Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad.

Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad y sus alrededores

domingo, 20 de noviembre de 2011

Plaza de España - Versión Extendida, -IV y final.

En esta última entrega de la versión extendida de la Plaza de España recorreremos el tramo que une el edificio norte con la torre de ese mismo lado. Como es habitual, comienza con una cerámica alusiva a la ciudad.
La imagen central representa el Baile de los Seises en la Catedral de Sevilla.  En principio, la palabra seises (plural vulgarizado del número seis) se usaba para designar a los seis niños cantores que formaban el coro para los actos de liturgia solemne. De su existencia dan fe testimonios escritos del siglo IV. Sin embargo, la existencia de los Seises tal y como hoy los conocemos, es decir, niños cantores que en número de seis (más tarde diez) ejecutan una danza sacra, está indisolublemente ligada a la fiesta del Corpus. Las primeras referencias escritas de los seises, ya denominados así, se remontan a principios del siglo XVI.
La unión entre los Seises y la Octava del Corpus nace en 1.613, gracias a la dotación que otorga el arcediano de Carmona, don Mateo Vázquez de Leca, antiguo miembro del joven grupo. Posteriormente, y gracias a nuevas donaciones, el concurso de los Seises se extiende a la Octava de la Inmaculada y al Triduo de Carnaval. Desde 1.691 se mantiene tanto la formación del grupo como los días en que bailan. Como curiosidad, comentar que los trajes de los niños son de esa misma época, afirmándose que existe un documento que especifica que si se renuevan desaparecerá la tradición; es por ello que están tan cosidos y remendados que, prácticamente, de la tela original ya no queda nada.
El Baile de los Seises puede enfocarse de dos modos: como una celebración litúrgica (que es su origen y debería ser su verdadero significado actual) o como una costumbre de gran antigüedad (que es lo que significa para la mayoría). En cualquier caso, considero ambas posturas perfectamente válidas, siempre que se adopten desde el respeto y la educación.
Volviendo al azulejo, en el lado izquierdo podemos ver la iglesia de san Marcos y, en el derecho, la de santa Catalina, ambas pertenecientes a las veinticuatro primitivas collaciones de la ciudad.

Gonzalo Fernández de Córdoba (1.453-1.515).
El Gran Capitán, hijo segundo de nobles cordobeses (la Casa de Aguilar), entró al servicio de Alfonso, hermano de Isabel I y, a la muerte de éste, al de la reina. Destacó en las últimas fases de la Reconquista, recibiendo honores por ello.
En 1.495 es enviado a Nápoles con el encargo de defenderlo frente al rey francés, Carlos VIII. Obtiene numerosas victorias frente al ejército francés, tanto el enviado por Carlos VIII como el de su sucesor Luis XII. Gobierna Nápoles como virrey durante cuatro años, hasta que, fallecida ya la reina Isabel, su esposo Fernando, temeroso de que el de Córdoba se declarara independiente, le destituye de su cargo y le pide cuentas. Éstas fueron presentadas con tal meticulosidad que desde entonces se emplea la famosa frase "Las cuentas del Gran Capitán".
Desde aquel momento el rey no deja volver a Italia a don Gonzalo, que se retira finalmente a Loja, donde fallece en 1.151.
El Gran capitán fue un genio militar excepcionalmente dotado, que por primera vez empleó de forma conjunta la infantería, la caballería, la artillería y el apoyo naval. Supo mover hábilmente a sus tropas y llevar al enemigo al terreno que había elegido como más favorable. Revolucionó la técnica militar mediante la reorganización de la infantería en coronelías (embrión de los futuros Tercios). Idolatrado por sus soldados y admirado por todos, tuvo en su popularidad su mayor enemigo.
Canarias (antiguo escudo).
La imagen central nos muestra a Cristóbal Colón en su primer viaje a las Indias en el puerto de Las Palmas, en el que recaló antes de cruzar el Atlántico. En los laterales aparece el mismo viaje, pero aéreo, protagonizado por Ramón Franco en 1.926 pilotando el hidroavión Plus Ultra.
Isabel I de Castilla (1.451-1.504).
