Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad.

Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad y sus alrededores

martes, 22 de diciembre de 2015

Iglesia de San Andrés, -I (actualizada).


La renovada iglesia de San Andrés es una de las iniciales parroquias que se constituyeron en Sevilla tras la reconquista de la ciudad en 1.248. De estilo gótico-mudéjar, mantiene la tradicional planta de tres naves, a las cuales se añadió posteriormente alguna capilla funeraria de estilo almohade, que se suman a  detalles ornamentales de procedencia islámica.
La iglesia de San Andrés, vista desde la plaza del mismo nombre.
La portada principal, de cantería, situada en la calle Daoíz, parece datar del siglo XIV. El arco ojival está abocinado y presenta media docena de arquivoltas, estando la exterior adornada de puntas de diamante. En el tímpano presenta una pequeña hornacina con la figura de Dios Padre, y en el alfiz vemos dos repisas que deberían soportar sendas imágenes, aunque en la actualidad solo se aprecia una. Tres óculos iluminan el interior. Sobre la fachada, una placa de mármol nos recuerda que en esta iglesia está enterrado el gran pintor barroco Juan de Valdés Leal.
Fachada principal de la iglesia (calle Daoíz).
Portada principal.
Detalles de la portada principal.
Recuerdo del genial Valdés Leal.

Si seguimos el exterior de la iglesia en el sentido de las agujas del reloj, encontraremos la portada del Evangelio, que fue muy modificada en los años 1.952-53, con el fin de permitir la salida de los pasos durante la Semana Santa. La portada exterior consiste en un arco de medio punto, con pilastras que sostienen un segundo cuerpo en el que se sitúa una hornacina de la Inmaculada. Corona el conjunto un frontón partido con una cruz de forja. La portada se cierra con una verja de hierro, que da paso a un atrio, pasado el cual se accedería, a través de otro arco de medio punto, al templo.
Portada del Evangelio.

Seguimos rodeando la iglesia en el mismo sentido y, en la esquina de la calle Angostillo, podemos ver el exterior del ábside, con alargadas ventanas, contrafuertes exteriores y rematada con merlones. Esta zona es prácticamente idéntica a San Esteban u Omnium Sanctorum.
Exterior del ábside, en la calle Angostillo.

Nuestra última parada exterior nos lleva ante la puerta de la Epístola, lugar de entrada habitual al templo. Dotada también de un pequeño atrio, y situada junto a la torre, cuyo arranque se puede ver desde la obra de 2.000, apenas conserva elementos originales. La torre, por su parte, está ubicada sobre uno de los espacios cuadrados que conforman la Capilla Sacramental; su estructura es mudéjar, y posee una sencilla espadaña, de fecha posterior.
Arcos apuntados separan las naves entre sí.
Iniciamos la visita a los pies de la nave de la Epístola (o sea, girando a la izquierda después de entrar) y continuaremos en el sentido contrario a las agujas del reloj.
Esquina de los pies de la nave de la Epístola, donde comenzamos el recorrido del interior del templo.
Retablo de la Virgen de Araceli.
Virgen de Araceli. Detalle. Castillo Lastrucci.
Capilla Bautismal.

Le sigue un altarcillo sobre el que se sitúa un grupo escultórico que representa a la Virgen niña con San Joaquín y Santa Ana (antes estaba aquí San Antonio de Padua), sobre el cuelgan pinturas de El Bautismo de Cristo, La Inmaculada y otros.
San Joaquín y Santa Ana con la Virgen niña.

Pasamos la puerta por la que hemos entrado y llegamos a una verja que cierra el paso a una escalera, que supongo conducirá a la torre. Sobre el vano, un nuevo lienzo de La Inmaculada. A ambos lados se han situado recientemente las tallas de San Antonio de Padua, antes comentada, y San Cayetano, que quedarán en este lugar de forma definitiva.
Entrada a la Capilla de las Imágenes.
Bóvedas de la Capilla de las Imágenes.
Altar de Santa Marta.
Santa Marta. Sebastián Santos Rojas, 1.950.
Santa Marta, con sus atributos, el acetre y el hisopo.
Sitiales de coro.
El Santísimo Cristo de la Caridad es una efigie yacente, realizada en madera de ciprés policromada, a partir de un modelo en barro en tamaño natural, que se conserva en las dependencias de la hermandad. El cuerpo presenta un notable movimiento, flexionándose en ángulo tanto por la cintura como por las rodillas, para ser llevado sobre una sábana por los Santos Varones hacia el Sepulcro, formando un dinámico grupo en diagonal, de izquierda a derecha. 

A excepción de las tallas de Santa Marta y de Nuestra Señora de las Penas (ambas de Sebastián Santos Rojas), el resto del grupo escultórico es obra de Luis Ortega Bru, enterrado a los pies del altar, según podemos leer en su losa sepulcral.
Santísimo Cristo de la Caridad.
Enterramiento de Luis Ortega Bru, a los pies del misterio.
La imagen de Nuestra Señora de las Penas es una obra de madera policromada, que presenta una serena mirada frontal, fosas nasales dilatadas y la boca entreabierta que permite ver los dientes tallados. Muestra siete lágrimas que brotan de los ojos de cristal. La encarnadura, de técnica oleosa pulimentada, es de tono rosáceo pálido en las mejillas, ojos, cuello y manos, y ocre marfileño en el resto.
Nuestra Señora de las Penas. Sebastián Santos Rojas, 1.958.
Detalle.
San Juan Evangelista. Luis Ortega Bru, 1.953.
José de Arimatea y María Magdalena. Luis Ortega Bru, 1.951-52.
Nicodemo. Luis Ortega Bru, 1.951-52.
María Cleofás. www.hermandaddesantamarta.org.
María Salomé. www.hermandaddesantamarta.org.

Terminamos aquí la primera parte de la visita.


 La entrada habitual, por la puerta de la Epístola presenta un pequeño escalón de unos siete centímetros.

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