Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad.

Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad y sus alrededores

lunes, 30 de julio de 2012

Basílica Menor de María Auxiliadora (La Trinidad), -I.


La iglesia de María Auxiliadora cuenta con una dilatada trayectoria histórica. Según la tradición oral, su origen se sitúa en la Híspalis de finales del siglo IV d.C., siendo el lugar en el que, según la tradición, se asentaba un antiguo edificio de la época. La leyenda ha considerado que en este edificio estaban las cárceles en las que sufrieron suplicio las primeras mártires sevillanas, Justa y Rufina (284-305 d. C.). Estos subterráneos, no accesibles al público en general, constituyen aún hoy día la zona más antigua de la iglesia, que hunde así sus raíces en el inicio del cristianismo en Sevilla.
En el antiguo claustro, llamado hoy patio de Domingo Savio,
se encuentra la entrada a las Sagradas Cárceles.
Acceso a las Sagradas Cárceles.
El templo actual se erige sobre una iglesia primitiva de la época del rey  Fernando III. Dicha iglesia duró hasta  1.617, año en que, siendo superior Pedro de Ahumada, trinitario calzado, la mandó derribar para edificar una nueva. El proyecto pertenecía a fray Juan Miguel de Peñalosa y la supervisión de las obras corrió a cargo del entonces Maestro Mayor del Cabildo, Miguel Zumárraga, siendo el arquitecto  Juan de Segarra. La nueva iglesia fue inaugurada el 28 de abril del año 1.627.

Como casi todas las instituciones religiosas de la ciudad, pasó por múltiples avatares: saqueada y casi destruida durante la invasión francesa de 1.808, templo trinitario hasta la Desamortización, cuartel de artillería, Seminario Menor desde 1.875, y, por último, primera Casa Salesiana de la ciudad en 1.893.

La unión entre la Hermandad de la Trinidad y los Salesianos es tan estrecha que el 10 de febrero de 1.986 aquella recibía respuesta afirmativa del Rector Mayor a la petición de incluir, entre los Titulares de la hermandad, a San Juan Bosco.
Juan Melchor Bosco, Don Bosco (1.815-1.888).
Juan Melchor Bosco, más conocido como Don Bosco nació en I Becchi, una pequeña aldea cercana a Turín, el 16 de agosto de 1.815. Vivió su infancia en pobreza y solidaridad. Su madre, Mamá Margarita, fue su primera educadora en lo humano y en lo cristiano. Conjugó en la educación de su hijo cariño, fe y exigencia.

A los nueve años soñó que su vida estaría dedicada a la educación de los jóvenes pobres y abandonados, por lo que comenzó a prepararse para esta tarea desde niño. Cuando apenas contaba con diez años entretenía a otros compañeros con juegos, narraciones, números de prestidigitación, malabarismos... y una sencilla instrucción religiosa.  

Trabajó en diversos oficios para pagarse sus estudios. Ordenado sacerdote en 1.841, comienza a ayudar a los jóvenes más pobres que llegaban a Turín a buscar trabajo en plena revolución industrial. Don Bosco busca la forma de mejorar la situación en la que se halla la juventud. Y para los jóvenes abandonados y necesitados crea nuevas iniciativas que garanticen una educación integral que les permita crecer con dignidad.

Su primera obra fue el Oratorio, un prado o un patio amplio en el que los jóvenes pueden correr y expansionarse. Luego vendrán las escuelas nocturnas, los talleres profesionales para aprendices, una catequesis adaptada a los muchachos, los primeros contratos de trabajo, la imprenta... Con todos estos medios, Don Bosco busca formar "honrados ciudadanos y buenos cristianos". 

No siempre fue bien acogida su labor educadora y evangelizadora. Nobles y altos cargos de la iglesia intentaron suprimir la “amenaza” que suponía la educación de los niños de las clases más bajas. Afortunadamente, el rey Carlos Alberto I y el papa Pío IX respaldaron su trabajo y pudo continuar su obra.
Pío IX, gran defensor de Don Bosco.
El rey Carlos Alberto I del Piamonte-Sicilia también ayudó a la Obra Salesiana.
Más tarde, para proseguir la labor iniciada, funda la Congregación Salesiana, que se extiende por toda Italia, Francia, España y, finalmente, Latinoamérica, alcanzando proporciones mundiales.

Don Bosco es el educador de los tiempos modernos: se hace escritor y editor, predica, confiesa, propaga la devoción a María Auxiliadora, publica libros de ciencia y religión, y se muestra siempre cercano y amigo de los muchachos.

Tras un sueño en el que la Virgen María se lo pide, funda junto a María Mazzarello el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora para atender a las muchachas necesitadas. Amplió su obra educativa integrando en ella a seglares, a quienes orientó en su misión apostólica a través de los Cooperadores Salesianos.

