Si desde la plaza de San Fernando miramos a la Antigua Audiencia
de frente, veremos a la izquierda el arco de ladrillo anteriormente mencionado (calle del Torno de Madre de Dios) y, a la derecha de la Audiencia, otra estrecha y serpenteante callejuela (calle Madre de Dios). Por el arco accedemos
al convento Madre de Dios a través de las dependencias del propio convento; por
la otra calle podemos pasar directamente en la iglesia.
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Arco de la calle del Torno de Madre de Dios. |
Fundado inicialmente por
la orden dominica, en 1.520, el edificio comenzó a configurarse gracias a la
donación de unas casas propiedad del capitán Gonzalo de Andino y su esposa, Marina de la Barrera, integrando con el tiempo otros espacios, llegando a su extensión máxima en el siglo XVII (como era frecuente,
a lo largo de los siglos el cenobio ha ido ganando y perdiendo extensión,
debido a donaciones y expropiaciones). A día de hoy se nos muestra como un conjunto enrevesado de salas y
pasillos de difícil recorrido sin un guía.
No hay horario de visita específico,
ya que la misma, ya sea individual o en grupo, ha de concertarse
previamente, para que una de las cinco hermanas que aún quedan en él pueda
guiarnos y atendernos. En mi caso, la hermana Livia me condujo por todo lo
visitable del convento, explicando pormenorizadamente los detalles que iban
surgiendo, con un agrado y una simpatía que superaban ampliamente los límites de la amabilidad.
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Claustro del convento, hoy día cerrado con cristaleras. |
Comenzamos el recorrido
por la iglesia. Como es norma en mayoría de los conventos, la planta es de
una sola nave rectangular, cubierta con un restaurado artesonado mudéjar, con muros de los
que cuelgan un buen número de pinturas al óleo, todas ellas rodeadas por
grandes marcos de yeserías, cuyo conjunto otorga al templo un marcado carácter
barroco. Tanto pinturas como yeserías son de finales del XVII.
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Vista general de la iglesia desde los pies. |
A los pies del templo se
encuentra el coro bajo, separado de
la zona de los fieles por una reja, como era preceptivo en los conventos de
clausura (actualmente no lo es). Dicho coro es de tamaño medio y forma
rectangular, cubierto por vigas rectas de madera, con las paredes adornadas con
pequeños altares y pinturas.
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Coro bajo. |
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Altar de San Martín de Porres, el popular fray Escoba. |
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Altar de la Virgen de Gracia. |
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Crucificado. |
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Inmaculada Concepción. |
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Muro frontal. |
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Pintura de San Antonio de Padua. |
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Sagrario. |
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Santo Domingo de Guzmán. |
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San Miguel Arcángel. |
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Paño de Verónica. |
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Nazareno. |
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Santo desconocido. |
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Pintura de fray Escoba. |
Para una distribución de esta entrada más igualada, nos saltamos la visita a la iglesia y terminamos el recorrido del resto del edificio.
Ahora toca subir al coro alto donde nos encontramos con una
espectacular cubierta mudéjar, de madera, a tres aguas, con tirantes, totalmente labrada
con lacerías y adornada con piñas de mocárabes. Según me comenta la hermana
Livia es la original del siglo XVI, aunque restaurada posteriormente, como es lógico.
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Vista general del coro alto. |
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Espectacular cubierta del coro alto. |
Me acerco al enrejado de
madera que separa el coro de la iglesia para fotografiar ésta desde arriba y me
llevo un susto cuando entreveo en la penumbra la figura de una mujer sentada.
Mi guía se ríe (creo que no me ha avisado con toda la intención), enciende la luz
y compruebo que se trata de una figura de tamaño natural de una mujer vestida de blanco, cubierta con toca del mismo
color, que sostiene en la mano un devocionario. Me parece recordar que
representa a la madre de Santa Rosa de Lima, natural de Carmona, como ya hemos
mencionado anteriormente, que era visitante asidua de este convento.
Visitas (individuales o grupos) previa cita:
954140521.
Precios: 1 €.
La visita a la iglesia y el coro bajo no presenta problemas para personas de movilidad reducida. En cambio, para acceder al resto de dependencias es necesario subir escaleras.
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