientras que su amante "oficial", María de Padilla, con la que tuvo cuatro hijos, habitaba en el Alcázar, y a su esposa, Blanca de Borbón, la paseaba por el reino de Castilla (Medina-Sidonia, castillo de Arévalo, Alcázar de Toledo, Sigüenza, Jerez de la Frontera).
Con su esposa Blanca de Borbón sólo cohabitó dos días, marchándose a guerrear contra sus hermanos y no volviéndola a ver. Un año después consiguió la anulación de este matrimonio, pese a la oposición del Papa de Avignon, Inocencio VI, pero cuando todo el mundo creía que se casaría con María de Padilla, lo hizo con la viuda Juana de Castro, a la que, igualmente, abandonó pocos días después de la boda. Una y otra vez, después de cada ruptura, ya fuera matrimonial o extramatrimonial, el rey regresaba junto a María de Padilla. De ésta hablaré más extensamente con motivo de la visita al Alcázar.
María de Padilla.
Blanca de Borbón.
Posteriormente a estos tumultuosos años, la Torre del Oro pasó a ser capilla dedicada a San Isidoro de Sevilla y prisión de personajes de la nobleza.
Con el paso del tiempo, el abandono se cebó con la Torre. Así, llegó al siglo XVI en un ruinoso estado, lo que obligó a realizar una importante obra de consolidación. Gracias a ella, pudo alcanzar el siglo XVIII, en el que el terrible terremoto de Lisboa (1.755) sacudió a la ciudad y afectó gravemente a la Torre.
Fueron momentos críticos para su futuro. En 1.760 se arreglaron los desperfectos macizando la planta inferior de la torre, reforzándola con escombros y mortero, y dejando la puerta del paso de ronda de la muralla como puerta de acceso principal. Ese mismo año se construyó el cuerpo cilíndrico superior, obra del ingeniero militar Sebastián Van der Borcht, artífice también de la Real Fábrica de Tabacos. Estas obras cambiaron el aspecto de la torre respecto al que puede observarse en grabados de los siglos XVI o XVII. Aunque se había llegado a plantear por el asistente Marqués de Monte Real su demolición para ensanchar el paseo de coches de caballo y a efectos de dejar el paso de San Telmo al Puente de Triana más derecho, la fuerte oposición del pueblo de Sevilla, que llegó hasta el rey, impidió que se cometiera tal destrozo.
Otra posterior amenaza de muerte le vino de manos de la Revolución de 1.868, cuyos artífices apresuraron la demolición de los lienzos de murallas, poniendo los restos a la venta para aprovechar sus materiales de derribo. Nuevamente la oposición popular fue la que provocó que la Torre perdurara. Fue restaurada en 1.900 por el ingeniero Carlos Halcón.
Puerta de acceso a la Torre del Oro (actualmente Museo Naval).
Arquitectónicamente, la Torre del Oro, mide 15,20 metros de diámetro y 36,75 metros de altura. Consta de tres cuerpos de argamasa siendo el inferior dodecagonal. El primer cuerpo almohade forma tres pisos que se reparten por medio de arcos semicirculares en tramos alternados, cuadrados y triangulares, cubiertos por bóvedas de arista. Sobre este primer cuerpo, se eleva otro de ocho metros y medio de altura y tres de anchura, hexagonal desde abajo, pero dodecagonal al asomar al exterior. En 1.760 se macizó, dejando sólo un hueco cilíndrico para la escalera de caracol que sube a la terraza. Fue entonces cuando se erigió la linterna circular que forma el tercer cuerpo.
Existen teorías que interpretan la planta dodecagonal como una representación de la Torre de los Vientos vitruviana. Cada faceta del prisma ofrece un aspecto distinto según sea par o impar, variando el orden de ventanas, balcones y saeteras. La decoración exterior es muy sobria. Los dos primeros cuerpos conservan, de su inicial inclusión en la muralla, las almenas. La decoración del segundo cuerpo fue restaurada hacia 1.900 y presenta más complejidad: arcos ciegos de herradura, encuadrados por otros lobulares, alternados con arquillos gemelos. Es uno de los primeros edificios de la Península con decoración cerámica. Este material se utilizó también en la construcción del tercer cuerpo que está cubierto de azulejos dorados. Aparte de las cualidades estéticas, la Torre del Oro tuvo una verdadera importancia defensiva al controlar el paso entre la ribera del río y el Arenal por su situación central, autónoma del exterior, altura y dominio del terreno. Bien dotada de arqueros y soldados, era una torre casi inexpugnable.
El río, desde la Torre del Oro.
El 21 de marzo de 1.936 se dispuso la instalación en la torre del Museo Naval por orden del Ministerio de Marina. En septiembre de 1.942 comenzaron las obras de restauración, durante las cuales se mejoraron el aspecto de la fachada y se habilitaron dos plantas para la exhibición del museo y la tercera para alojar investigadores. Se inauguró el 24 de julio de 1.944, para lo cual se llevaron 400 piezas del Museo Naval de Madrid. El museo muestra en la actualidad diversos instrumentos antiguos de navegación y maquetas, además de documentos históricos, grabados y cartas náuticas, mostrando la relación de la ciudad de Sevilla con el río Guadalquivir y el mar.
En 2.005 fue nuevamente restaurada, encontrándose que el brillo que daba nombre a la Torre, que hasta entonces se atribuía a un revestimiento de azulejos, era en realidad producido por una mezcla de mortero de cal y paja prensada.
Hoy en día, la Torre del Oro es tan emblemática para Sevilla como la mismísima Giralda.

Horario: 
De martes a viernes, de 10.00 a 14.00 h. 
Sábados y domingos, de 11.00 a 14.00 h. 
Cerrado: lunes, agosto, 24 y 25 de marzo, 12 de abril, 2 de mayo, 12 de octubre, 1 de noviembre y 6, 8, 24 y 25 de diciembre.


Entradas. General:  2 € Gratuita: martes y menores de 6 años.

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