Hija de Juan II de Castilla y de Isabel de Portugal, nadie imaginó a su nacimiento la importancia que tendría esa niña en la historia de España. Fallecido su padre, el trono pasó al hijo de este y su primera esposa, Enrique IV el Impotente. Isabel se retira con su madre y su hermano Alfonso a Arévalo. Con tan solo doce años, el pequeño Alfonso muere envenenado, se cree que por orden del rey, que temía reclamase la corona. Los nobles se la ofrecen a Isabel, que la rechaza mientras Enrique siga vivo, aunque obtiene el título de princesa de Asturias, que la antepone en la sucesión al rey antes que Juana (la Beltraneja) hija "teórica" del rey, cuya paternidad estaba fuertemente cuestionada.
Desde los tres años, Isabel estaba comprometida con Fernando de Aragón, pero Enrique IV intentó por todos los medios frustrar la boda, presentándole otros candidatos: Carlos príncipe de Viana, Alfonso V de Portugal, Pedro Girón, el duque de Guyena (hermano de Luis XI de Francia). De una forma o de otra logró librarse de todos estos compromisos y tras superar el último escollo, (la dispensa papal, ya que Fernando y ella eran primos, según relaté en anterior entrada), lograron casarse en 1.469. Fallecido el rey Enrique, se proclama reina de Castilla tras vencer en una guerra de sucesión a los partidarios de su sobrina Juana.
Fue mujer de mucho carácter y con mucha decisión propia. Con sus hijos fue severa, pero buena madre, haciéndoles entender que tenían unas obligaciones por su rango de hijos de reyes, y que debían sacrificarse grandemente por ese motivo.
Durante su reinado finalizó la Reconquista, se unificó la península bajo un solo trono y se descubrió el Nuevo Mundo, gracias al apoyo de Isabel a Cristóbal Colón, a pesar de las opiniones contrarias de cortesanos y científicos.
Falleció en Medina del Campo en 1.504. Está enterrada en la Capilla Real de Granada, junto a su esposo Fernando, su hija y yerno, Juana la Loca y Felipe el Hermoso, y su nieto Miguel.
Cádiz.
La promulgación de la Constitución de 1.812.
La primera Constitución española, y una de las más liberales de su tiempo fue promulgada por las Cortes Generales en Cádiz el día 19 de marzo (día de san José, de ahí el popular nombre de "La Pepa") de 1.812. Solo estuvo en vigor dos años (debido al regreso de Fernando VII a España) y posteriormente durante el Trienio Liberal (1.820-1.823) y un breve lapso en  1.836-1.837.
La importancia de La Pepa radica en que transformó el imperio colonial español en provincias de un nuevo Estado, y convirtió  a los súbditos en ciudadanos, incluyendo como tales por igual a españoles e indígenas americanos. 
Los dos Pinzones.
Los hermanos Pinzón, no eran dos como nos muestra el medallón, sino tres: Martín Alonso, capitán de La Pinta, Vicente Yáñez, capitán de La Niña, y el menos popular Francisco Martín, maestre de La Pinta.
La participación de los Pinzón fue crucial para la empresa descubridora, ya que nadie estuvo dispuesto a enrolarse con Colón hasta que el mayor de los hermanos, Martín Alonso, rico y afamado armador de la zona, dio su apoyo a la empresa. Durante el viaje descubridor mostraron en varias ocasiones sus dotes como expertos marinos y como líderes, ya que supieron resolver las más diversas y difíciles situaciones, por ejemplo cuando antes de llegar a las Canarias se rompió el timón de la Pinta y fueron capaces de seguir navegando o cuando Colón entre el 6 y el 7 de octubre de 1.492 no fue capaz de restablecer la disciplina entre la cansada y desanimada tripulación de la Santa María, el mayor de los Pinzón con sus dotes de mando consiguió resolver la situación. Cuando naufraga la Santa María el 25 de diciembre, Vicente Yáñez al mando de La Niña acude al rescate de los compañeros que se encontraban en aquella difícil situación.Por estas y otras actuaciones, los hermanos Pinzón tienen un lugar destacado en la historia del descubrimiento de América, y son considerados por los historiadores como "codescubridores de América", ya que sin su ayuda y apoyo, Colón probablemente no habría podido llevar a término la empresa descubridora, al menos en aquella época y en aquel lugar.
Cáceres.
Jura de los Fueros de Cáceres por los Reyes Católicos.
