Regresando hasta el Patio
de la Montería podremos visitar el Palacio Alto, cuya escalera de acceso
dejamos atrás en el capítulo anterior. Esta zona del Alcázar es la que ocupa la
realeza cuando se encuentra de visita por Sevilla o incluso viviendo en ella
durante largas temporadas, como era el caso de Felipe V, Fernando VII e Isabel II.
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Escalera de acceso al Palacio Alto. |
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Artesonado de la escalera. |
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Farol de la escalera. |
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La escalera muestra en el zócalo los escudos de León y Castilla, así como la leyenda Plus Ultra. |
La escalera es un primer
lugar de parada. Construida durante el reinado de Felipe II, posee un
espléndido artesonado, estando decorada por zócalo de azulejos en los que se
repite constantemente la imagen de los escudos de Castilla y León y la leyenda
Plus Ultra.
Ya en la galería
superior, una sorpresa. Junto a un chaflán de la pared, en el lado derecho, en
el que se encuentra un retablo de San Cristóbal, está un vigilante jurado con un escáner a su lado. Le pregunto sobre la visita y me remite al Patio de la Montería, más
concretamente al lado de la escalera de subida, donde hay un señor sentado ante
una mesa que me especifica lo siguiente: la gestión de la visita al Palacio
Alto, prohibida desde 1.999, se ha encargado a una empresa privada, Sevilla Eventours siglo XXI, s.l., que
garantiza la seguridad en visitas de quince personas, que deben pagar 4,50
euros, aparte del importe de la entrada general (recordemos 9,50 euros). Por
supuesto, los exentos de pago de la entrada general sí tienen que pagar estos
4,50 € extra.
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Retablo de San Cristóbal. |
Aquí es donde me rechinan
los dientes. ¿El Palacio Alto no es propiedad municipal, como el resto del
Alcázar o aquí quien manda es Patrimonio Nacional?¿Por qué tantas medidas de
seguridad: escáner de pertenencias a la entrada, no salir de la alfombra gris,
no fotos, no vídeo, no objetos punzantes, dos guardias a la cola del grupo para
que nadie quede rezagado y "vamos rapidito que detrás viene más gente"? ¿Por
qué los guardias de seguridad son tan bordes, sobre todo con las señoras?¿Por
qué contratar una empresa privada para un servicio que debería prestar el
Ayuntamiento? Ah, que es más barato que contratar personal propio.
Estupendo, dando ejemplo, como debe ser.
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Don Vicente Carranza, mecenas de la colección. |
Pasado el cabreo, como no
quiero dejar atrás ninguna parte del Alcázar, apoquino la entrada y espero la
formación del grupo. Entretanto le doy un vistazo a la colección de cerámica Carranza, que se
expone en varios cuartos de esta galería alta que, por cierto, (hoy estoy quejica)
es una pena que tenga todos los vidrios de las cerradas ventanas translúcidos o
vitrificados, lo que impide hacer fotografía alguna del Patio de la Montería
desde la galería alta.
La persona de don Vicente
Carranza, propietario de la colección, bien se merece unas líneas (qué digo
unas líneas, la Espasa entera). Nacido en 1.928 en Daimiel (Ciudad Real), con
catorce años llegó a la capital de España, donde comenzó su afán coleccionista
de diversos objetos, que cristalizó en la tarea de recopilar ejemplares de
cerámica de las zonas más reputadas de España: Manises, Cataluña, Talavera,
Lisboa y, por supuesto, Sevilla.
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Cerámica sevillana expuesta en la colección permanente del Palacio de Santa Cruz, en Toledo. |
Dedicado profesionalmente
a la cerámica aplicada a la construcción, recorre incesantemente en sus ratos
libres los mercados populares del Rastro (Madrid), el Jueves (Sevilla) o Las
Pulgas (París), así como anticuarios e incluso casas particulares.
Resultado de toda esta
actividad es la Colección Carranza, una de las notables (si no la más) de los
conjuntos cerámicos nacionales del siglo XX, con exposiciones permanentes en el
Museo Comarcal de Daimiel, el Palacio de Santa Cruz (Toledo) y esta de los
Reales Alcázares de Sevilla, que lleva por nombre "Miguel Ángel Carranza
García" en homenaje a su hijo, prematuramente fallecido a los 38 años.
