Más tarde, ya en manos de diferentes propietarios, conoció diversos usos (un centro de primera y segunda enseñanza, un almacén de alquiler de carruajes, una imprenta y las oficinas del Monte de Piedad), y en los últimos años del XIX y primera mitad del XX fue ocupada por la pensión "Don Marcos", teniendo lugar una auténtica catástrofe arquitectónica, consecuencia de la búsqueda de espacio disponible para las habitaciones y sus puertas y ventanas.
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Otras vistas del mirador. |
En 1.966, tras muchos años de abandono y ante la imposibilidad de ser mantenida por el Cabildo, es adquirida por El Corte Inglés, que la dona al Ayuntamiento de Sevilla, el cual la destinó, tras su restauración por el arquitecto y académico Rafael Manzano, a ser la sede de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras y de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría.
La Casa de los Pinelo se ajusta a un prototipo de casas-palacio de origen medieval enriquecido con elementos renacentistas y, sobre todo, mudéjares. De ahí sus afinidades estructurales y decorativas con otros edificios sevillanos de la misma época como la Casa de Pilatos o el Palacio de las Dueñas. Al igual que todas las casas nobles de la Sevilla de entonces, se organiza en torno a cuatro espacios descubiertos: el apeadero, el patio de honor, en torno al cual se disponen los salones y principales dependencias de la casa, el jardín trasero, que tiene, como los dos primeros, galerías, fuentes y otros adornos y un cuarto patio más simple y pequeño.
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La esquina de la casa está protegida contra los golpes de los cubos de las ruedas de los carruajes mediante sillares y piedras de molino. |
Tras admirar la casa desde el exterior, entramos en ella y después de atravesar un pequeño vestíbulo, nos recibe el Patio del Apeadero. Se trata de un espacio porticado, no muy grande, con arcos de medio punto sostenidos por columnas de mármol y cuatro galerías que lo rodean. El piso superior tiene, igualmente arcos sobre columnas y está cerrado al mediante tabiques. Abundantes plantas trepadoras cubren las paredes de este patio, cuyas galerías mantienen los techos originales, como sucede en gran parte del edificio.
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Patio del Apeadero. |
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Techo de la galería que rodea el Patio del Apeadero. |
Según observo en fotografías antiguas, en el centro se encontraba una estatua de la duquesa de Alba de tamaño natural, obra de Sebastián Santos Calero, que esperaba su ubicación definitiva, que ha sido en los Jardines del Cristina.
En la esquina del fondo a la derecha se encuentra el mostrador de recepción, en el que, previo pago de su importe (cinco euros) se nos entrega el tique y un folleto informativo. Igualmente, allí se espera a la azafata que nos guiará en el recorrido, ya que todas las visitas son guiadas. Debido al poco turismo de estas fechas (y a lo poco conocido de esta casa), tan solo dos personas esperábamos el inicio del recorrido. Poco después se presenta nuestra guía, que resulta ser una guapa siciliana llamada Simona, muy simpática y francamente bien informada de lo que enseñaba. El ambiente era tan agradable que una vista que suele durar unos cincuenta minutos se alargó algo más de dos horas.
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Pasillo de unión entre el Patio del Apeadero y el Patio Principal. A la izquierda, la escalera de acceso a la primera planta. |
La amable Simona nos conduce primero por un pasillo, junto al mostrador, que nos conduce, a la izquierda, al arranque de la escalera que nos lleva a la primera planta y, a la derecha, al Patio Principal o Patio de Honor. Se trata de un espacio de estilo renacentista con abundantes elementos mudéjares. Presenta en el centro una pequeña fuente de mármol blanco, rodeada por arcos asentados sobre columnas de mármol de Carrara. Los arcos están profusamente adornados por yeserías mudéjares con temas mitológicos, tanto en el interior como en el exterior, inspirados en
Los Siete Libros de Diana (1.542), obra pastoril de Jorge de Montemayor. Son excepción dos rostros más modernos, uno de hombre y otro de mujer, que se encuentran en el centro del lado derecho del patio, que se cree pertenecen a los padres de los hermanos Pinelo, Francisco y María de la Torre.
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Imágenes del Patio Principal de la Casa de los Pinelo. |
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Yeserías del mencionado patio. |
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Rostros de Francisco Pinelo y María de la Torre, padres de los hermanos Pinelo donantes del edificio. |
Cuatro galerías, igualmente decoradas con abundantes yeserías rodean esta planta, dedicada a la Real Academia Sevillana de Buenas Letras.
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Galerías del Patio Principal. |
Nuestra próxima parada es la Biblioteca. En ella llama la atención, nada más entrar, el artesonado del techo, que es el original, con un entramado mudéjar, pero con organización típicamente renacentista.
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Artesonado de la biblioteca. |
Toda la estancia se encuentra rodeada por anaqueles protegidos por vidrios, con dos puertas en sus extremos, de madera maciza y talladas con motivos geométricos típicamente orientales.
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Biblioteca de la Real Academia Sevillana de las Buenas Letras. |
También desde el patio principal se accede al Salón de Actos, una habitación rectangular, de buen tamaño, con un techo magnífico. Organizado en casetones, cada uno de ellos está labrado con formas geométricas y adornado con motivos dorados al más puro estilo mudéjar. Su estado de conservación es perfecto. Rodeando toda la estancia hay un friso de yesería cuya blancura hace contraste con el tono oscuro del techo.
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Techo de casetones del Salón de Actos. |
Las paredes están cubiertas por retratos al óleo de los diferentes directores que tenido la entidad, mientras que al fondo vemos que presiden la estancia tres cuadros: una Virgen de la Antigua y un San Isidoro de buen tamaño con un retrato de Cervantes más pequeño debajo. A los lados, sendas representaciones de Fernando VI, fundador de la Academia y de Isabel II, gran protectora de la institución.
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Órgano estilo rococó. |
Regresamos al patio central y accedemos a otro patio interior, ajardinado, que luce una doble galería de columnas genovesas, una bella fuente manierista procedente del palacio de los Levíes y una estatua de la Pomona (diosa romana de la fruta y los jardines y, por extensión, de la abundancia), obra del gaditano Juan Luis Vassallo, del que hemos visto algunas obras en el Museo Taurino de la Maestranza. Igualmente, al palacio de la calle Levíes pertenecía la arcada que vimos en nuestra visita al Alcázar:
Que cosa tan bonita. Ya voy a estar allí para verlo.
ResponderEliminarLa Pomona de Vassallo se encontraba originariamente en una hornacina en la fachada del antiguo mercado de la Encarnación.
ResponderEliminarhttp://hemeroteca.abcdesevilla.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/sevilla/abc.sevilla/1974/07/12/001.html
Saludos,
Carlos
Muchas gracias de nuevo, Carlos (y van...).
ResponderEliminarAunque conocí el antiguo mercado (mi colegio estaba al lado) no recordaba la imagen.
Recibe un cordial saludo.
Muchos confunden Pomona con Ceres. Lo que lleva esta imagen en la cesta son frutas (Pomona corresponde al nombre latino de las manzanas) y no cereales (como llevaría Ceres). Ambos productos representarían a los que se venden en los mercados, y por eso Vassallo la talló para el Mercado de la Encarnación.
ResponderEliminar¿Qué te puedo decir a estas alturas de tu blog?
ResponderEliminarLo único que me resta es que es una verdadera gozada pasear la vista por lo que expresa una persona tan sensible y que ama el arte como tú...
¡¡¡GRACIAS!!!
Un abrazo.