Cuando Alfonso IX de León conquista Cáceres en 1.229, establece una serie de fueros para alentar la repoblación de la zona. En ellos se consideraba a todos sus habitantes como hombres libres y se prohibía la instalación intramuros de órdenes militares y religiosas, así como la venta de propiedades a las mismas. Dos años después, Fernando III los ratificó y aumentó: no podía existir en la ciudad más palacios que los del rey y el obispo, decretando también una amnistía general para todos los que poblaran la ciudad, cristianos, judíos y sarracenos, que se considerarían iguales ante los ojos de la ley.
Dos siglos después, con motivo de una visita a la ciudad, los Reyes Católicos juraron los fueros.
El padre Marchena.
El fraile franciscano Antonio de Marchena fue el primer valedor de Cristóbal Colón en España. Personaje conocido en las altas esferas, da asilo al descubridor en el monasterio de la Rábida y luego le recomienda a los duques de Medina Sidonia y Medinaceli y a la corte de los Reyes Católicos, entonces en Córdoba. También es el que anima a Colón cuando recibe las primeras negativas, el que dirige sus pasos hasta conseguir su objetivo y el que pone en contacto a Colón con los Pinzón, los Niño y otros armadores locales de Moguer.  El monasterio de la Rábida envió gran cantidad de frailes para evangelizar el Nuevo Mundo.
Burgos.
La Jura de santa Gadea.
Se trata de una leyenda medieval (no fue un hecho histórico), creada en tiempos de Fernando III, según la cual, El Cid exige a Alfonso VI el Bravo que jure que no ha intervenido en el asesinato del rey de Castilla y León, su hermano Sancho II el Fuerte. El juramento tuvo lugar en la iglesia de Santa Gadea de la ciudad de Burgos, a finales del año 1.072.
Cristóbal Colón (entre 1.436 y 1.456-1.506).
De Cristóbal Colón poco podemos decir que no se haya comentado anteriormente. Su origen es tan incierto y discutido como su fecha de nacimiento, lo que fue alentado por el propio almirante, ya que su hijo Hernando Colón, en la "Historia del almirante Don Cristóbal Colón" afirma que su progenitor no quería que fuesen conocidos su origen y patria.
Aunque es sabido que los siberianos habían llegado a América en el Pleistoceno, y que existe documentación que habla sobre posibles viajes anteriores realizados por los cartagineses, andalusíes, vikingos o chinos,es a partir de los viajes de Colón, y otros exploradores y conquistadores que le sucedieron, cuando se establecieron vínculos permanentes y se puede hablar de "descubrimiento", al haber reconocimiento de las naciones implicadas y testimonios contrastables en la época. Igualmente puede afirmarse que fue el primero que trazó una ruta de ida y vuelta aprovechando las mareas atlánticas, ruta que aún hoy día se utiliza.
Barcelona.
Recepción de los Reyes Católicos a Colón a la vuelta de las Indias, en la ciudad de Barcelona.
Alfonso X el Sabio (1.221-1.284).
Hijo y heredero de Fernando III de Castilla, continuó su lucha de reconquista, tomando Jerez y Cádiz, además de algunas plazas magrebíes. Como hijo de Beatríz de Suabia, aspiró al título de Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, objetivo al que dedicó la mitad de su reinado y cantidades ingentes de dinero.

Llevó a cabo una activa y beneficiosa política económica, reformando la moneda y la hacienda, concediendo numerosas ferias y reconociendo al Honrado Consejo de la Mesta. También es reconocido por la obra literaria, científica, histórica y jurídica realizada por su escritorio real. Alfonso X patrocinó, supervisó y a menudo participó con su propia escritura y en colaboración con un conjunto de intelectuales latinos, hebreos e islámicos conocido como Escuela de Traductores de Toledo, en la composición de una ingente obra literaria que inicia en buena medida la prosa en castellano.
Su sucesión fue complicada, ya que su primogénito, Alfonso de la Cerda, falleció antes que él. Según la ley castellana, el trono debía corresponder a su segundo hijo, Sancho, pero según el Código de las Siete Partidas redactado por el propio Alfonso X, los herederos debían ser los "infantes de la Cerda". Tras algún que otro bandazo, el rey sigue las Siete Partidas y su hijo Sancho se rebela; los nobles del reino van uniéndose a él, prácticamente sin lucha, quedando junto al rey solamente las ciudades de Sevilla (de ahí lo de "Muy leal" de su escudo), Murcia y Badajoz. Sancho arrebata sus poderes a su padre, pero no el título de rey, que conservará hasta su muerte en Sevilla, en 1.284.
