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viernes, 14 de febrero de 2014

Carmona. Convento Madre de Dios, -II y final. La iglesia.

De regreso a la iglesia, iniciamos la visita por el lado de la Epístola, comenzando desde los pies, como es habitual. Ambos muros están cubiertos por óleos de santos y santas dominicos, así como escenas de la vida de Santo Domingo de Guzmán, fundador de la orden, distribuidos en tres niveles.
Vista general desde el coro bajo.

Muro de la Epístola.
Muro del Evangelio.
Vista frontal.
En el muro de la Epístola vemos seis lienzos de santos dominicos en el nivel más alto, cuatro escenas de la vida de Santo Domingo en el intermedio y tres retratos de santas de la orden en el inferior.



Retratos de santos y santas dominicos, así como escenas de la vida de Santo Domingo de Guzmán adornan las paredes de la iglesia.
El primer retablo que encontramos en este lado es neoclásico, del primer cuarto del siglo XIX  y representa a una imagen de la Virgen de la Encarnación, de candelero, alojada en una hornacina protegida por vidrio, atribuida a Jacinto de Pimentel, artista al que nombraremos a menudo en esta entrada. En el ático aparece un relieve policromado con la Virgen entregando el Rosario a Santo Domingo.
Retablo de la Virgen de la Encarnación.
Bautizo de Santo Domingo.
A continuación vemos, en un arcosolio, la imagen de San José con el Niño, de Pimentel, que se situaba anteriormente en el Retablo Mayor. Más adelante, en la cabecera del muro, se sitúa un retablo neoclásico con imagen de candelero de San Vicente Ferrer.
San José con el Niño. Jacinto de Pimentel, 1.630.
Retablo de San Vicente Ferrer.
El Retablo Mayor cuenta con sotobanco, banco, dos cuerpos de tres calles cada uno, separadas por columnas estriadas de capitel corintio y un amplio ático. Fue la primera obra importante (1.630) de Jacinto de Pimentel, compañero de formación de Francisco de Ocampo e injustamente olvidado por los tratados de imaginería.
Retablo Mayor. Jacinto de Pimentel, 1.630.
 En el banco aparecen, a los lados del sagrario, dos pequeñas pinturas que representan a San Vicente Ferrer y Santa Catalina de Siena.
San Vicente Ferrer.
Sagrario.
Santa Catalina de Siena.
Sobre el sagrario se sitúa un manifestador de la segunda mitad del siglo XVIII. Lo acompañan dos estatuas exentas de Santo Domingo y Santo Tomás de Aquino.
El segundo cuerpo está presidido por un relieve con la escena de la Anunciación, igualmente de Pimentel, con los Santos Juanes a los lados.
Imagen central del Retablo Mayor.
San Juan Bautista.
San Juan Evangelista.
El ático está coronado por un relieve de la Trinidad, flanqueado por sendos escudos dominicos.
Ático del retablo, con la Santísima Trinidad.
La Capilla Mayor está cubierta por una bóveda de media naranja, apoyada sobre pechinas en las que aparece de nuevo el escudo dominico. Todo el conjunto de capilla se decora mediante pinturas doradas en el año 1.700.
Bóveda de la Capilla Mayor.
En los muros del presbiterio cuelgan dos grandes lienzos que representan La Adoración de los pastores (lado de la Epístola) y La Adoración de los Reyes Magos (lado Evangelio), ambos de finales del XVII y autor desconocido.
Muro derecho del presbiterio.
Muro izquierdo del presbiterio.
La cabecera de la nave del Evangelio está ocupada por un retablo neoclásico, gemelo del equivalente de la nave de la Epístola, en el que se nos presenta la figura de Santo Tomás de Aquino, igualmente de Pimentel.
Santo Tomás de Aquino.
En cuanto a la distribución de obras en este muro, podemos decir que es semejante a la del opuesto, aunque no exactamente igual; en este caso, hay siete lienzos de santos dominicos en la parte superior, cuatro escenas de la vida de Santo Domingo en el intermedio y tres óleos de santas dominicas en la zona inferior. Entre estas últimas se sitúan el retablo de la Virgen del Rosario y otro retablo dedicado a Santo Domingo de Guzmán, ambos con  imágenes del omnipresente Pimentel.
Retablo de la Virgen del Rosario.
Muerte de Santo Domingo.
Púlpito.
Retablo de Santo Domingo de Guzmán.
Cajón de entrada al templo.
Del muro de los pies, que separa la nave de los coros cuelgan cuatro imágenes de santos y dos santas, todos dominicos, con una pintura central sobre el tema de La Anunciación.
Muro de separación entre la iglesia y los coros.
Escena de la Anunciación a la Virgen.
Terminado el recorrido, nos giramos para dar una última mirada.
Pinturas y Crucificado en el arco toral.

Muro del Evangelio.
Muro de la Epístola.
Nos despedimos aquí de la hermana Livia, que tan cariñosamente nos ha atendido y continuamos el paseo.



La visita a la iglesia y coro bajo no presenta ningún obstáculo para personas con movilidad reducida. Para contemplar el resto del edificio hay que subir escaleras necesariamente. 




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