Además, aportó piezas al Centro de la Cerámica de Triana, aunque aquí se topó con la
Administración Pública (léase Ayuntamiento), que de las 70 obras inicialmente
previstas, tan solo expondrá 21, al modificar el proyecto inicial. Este
episodio, unido a la denegación por enésima vez de la apertura de una cuarta
sala en los Alcázares (que está vacía y sin uso), ha provocado que don Vicente
se haya desvinculado de cualquier actividad municipal, hasta el punto de que
no acudirá a la inauguración del museo. Habrán notado que hablo en tiempo
futuro; no es un error, ya que la apertura, prevista para 2.012, se ha ido aplazando
sucesivamente y a fecha de junio de 2.014 todavía no hay día definitivo (no sé
por qué, pero me estoy acordando de la iglesia de San Luis de los Franceses).
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Entrada a la Colección Miguel Ángel Carranza García. |
El Alcázar acoge la
exposición permanente de 171 piezas de la colección Carranza desde diciembre de
2.010. Se trata de la colección de cerámica más importante del país (por
cantidad y calidad de las piezas, datadas entre los siglos XII y XVIII) y está
valorada en más de un millón de euros. Se encuentra repartida por tres salas de esta
galería alta, bajo la supervisión de Alfonso Pleguezuelo, catedrático de
Historia del Arte de la Universidad de Sevilla y experto en cerámicas, y la
colaboración del arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra.
En la Sala 1, 'Los azulejos de la Sevilla
mudéjar', se muestran los mosaicos de Roma, los tejidos murales de Bizancio
y la costumbre de los pueblos nómadas de revestir sus jaimas con esteras,
tejidos y alfombras, viejas tradiciones heredadas por al-Andalus que están en
el origen del hábito de la arquitectura andaluza de cubrir pavimentos, paredes
y techos con cerámicas llenas de brillo y color.
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Azulejos para techos. |
Por su parte, en la Sala 2, 'Dorados de Triana', la
tradición musulmana se percibe en la técnica decorativa el carácter geométrico
de sus motivos y el uso de la loza dorada. La raíz gótica es evidente en los
temas figurativos de origen textil y la influencia renacentista se identifica
en numerosos patrones estéticos traídos a Sevilla desde Italia por
Niculoso Francisco Pisano hacia 1.500.
Finalmente, en la Sala 3, 'Un mundo de devotos y galantes',
se aprecian los importantes cambios introducidos en el período barroco. Los
tejidos, como fuente de inspiración, son sustituidos pinturas religiosas y
profanas.
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Vía Crucis del siglo XVI. |
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Artesonado con tirantes de una de las salas. |
Desgraciadamente, en el momento de visitar la Colección Carranza no estaba en mi mejor momento y no he recogido su contenido como debiera. Prometo volver y actualizarlo.
Ya en el interior del recorrido "de pago", como no se pueden realizar fotografías en esta zona y en la red no existe prácticamente ninguna, me limito ya a exponer lo
visto y a ilustrarlo con fotos procedentes de la página web del Patronato, sin saber exactamente a qué sala pertenecen concretamente muchas de las imágenes.
Incluyo a continuación un
plano de la planta alta elaborado por mí con tan escasas referencias, lo que, unido
al tiempo que hace que visité estas salas, hace que aconseje que no se siga al
pie de la letra, sino como una guía aproximada.
Las habitaciones
conocidas como el Palacio Alto o el Cuarto Real Alto, ocupa la planta superior
del flanco derecho del Patio de la Montería, además de la planta alta del
Palacio del rey don Pedro. En el recorrido me voy a
fijar sobre todo en las cubiertas de las distintas salas, que son, con mucho, lo más
interesante del conjunto (mención aparte del oratorio de Niculoso Pisano).
Tras su presentación y las instrucciones
pertinentes, el guía nos enseña la primera estancia, situada justo al coronar
la escalera, en el lado derecho. Es el Vestíbulo
o Saleta de la reina Isabel la Católica (1), cubierta con una rica
armadura apeinazada (
los elementos que la
forman van ensamblados, sin usar clavos), con tirantes del siglo XV, decorada con
escudos de Castilla y León y la leyenda "Tanto monta, monta tanto".