Baleares.
Juramento de los privilegios y franquicias de la isla por el rey Jaime II de Mallorca (y no III como pone en la cerámica).
Jaime II de Mallorca reinó durante más de veinte años. Aunque no consiguió la independencia del reino de Aragón, sí impulsó el comercio, la repoblación agraria, las industrias textiles y la construcción de palacios y castillos: Bellver, la Almudaina, catedral de Mallorca.
Precisamente en los laterales del motivo central están representados la catedral de Mallorca y el castillo de Bellver.

Raimundo Lulio (1.232-1.315).
Está considerado como uno de los creadores del catalán literario y uno de los primeros en usar una lengua neolatina para expresar conocimientos filosóficos, científicos y técnicos, además de textos novelísticos. Se le atribuye la invención de la rosa de los vientos y del nocturlabio (instrumento naútico que permite determinar la hora en función de una determinada estrella.
Badajoz.
Conquista de Badajoz, en 1.230, de la mano de Alfonso IX. No opuso mucha resistencia, que las ciudades que la rodeaban habían caído y la esperanza de sus habitantes era casi inexistente.
Fernando III el Santo (1.199-1.252).
Hijo de Alfonso IX de León y de Berenguela de Castilla, a la muerte de Enrique I de Castilla a corta edad es nombrado rey de Castilla. Nada más tomar posesión de la corona, tuvo que enfrentarse a una revuelta nobiliaria, encabezada por la casa de los Lara y fomentada por el vecino Reino de León. Sofocada ésta, aprovecha las disensiones internas entre los almohades a raíz de la muerte de su califa y toma Andújar, Martos y Baeza, ciudades que constituyen la puerta de entrada a Andalucía.
A la muerte de su padre, sus partidarios no respetaron el testamento de éste, que cedía el reino de León a las hijas habidas de su matrimonio con Sancha de Portugal. Interviene doña Berenguela y, previo pago de una generosa cantidad de dinero (Concordia de Benavente), consigue que Fernando sea declarado rey de León. Después de más de cien años, se unifican las coronas de Castilla y León.
Tras lograr la unión de sus reinos, se dedica de manera sistemática a la conquista del valle del Guadalquivir: Cazorla, Córdoba, Lucena, Murcia, Jaén, Sevilla, Medina Sidonia y Arcos de la Frontera. Al finalizar su reinado, los musulmanes solo poseían parte de las provincias andaluzas costeras.
Fallecido en 1.252, sus restos incorruptos descansan en una urna de plata a los pies de la Virgen de los Reyes en la Capilla Real de la Catedral de Sevilla. En 1.671 fue canonizado por el papa Clemente X.
Ávila.
Defensa de Ávila por Ximena Blázquez.
Este azulejo recrea una antigua leyenda, según la cual, la guarnición que custodiaba Ávila deja la ciudad en dirección al puerto de Menga, donde creen se encuentran los musulmanes. Sin embargo, se trata de una trampa y los sarracenos, considerando que la ciudad está indefensa, se dirigen hacia ella. Ante la situación, los abulenses nombran gobernadora a la mujer del alcalde, Ximena Blázquez, que hace que todas las personas de la ciudad, muchachos, mujeres, niños y ancianos, se vistan de soldados y se asomen a la muralla, haciendo el mayor ruido posible. Los musulmanes, sorprendidos al ver tantos efectivos defendiendo una ciudad tan bien amurallada, desisten de su empeño y emprenden la huida. Desde entonces, las mujeres de Ávila tuvieron el privilegio de participar en las reuniones del ayuntamiento.
Jaime I de Aragón, el Conquistador (1.208-1.276).
El ángulo no permite ver de qué Jaime se trata, pero la cimera del casco con el dragón alado nos hace inclinarnos por Jaime I de Aragón.
