Comenzamos aquí la
reedición de las entradas correspondientes a la Catedral de Sevilla, incluyendo
la reposición de fotografías perdidas y la inclusión de nuevos textos e imágenes.
La Montaña Hueca, como llaman algunos a la Catedral de Sevilla hace
honor a su nombre: es enorme. Pero, además, está llena de obras de arte. Y
cuando quiero decir llena, me refiero a que está llenísima. Estatuas de madera
policromada, de piedra, de plata, de marfil, majestuosos altares, órganos
gigantescos, grandiosas rejas forjadas, sepulcros de piedra, mármol y
alabastro, objetos de culto de oro, plata y piedras preciosas, enormes
candelabros de plata y una exposición de pinturas que ya quisieran para sí muchos
museos nacionales.
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Réplica a tamaño natural del Giraldillo, delante de la Puerta del Príncipe. |
Es recomendable
asegurarse del horario para el día de nuestra visita, ya que el habitual suele
verse alterado en determinadas fechas debido a diferentes actividades de culto.
También es necesario armarse de una buena dosis de paciencia, pues las colas
son largas, excepto a la hora de comer, en que la cosa está bastante más
tranquila.
Antes de pasar al
interior, adjunto el plano del edificio, elaborado por mí de la forma más
completa que he podido, y que servirá de guía en los sucesivos capítulos.
Nos introducimos en la
Catedral de Santa María de la Sede, que tal es su verdadero nombre, por una
pequeña entrada lateral que encontramos en la Puerta del Príncipe o de San Cristóbal. Ya antes de
entrar podemos contemplar con detenimiento la réplica a tamaño real del
Giraldillo que adornó nuestra Giralda durante el tiempo que duró la
restauración del original. Como dato curioso, contemplad el tamaño del dedo
gordo del pie derecho de la efigie; parece el de Fernando Romay.
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El Giraldillo. Detalle. |
El
vestíbulo tiene a la izquierda una sala en la que se ofrece al visitante
libros, cedés y recuerdos del monumento. No por su cometido comercial está
exenta de arte, ya que varias pinturas adornan sus paredes:
Tras pasar por el
mostrador de recepción en el que se abonan los ocho euros reglamentarios (salvo
que seas nativo, estés parado o seas discapacitado, que es de gañote), entramos
en una primera sala.
Sala Inicial.
En ella encontramos una
selección de obras como anticipo de lo que veremos durante toda la visita.
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San José con el Niño. Pedro Roldán. |
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Santa Justa y Santa Rufina. Miguel de Esquivel, 1.620. |
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San Jerónimo penitente. Pablo Legot, 1.640. |
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Cruz Patriarcal. Anónimo siglo XV. |
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La Gloria. Juan de Roelas, 1.615. |
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Atril de la Capilla de la Antigua. Anónimo, 1.604. |
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Crucificado de marfil. Anónimo del siglo XVII. |
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Cabeza de Ecce Homo. Gaspar Núñez Delgado, 1.600. |
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Gremial de seda bordado en oro, con perlas y cuentas de coral. Anónimo, siglo XVII. |
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Procesión de las gradas de la Catedral. Anónimo, 1.620. |
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San Fernando. Murillo, 1.671. |
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San Juan Bautista en el desierto. Zurbarán, 1.640. |
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Adoración de los pastores. Francisco Antolínez, 1.678. |
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Santas Justa y Rufina. Santos Leandro e Isidoro. Ignacio de Ríes, 1.650. |
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San Pedro liberado por el Ángel. Juan Valdés Leal, 1.663. |
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Altar de Plata de la Catedral de Sevilla para las celebraciones de Carnaval e
Inmaculada. Domingo Martínez, 1.714. |
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Adoración de los Pastores con San Francisco de Asís.
Anónimo del siglo XVIII. |
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San Fernando. Anónimo de la escuela de Murillo. |
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Aparición de Cristo a la samaritana. Agustín Leonardo, 1.624. |
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Niño Jesús. Anónimo, siglo XVII.
Bandeja de plata dorada y esmaltes de Limoges. Siglo XVI. |
Patio de la entrada.
Una vez recorrida esta
Sala pasamos a ver el patio que hemos podido contemplar a nuestra derecha, a
través de las cristaleras. Contiene un pozo de buen tamaño y una pequeña fuente
adosada a la pared con varias placas de piedra grabada junto a ella. A la
izquierda encontramos una gran losa de mármol blanco con la escritura
prácticamente ilegible y en el centro del patio se exponen dos aras romanas,
encontradas seguramente en alguna prospección arqueológica.
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Aras romanas. |
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Vidriera de la Capilla de la Antigua, vista desde el exterior. |
Salimos del patio y, a
través de un pequeño pasillo que se transforma en pasadizo, accedemos a la nave
central de la Catedral:
Por esta pequeña puerta se accede a la nave central de la Catedral de Sevilla.
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