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¿Vestíbulo? |
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Armadura del Vestíbulo. |
El Anteoratorio
de Isabel la Católica (2) se
encuentra a la derecha del Vestíbulo y tiene la peculiaridad de poseer la única
cubierta ochavada del Palacio Alto, en tanto que la de la habitación
colindante, el Antecomedor de Gala (5) es de forma cuadrada, con los
ángulos reforzados mediante cuadrales.
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Cubierta del Anteoratorio, la única de forma ochavada del Palacio Alta. |
Estas tres habitaciones constituyeron
originalmente las habitaciones de la Reina.
A continuación viene el Oratorio de los Reyes Católicos (3),
con un altar realizado en azulejo por Niculoso Francisco Pisano en 1.504. En él se
representa La visita de la Virgen a su prima
Santa Isabel.
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Oratorio de los Reyes Católicos, una de las pocas obras de Niculoso Francisco Pisano que se conservan en la península. |
El Comedor del Gala (6) nos recibe con el frescor del aire
acondicionado (es la única sala del Palacio Alto con este artilugio). Construido
en 1.594, es muy luminoso gracias a las tres entradas de luz que hay en el
techo, tiene las paredes cubiertas con enormes tapices del siglo XVII, que muestran escenas de El Quijote, realizados
en Bruselas por los Van der Goten. Iluminan la estancia tres lámparas de cristal de Murano. El comedor fue utilizado como tal por última vez en el
año 2.000. Se trata de la única sala del Palacio Alto que está cubierta por un
techo plano, realizado en 1.876, sin que haya quedado dibujo alguno de cómo era
anteriormente. En el comedor se sitúa uno de los cuatro balcones que se abren
al Salón de Embajadores de la planta baja del Palacio Mudéjar.
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Comedor de Gala. Es la única sala del Palacio Alto sin armadura mudéjar. |
En el interior del Comedor se abren dos puertas en el muro
izquierdo, que dan paso a los Salones de
Fumar (5) y de Billar (6), situados a izquierda y derecha respectivamente del
mencionado balcón, los cuales, a su vez, disponen de sendos balcones al Salón
de Embajadores.
Las dos piezas están cubiertas por dos magníficas armaduras cuya
construcción se atribuye a Martín de Infante en la última década del siglo XVI,
por lo tanto durante el reinado de Felipe II. A este maestro se deben todas las
techumbres que se encuentran en la zona de poniente del palacio.
La armadura que cubre la Sala
de Fumar (5) tiene forma curvada, con casetones octogonales que al unirse forman
rombos y pequeños cuadrados y que se decoran mediante motivos florales. Todo el
conjunto descansa sobre un ancho friso, también de madera y con el mismo tipo
de decoración.
La Sala de Billar (6) queda
cubierta por otro alfarje de artesones dispuestos en retícula, que alternan
casetones cuadrados con decoración geométrica y otros de menor
tamaño en los que se incluyen temas florales. Nuevamente todo el conjunto
descansa sobre un friso de profusa decoración.
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El artesonado de la Sala de Billar, recientemente restaurado. |
El artesonado ha sido restaurado muy recientemente (abril de 2.012) por Inmaculada Rodríguez López, consiguiendo un magnífico resultado. Durante los trabajos se encontraron en el camaranchón de la sala primitivas pinturas ornamentales de la época de Pedro I. En ellas podemos apreciar los colores almagras, sienas y negros propios de la época, que representan leones rampantes, escudos de la banda, castillos y banda epigráfica, de una calidad digna del espacio que cubrían. Su estudio arqueológico pasó a manos de Miguel Ángel Tabales.
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Restos de primitivas pinturas mudéjares. |
A la derecha, y en paralelo al Antecomedor y el Comedor de Gala se
sitúa el Corredor del Príncipe, una
galería cubierta, con vistas a los Jardines del Príncipe, que se terminó en
1.592 con el fin de unir los aposentos del rey y la reina, situados en extremos
opuestos del edificio. Se trata de un artesonado en el que los casetones se
distribuyen mediante retícula cuadrada y que poseen una sencilla decoración
geométrica.