Hijo de Pedro II el Católico y de María de Montpellier, quedó huérfano a los seis años, edad en la que juró ante las Cortes de Lérida. Sus primeros quince años de reinado los tuvo que emplear en combatir sublevaciones aragonesas, instigadas por su tío, el infante Fernando. Tras sofocar las revueltas, participó activamente en la conquista de las islas Baleares, aunque con mayoría de combatientes catalanes. En cambio, para conquistar el reino de Valencia utilizó tropas mayoritariamente aragonesas, aunque luego lo declaró reino independiente, aunque vasallo de Aragón. Esta maniobra molestó profundamente a los nobles aragoneses, que contaban con las tierras y prebendas que les corresponderían por derecho de conquista. También reconquistó el reino de Murcia, que se había sublevado contra los castellanos.
Murió en Alcira en 1.276, siendo enterrado varias veces en distintos sitios a lo largo de los siglos y reposando finalmente en el monasterio de Poblet (Tarragona).
Almería.
Capitulación de Almería ante los Reyes Católicos el año 1.489.
Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid (1.048-1.099).
Desde muy joven sirvió a Sancho II de Castilla, combatiendo a Alfonso VI de León y García, rey de Galicia, hermanos de Sancho, que esperaban unificar el trono que el padre repartió a su muerte entre sus hijos. Sancho captura a Alfonso y se proclama rey de León, pero su hermana Urraca se hace fuerte en la ciudad de Zamora, apoyada por parte de la nobleza leonesa. Durante el sitio de Zamora. Sancho II es asesinado por Bellido Dolfos, con lo que Alfonso recupera el reino de León y se anexiona el de Castilla.
En este contexto se produciría la conocida Jura de santa Gadea, en la que El Cid exige al rey Alfonso juramento de no haber intervenido en la muerte de su hermano. Hoy día, el episodio se considera como una leyenda que apareció más de un siglo después de los presuntos hechos.
Aunque en principio la relación entre Rodrigo y Alfonso fue buena, con el paso de los años se fue deteriorando hasta el punto de ser desterrado en 1.080. Sin señor a quien servir se pone al servicio del rey de la taifa de Zaragoza, Al-Mutamán, comenzando una serie de exitosas campañas que le llevarían por toda la zona de levante. Sin embargo, en 1.086, el ejército almorávide se adentra en el Reino de León, lo que provoca que Alfonso VI perdone a Rodrigo Díaz y lo ponga de nuevo a su servicio. No duró mucho esta situación, pues apenas dos años después rey destierra de nuevo a Rodrigo, esta vez con confiscación de todos sus bienes.
A partir de este momento, El Cid se considera liberado de toda servidumbre al rey y emprende, ya como caudillo independiente, una serie de incursiones sobre levante que le reportaría tributos de la ciudades de Valencia, Lérida, Tortosa, Denia, Albarracín, Alpuente, Sagunto, Jérica, Segorbe y Almenara.
Tras el verano de 1.092, con el Cid aún en Zaragoza, el cadí Ibn Yahhaf con el apoyo de la facción almorávide promovió la ejecución de Al-Qadir, que pagaba tributo al Cid, y se hizo con el poder en Valencia. Al conocer la noticia, el Campeador regresa a Valencia a comienzos de noviembre y sitia la ciudad. Tras casi un año de cerco, Valencia se rinde y Rodrigo toma posesión de ella. Los almorávides no se conforman y envían un ejército tras otro para recuperarla, pero El Cid los vence a todos, unas veces apoyado por Pedro I de Aragón, otras por su antiguo señor Alfonso VI y otras por el conde Barcelona Ramón Berenguer III.
Rodrigo fallece en 1.099. Su esposa, Jimena, consigue defender la ciudad durante tres años más, pero finalmente se ve obligada a abandonarla, con la ayuda de Alfonso VI.
Desde poco después de su muerte y hasta nuestros días, Rodrigo Díaz de Vivar ha dado lugar a una serie de obras que relatan hechos y leyendas sobre su vida: poemas, obras de teatro, novelas, pinturas, óperas y, más modernamente, cine y televisión.
Alicante.
La imagen central, conocida como Amílcar en Acra-Leuca, representa la fundación de esta ciudad, próxima a la actual Alicante. En ella aparece el general cartaginés Amílcar Barca con su hijo Aníbal, al que hace jurar odio eterno al Imperio Romano.
Las imágenes laterales corresponden al Ayuntamiento y a la iglesia de santa María.
Don Pelayo (¿?-737).
Fue el primer rey de Asturias, territorio que rigió hasta su muerte. Frenó la expansión musulmana hacia el norte de la península y comenzó la Reconquista.
