Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad.

Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad y sus alrededores

viernes, 28 de enero de 2011

La bella Susona. Una mujer fatal del siglo XV.

En la historia que hoy comento no corresponde hablar de leyenda, sino de historia, ya que todos los hechos y nombres que se citan a continuación están conveniente e históricamente registrados y avalados por sus correspondientes documentos.
Antiguamente, como sucedía en gran parte de España, en Sevilla convivían tres grandes religiones: la cristiana, musulmana y la judía. En nuestra ciudad se alojó una importante colonia hebrea, especialmente desde la destrucción  del califato (principios del siglo XI), momento en que muchas familias cordobesas se vieron obligadas a abandonar la entonces capital y refugiarse en el nuevo reino de Sevilla.
La primera judería se encontraba en el lado oeste de la ciudad, en donde hoy se encuentra la iglesia de la Magdalena y San Lorenzo. Con el tiempo, se fue desplazando hacia el barrio de Santa Cruz y, sobre todo, San Bartolomé, lugares en los que permanecería hasta el año 1.492, en el que los Reyes Católicos dictaron la expulsión total.
Como era habitual en la época, se dedicaban mayormente al comercio y al préstamo del dinero, que los cristianos tenían prohibido por motivos religiosos. Esta última actividad provocaba una gran antipatía entre los deudores que, periódicamente, emprendían campañas de diferente intensidad contra ellos.
La más conocida es la provocada por el arcediano de Écija, Ferrán Martínez, cuyas prédicas dieron lugar, en junio de 1.391, al asalto a la judería de Sevilla, la más numerosa de la Corona de Castilla. La gran matanza, cerca de cuatro mil almas, dejó a la ciudad casi sin población judía. 
Pasaron los años, la cosa se calmó, y aquellos que habían huido pudieron regresar a la ciudad y comenzar de nuevo. Sin embargo, a finales del siglo XV, los Reyes Católicos cercaban el reino de Granada; los judíos de Sevilla, teóricamente judeoconversos debido a la presión ejercida por la Santa Inquisición, llegaban al límite de su paciencia; cansados de agravios y vejaciones, la rebelión para hacerse con el control de la ciudad estaba servida.
El lugar elegido para las reuniones fue la casa de Diego Susón, cabecilla de la revuelta. Este banquero vivía con su hija Susana Ben Susón, conocida en la ciudad como “la fermosa fembra” por razones obvias. La judía recibía tantos halagos de sus numerosos pretendientes que soñaba con alcanzar un puesto en la vida social de la ciudad y comenzó a verse con un caballero cristiano, perteneciente a una de las más nobles familias de la villa.
Azulejos en el comienzo de la calle Susona.
Una noche, mientras esperaba en su casa que todos se acostasen para ir al encuentro de su amante, se enteró de la conspiración que tramaban los suyos con su padre a la cabeza. Temiendo que le pasase algo a su amado, Susona acudió a él para advertirle del peligro que corría, y que así este pudiese ponerse a salvo. No se dio cuenta que con ello ponía en peligro a toda la colonia judía de Sevilla.
Azulejo en el que se recuerda la historia de Susona que, 
según me indican, no está colocado en la casa donde vivía.
Su amante informó inmediatamente al asistente de la ciudad, don Diego de Merlo, quien ordenó detener a los cabecillas de la misma. Pocos días después fueron ahorcados en Tablada, donde se ejecutaba a los facinerosos, parricidas y peores criminales. Sus cadáveres permanecerían todo el año colgados, y una vez al año se recogían los restos y se enterraban en el cementerio de ajusticiados, en el compás del Colegio de San Miguel frente a la Catedral.
La lista de ajusticiados fue la siguiente: Diego Susón; Pedro Fernández de Venedera, mayordomo de la Catedral; Juan Fernández de Albolasya, el Perfumado, letrado y alcalde de Justicia; Manuel Saulí; Bartolomé Torralba, los hermanos Adalde y hasta veinte ricos y poderosos mercaderes, banqueros y escribanos de Sevilla, Carmona y Utrera. Posteriormente, y a causa de las investigaciones sobre el caso llevadas a cabo por el Santo Oficio, fueron ejecutadas otras dos mil personas. Salió muy caro el intento de la Bella Susona de labrarse una posición social.
El primer azulejo, visto de cerca.
A partir de aquí termina la historia y empieza la leyenda, de la que existen dos versiones. Según una de ellas, tras ser repudiada por su pretendiente y por los judíos como causante de la muerte de su propia gente, tras caer en la cuenta de su grave error, la Susona, desesperada, busca ayuda en la Catedral, donde el arcipreste Reginaldo de Toledo, obispo de Tiberíades, la bautiza y le da la absolución, aconsejándole que se retirase a hacer penitencia a un convento, como así lo hizo y permaneció allí varios años hasta tranquilizar su espíritu. Más tarde, volvió a su casa donde en lo sucesivo llevó una vida cristiana y ejemplar.
Azulejo actual en la calle Susona.
La otra versión es diametralmente opuesta: fruto de sus amores con un obispo tuvo dos hijos y, tras ser abandonada por este, se hizo amante de un comerciante de la ciudad. 
A la muerte de la Susona, y tras abrir su testamento, se encontró en él escrito:
“Y para que sirva de ejemplo a los jóvenes en testimonio de mi desdicha, mando que cuando haya muerto separen mi cabeza de mi cuerpo y la pongan sujeta en un clavo sobre la puerta de mi casa, y quede allí para siempre jamás”.
Balcón de la casa de Diego Susón y azulejo de la calavera.
Se respetó su voluntad y, tras su muerte, durante más de un siglo, hasta bien entrado el 1.600, permaneció la cabeza en dicho lugar, dando lugar al nombre de calle de la Muerte.