Fueron numerosos los sueños que tuvo Don Bosco durante toda su vida; unos hacían mención a su obra y otros a acontecimientos de nivel mundial. Todos ellos acababan por cumplirse.

Don Bosco murió el 31 de enero de 1.888. El médico que le atendió afirmó que su organismo estaba "gastado como un traje". Todos los minutos de su vida habían estado dedicados a los jóvenes. Con motivo del centenario de su muerte, Juan Pablo II le declaró: "Padre y Maestro de la juventud".
Los sepulcros con los cuerpos incorruptos de San Juan Bosco y Santa María Mazzarello se encuentran en la basílica de María Auxiliadora, en Turín. 
El Santuario de María Auxiliadora se ha convertido en Basílica Menor (la tercera de Sevilla en aquel momento) al serle concedido este título el día 29 de mayo de 2.008 a esta Corporación de Gloria, por parte del cardenal arzobispo de Sevilla, fray Carlos Amigo Vallejo.

Para llegar a la iglesia hay que atravesar una gran portada de piedra arenisca, coronada por un retablo cerámico de María Auxiliadora, que separa el compás de la iglesia de la acera exterior. En un ensanche de esta acera se ha colocado una estatua de fundición que representa a San Juan Bosco acompañado de un niño, como no podía ser de otra forma. El grupo, financiado por antiguos alumnos salesianos, es obra de Fernández Parra e hijo, realizado en 1.993 para la celebración del Centenario del colegio de los Salesianos.
Monumento a San Juan Bosco, ante la entrada del compás de la iglesia.
Portada del compás.
Un retablo cerámico de María Auxiliadora Coronada preside la portada.
Al fondo del compás (prácticamente es una calle), a la derecha de la entrada del templo, una nueva efigie. En esta ocasión se trata de Mamá Margarita, la madre de don Bosco.
La escultura de Mamá Margarita se sitúa ante la portada de la basílica.
La portada de esta reciente Basílica Menor es de un solo cuerpo de altura más ático; consta de un arco de medio punto con sencillas molduras, con una pilastra a cada lado. Sobre el cuerpo principal, rematado por dintel, un frontón mixtilíneo enmarca un azulejo de San Fernando, acompañado por dos medallones, también cerámicos, con la representación de las santas Justa y Rufina. En las pilastras aparecen dos cerámicas más, mostrando la derecha al fraile trinitario beato Marcos Criado, mártir jiennense del siglo XVI y la izquierda al también trinitario San Simón de Rojas, fundador de la congregación del “Ave María” y que llegaría a ser confesor de la reina Isabel de Borbón.
Fachada de la Basílica Menor.
Portada principal.
Azulejo de María Auxiliadora, con el Escudo Papal que acredita la categoría de basílica.
Beato Marcos Criado.
San Simón de Rojas.
La torre se sitúa a los pies del templo, junto a la puerta de acceso. Tan solo sobresale de la altura de iglesia el cuerpo de campanas, abierto en sus cuatro lados mediante arcos de medio punto y adornado con suaves y molduras en relieve. Se remata mediante un chapitel de base poligonal recubierto por azulejos en colores blanco y azul cobalto. En su cuerpo inferior presenta un lienzo cerámico de María Auxiliadora, acompañado del escudo papal como símbolo de su nombramiento como basílica.

Cuando entramos en la iglesia, vemos que se estructura en una planta rectangular, con tres naves que aparecen separadas por pilares cruciformes dobles, de gran tamaño, y crucero alineado bajo una bóveda de media naranja sobre pechinas con linterna ciega. Tanto la nave central (con pinturas de gran riqueza de adornos vegetales y heráldica) como las laterales y los brazos del crucero utilizan bóvedas de cañón, con arcos fajones, también dobles y lunetos, para su cubrimiento.
Vista general del templo desde la puerta principal.
Vista de la nave del Evangelio desde los pies de la iglesia.
Vista de la nave de la Epístola desde los pies de la iglesia.
Bóveda de cañón de la nave central y coro, vistos desde el presbiterio.
Bóveda de cañón de la nave central.
Los cuerpos superiores de la nave central se encuentran adornados con pinturas sobre lienzos que aparecen entre marcos arquitectónicos, en las que se representan algunos santos de la Orden Trinitaria; una obra que debió ser realizada después del Terremoto de Lisboa de 1.755.
Parte alta del muro lateral de la nave central.
Y el otro lateral.
El recorrido pormenorizado del interior de la basílica lo dejamos para la siguiente entrada.


No hay impedimento para personas con movilidad reducida.

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