Hijo del conde Favila, como noble visigodo combatió junto a don Rodrigo en la batalla del Guadalete, tras la cual se refugió en Toledo. A la caída de ésta en manos musulmanas, huyó a Asturias, donde se hizo fuerte en las montañas de Covadonga y Cangas. Enviado un ejército para acabar con él, le hizo frente y derrotó en la batalla de Covadonga, marchando a continuación hasta Gijón, donde cortó la huida y dio muerte al gobernador Munuza.

El rey don Pelayo falleció en Cangas de Onís, donde tenía su corte, en el año 737, siendo enterrado inicialmente en la iglesia de santa Eulalia de Albamia y trasladado, por orden de Alfonso X a la Santa Cueva de Covadonga, donde reposan actualmente junto con los de su esposa y su hermana.
Albacete.
La batalla de Almansa tuvo lugar en 1.707, durante la Guerra de Sucesión española, en la localidad albaceteña de Almansa. Se enfrentaron los ejércitos de Felipe V de Borbón y del archiduque Carlos de Austria, con victoria del primero. Aunque no fue decisiva para resolver el conflicto, sí significó la puerta de entrada de las tropas borbónicas en el Reino de Valencia y su posterior conquista.
San Isidoro (h. 556-636).
De noble familia hispanorromana, la conquista de Cartagena por parte de los bizantinos obliga al traslado a Sevilla. De los cinco hijos del matrimonio, una fue reina (Teodora, esposa de Leovigildo) y los cuatro fueron declarados santos: Isidoro, Leandro (su predecesor en el arzobispado de Sevilla), Fulgencio (obispo de Cartagena y Écija) y Florentina (que llegó a administrar como abadesa más de cuarenta conventos).  Estudió en la escuela catedralicia de Sevilla donde aprendió latín, griego y hebreo con tal soltura que pronto adquirió fama de erudito.
Sucedió a su hermano Leandro como arzobispo de Sevilla, cargo en el que permaneció durante 37 años. Consiguió la conversión de la casa reinante del arrianismo al catolicismo, iniciando así la conversión de todo el reino.
Fue un escritor muy prolífico y un infatigable compilador y recopilador. Compuso numerosos trabajos históricos y litúrgicos, tratados de astronomía y geografía, diálogos, enciclopedias, biografías de personas ilustres, textos teológicos y eclesiásticos, ensayos valorativos sobre el Antiguo y Nuevo Testamento, y un diccionario de sinónimos. Su obra más famosa, las Etimologías, consiste en una monumental enciclopedia que refleja la evolución del conocimiento desde la antigüedad pagana y cristiana hasta el siglo VII.Fue canonizado en 1.598, y en 1.722 el papa Inocencio XIII lo declaró Doctor de la Iglesia. En el año 2.001 fue declarado patrón de Internet.
Sobre la leyenda del descubrimiento de su cuerpo incorrupto se puede consultar la entrada anterior: 
http://leyendasdesevilla.blogspot.com/2011/01/hallazgo-del-cuerpo-incorrupto-de-san.html
Álava.
Entrega voluntaria de Álava a la corona de Castilla durante el reinado de Alfonso XI (1.332).
Lucio Anneo Séneca (4 a.C.-65 d.C.).
Filósofopolíticoorador y escritor romano, Séneca destacó tanto por su labor intelectual como por sus logros políticos. Fue senador en los mandatos de Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón, además de ministro, tutor y consejero de este último.
De tendencias moralistas, Séneca ha pasado a la historia como el máximo representante del estoicismo romano, en una etapa tan turbulenta, amoral y anti-ética como lo fue la plena decadencia imperial. Tras el asesinato de Agripina por Nerón, Séneca cae en desgracia y se retira de la corte, pero sigue siendo perseguido por sus enemigos, que consiguen que Nerón lo condene a muerte por conspiración. Al recibir la notificación, Séneca se abre las venas de brazos y piernas; como se retrasa la muerte, pide a su médico cicuta, que ingiere; tampoco así consigue morir, así que manda que le preparen un baño de vapor, en el que cual fallece asifixiado debido al asma crónico que padecía desde niño.
Nueva escena de Sevilla, con toros y cabestros en el campo, conducidos por garrochistas que los guían a su encierro.
Con este azulejo terminamos el recorrido pormenorizado de bancos, escudos y medallones de la Plaza de España de Sevilla.

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