Tiempo después se colocó un azulejo con una calavera y se cambió el nombre de la calle, por el de Susona, que todavía permanece. Hace unos años se colocó un gran azulejo que relata la historia de la infeliz.
Azulejo que sustituyó la calavera real de Susana.





10 comentarios:

  1. El azulejo está unos pasos mas adelante de ese cartel, encima de una puerta. En él está dibujada una calavera y debajo está escrito Susona.

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    1. Deben haberlo puesto recientemente, porque cuando realicé las fotos se puede ver, en la penúltima, que sobre la puerta de la casa hay un azulejo que pone "Susona nº 8" pero no estaba el de la calavera.
      Gracias por la información.

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  2. La calavera se encuentra en la plazita que hay antes de salir a la calle Agua y lleva allí bastante tiempo.

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  3. Mostro......el azulejo de la calavera lleva puesto un año menos que la maqueta de la Giralda...

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  4. El azulejo que aparece en la foto, además de estar mal colocado, es de hace pocos años. El verdadero azulejo de la Susona está más adelante. Se está dando una información incorrecta. La casa de Diego Susón es la del azulejo de la calavera pequeñita.

    Saludos de una vecina del Barrio Santa Cruz.

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  5. Mi nombre es Juana Moreno y el azulejo de la calavera fue colocado por mi padre Deogracias Moreno Bartolomé en el año 1931 cuando compró y rehabilitó mi casa de la calle Vida 15 cuya espalda dá a la calle Susona.

    El azulejo se colocó para sustituir un gancho de hierro en el que se supone que estuvo colocada la cabeza.

    En nuestro taller de cerámica estamos trabajando en un mural con la historia para colocarlo en la fachada.

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    1. Muchísimas gracias por la aclaración, Juana.
      Me sería muy útil si cuando coloquéis el mural me avisaras, para poder reflejarlo en estas páginas.
      Saludos y, de nuevo, gracias.

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    2. Juana Moreno 12 marzo 2014
      De nada, hoy estamos colocando los azulejos con la leyenda. Si pasas por aqui me gustaria saludarte personalmente Gracias

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  6. Los azulejos ya estan colocados. Un poco alto pero como es tan grande lo prefiero ahí para que no moleste visualmente en la fachada. La placa con la cara de Susona no me gusta; la cambiaré en unos dias por la reproduccíon de Enrique Orce, que está en la Glorieta de Mas y Prats.
    Saludos: Juana

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    1. Gracias por mantenerme informado, Juana.
      No dejes de avisarme cuando esté terminado del todo, que voy para allá.
      Saludos.
      Pepe Becerra

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