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Corredor del Príncipe. |
Tanto este corredor como
el Comedor de Gala desembocan en una habitación cuadrada, situada en la esquina
del Jardín de la Galera, que se conoce con el nombre de Retrete del Rey (9), por motivos obvios. También posee un artesonado
notable. Posteriormente, a finales del XVIII se destinó a ser usado como habitaciones
para la alta servidumbre.
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Artesonado del Retrete del Rey. |
La sala contigua es el
actual Antecomedor de familia (10), antiguo
Cuarto del Rey, que junto con el resto de las salas que lo flanquean, y en
particular la sala siguiente, llamada Comedor
de Familia (11), constituían el llamado Cuarto Nuevo, reformado en el siglo
XVI con el fin de hacer más confortables los inviernos sevillanos.
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Techo del Antecomedor de Familia. |
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Techo del Comedor de Familia. |
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¿Comedor de Familia? |
Si seguimos nuestro
recorrido por la planta alta del palacio llegamos al Mirador de los Reyes Católicos (12), situado a una cota superior a
la del resto de estancias, ya que carece de espacio practicable (camaranchón)
entre la cubierta final del edificio y la armadura que lo cubre. Con visible influencia
granadina, y realizado en los años posteriores a 1.492, ofrece una de las mejores
vistas de todo el Alcázar; domina el Patio de las Doncellas por un lado y los jardines
del recinto por otro. En época de Carlos V sufrió una importante renovación, en
la que se tapiaron los vanos que constituían los miradores y se instalaba un
techo de madera más bajo. Finalmente, se recuperó el aspecto original en la
intervención dirigida por Rafael Manzano en 1.977.
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Armadura del Mirador de los Reyes Católicos. Siglo XV. |
Por último, en el ángulo
suroeste del palacio se encuentra una de las dos estancias más antiguas de la
planta alta del palacio, construidas junto con el resto por orden de Pedro I en
el siglo XIV llamada Dormitorio del Rey
Don Pedro (13), antiguo Cuarto de los Lagartos y que en origen tenía dos
alcobas, una de ellas eliminada para construir el anterior Mirador. El motivo
de su edificación fue que la planta baja era demasiado fría y húmeda, por lo que
don Pedro, al casarse con doña María de Padilla, quiso
tener unas habitaciones en planta alta, más abrigadas del frío invernal que
perjudicaba a su esposa. Sus paredes lucen yeserías de estuco policromado, con
zócalos de azulejos entrelazados en la parte baja. Una de las
inscripciones, nos traduce el guía: "Alá guarde a Pedro sultán de
Castilla, Alá le conceda la victoria".
Todas estas salas que forman parte del ala sur del palacio que da a
los jardines están cubiertas por armaduras apeinazadas con una rica decoración
de lazo que han sufrido importantes transformaciones a lo largo del tiempo.
Cruzamos el corredor del
patio de las Doncellas y llegamos al despacho
oficial de don Juan Carlos I (¿o ahora es de Felipe VI?), que podemos mirar desde la puerta.
La Cámara de Audiencias es la sala
más atrayente y suntuosa del Cuarto Alto; junto con el Dormitorio del Rey Don
Pedro, es el único resto que queda del Palacio Mudéjar original. Las columnas
son de mármol rosa, blanco, negro, todas rematadas con capiteles califales. Los
adornos están realizados en yeso y los zócalos están alicatados y el techo
formando un lazo.
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Cámara de Audiencias. |
A la derecha de la Cámara
de Audiencias se encuentra la Alcoba de Isabel II, desde cuya puerta (no se puede pasar) podemos ver que se
trata de una sala cuadrada, con un artesonado en su techo del siglo XV y todos
sus muros tapizados. Llaman la atención las dos esculturas talladas en madera
del Niño Jesús.
Ya hemos regresado al
punto de partida (en realidad hemos trazado un círculo, o mejor dicho, un
cuadrado) y recuperamos nuestras pertenencias de las taquillas. Me despido del
“amable” guarda y bajo hacia el patio, en busca de aire puro y libertad. Qué
largos se me han hecho estos veinte minutos de olor a polvo y sabor a rancio.
Mi consejo: ahorrarse los
4,50 euros y el tiempo empleado en visitar el Palacio Alto y pasar a visitar
otras zonas de este magnífico monumento que es el Alcázar.
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