Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad.

Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad y sus alrededores

sábado, 29 de enero de 2011

La Estatua de la Fama en la Real Fábrica de Tabacos.

Portada principal de la Fábrica de Tabacos (Glorieta del Cid).
Durante siglos, Sevilla fue el puerto al que arribaban los barcos que procedían de las Indias, con sus valiosos cargamentos de oro y plata y con nuevas variedades de vegetales que revolucionaron la alimentación y costumbres de la época. Así, la dieta europea se vio enriquecida con la incorporación del maíz, la patata, el tomate o la batata. Y además estaba el tabaco, que aunque no se comía proporcionaba (y sigue haciéndolo) pingües beneficios. Por ello, no es extraño que la primera fábrica de tabacos en el mundo se construyera en Sevilla.
Portada de la Facultad de Ciencias (calle Palos de la Frontera).
En un primer momento, los diferentes edificios que realizaban la manufactura del tabaco se encontraban dispersos por toda la ciudad, para reunirse más tarde en un único enclave, en la actual Plaza de San Pedro. Sin embargo, pronto quedó pequeño el emplazamiento y hubo de buscarse una nueva ubicación. El lugar escogido fue extramuros de la ciudad, junto a la Puerta de Jerez, en los terrenos conocidos como “de las calaveras” por haberse usado como cementerio en época romana. Se inició su construcción el año 1.728, por parte de ingenieros militares procedentes de España y de los Países Bajos, concretamente Ignacio Sala, Diego Bordick y Sebastian Van der Borcht. Este último fue el que la terminó en el año 1.770, según se aprecia en las inscripciones de dos de los pilares del puente levadizo del lado oeste.
Tramo superior de la Facultad de Ciencias (calle Palos de la Frontera).
El edificio se extiende sobre una superficie de carácter rectangular de 185 x 147 metros, con ligeros salientes en sus ángulos, rodeado en tres de sus lados por un foso que lo aísla del exterior. Consta de dos plantas y entresuelos en las áreas residenciales.
Garita de vigilancia, con la Fábrica al fondo, junto al Hotel Alfonso XIII.
Arquitectónicamente destaca su esquema general de aires renacentistas y estilo herreriano en su planta, patios y detalles de remate de las fachadas, las cuales están realizadas en cantería y se encuentran enmarcadas por pilastras que se elevan sobre un pedestal que recorre el inmueble. La fachada principal, actual sede del Rectorado de la Universidad de Sevilla, se abre a la calle San Fernando y en ella se aprecia la influencia del estilo barroco, con una portada con dobles columnas a cada lado y en la planta superior, balcón balaustrado y remate con tímpano decorado con atributos reales. Por encima, se levanta la Estatua de la Fama y jarrones de azucenas, obras de Cayetano de Acosta, el mismo autor portugués de las fuentes de mármol blanco de los dos patios interiores y los pináculos que decoran las cuatro esquinas del edificio. 
Foso de la antigua Real Fábrica de Tabacos.
En la Real Fábrica de Tabacos trabajaban sobre todo mujeres, la mayoría de la vecina Triana: eran las cigarreras, mujeres de raza y temperamento, frecuentemente reflejadas en la pintura y la literatura, como fue el caso de la “Carmen” de Mérimée.
Azulejo que se repite en todo el perímetro de la verja exterior.
Sobre la Estatua de la Fama nombrada anteriormente existe una singular leyenda: según cuentan, cuando las cigarreras entraban en la Fábrica, ya fueran solas o en pequeños grupos, había ocasiones en que la Estatua hacía sonar la trompeta que portaba. Nadie sabía la razón por la que unas veces se producía este fenómeno y otras no. No importaba que el grupo fuera grande o pequeño o que fueran cigarreras solitarias las que pasaran; el caso es que el instrumento sólo sonaba de forma aparentemente aleatoria y nadie supo el motivo.
Puerta del Rectorado (calle san Fernando), coronada por la Estatua de la Fama.
De esta leyenda tiene a su vez otra más moderna, aunque con tintes un poco machistas. Al parecer, en los años 70-80  del siglo pasado, un hombre llevaba largo rato mirando fijamente la Estatua de la Fama, cuando se le acercó un viejo bedel de la Universidad, que le preguntó el motivo de tanta atención.
Otra imagen de la puerta del Rectorado.
- Estoy esperando que suene la trompeta – contestó, mientras los estudiantes de ambos sexos pasaban continuamente a su lado.
-Ja, ja, ja –respondió el viejo. – Se morirá esperando.
- ¿Por qué?
- Yo conozco la leyenda porque me la transmitieron mis padres, y a ellos, mis abuelos, y así durante generaciones – afirmo el bedel -. La trompeta suena por un motivo, sólo por uno y por ningún otro: la estatua observa a cada mujer que pasa bajo la puerta del Rectorado y cada vez que pasa una mujer virgen hace sonar la trompeta de alegría, y, amigo, le aseguro que hace trescientos años que no suena...
Estatua del Fama.

2 comentarios:

  1. Hoy esa historia suena políticamente incorrecta

    ResponderEliminar
  2. Lo políticamente incorrecto es subjetivo. A mí, por ejemplo, no me lo parece, por tanto, mi opinión es igual de aceptable que la contraria. La subjetividad no se puede imponer, pues de lo contrario estaríamos hablando de ideología oficial, lo cual suena a otros sistemas políticos de otros lugares del mundo, que esperemos nunca llegue a ser el nuestro. Quien no quiera ir a misa es libre de hacerlo; quien no quiere ver una película pornografica también los, ahora bien, no deben prohibirse ni juzgarse ni menos imponerse ninguna de las dos opciones.

    ResponderEliminar