Continuamos
nuestro periplo por el barrio de Triana hasta nuestra próxima parada, en la
calle San Jacinto, número 41. Allí se encuentra la Capilla de la Estrella, sede
canónica de la Pontificia, Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad Sacramental y
Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de las Penas, María Santísima de
la Estrella Coronada, Triunfo del Santo Lignum Crucis, San Francisco de Paula y
Santas Justa y Rufina.
Fachada de la Capilla de la Estrella. |
Como es
habitual, la hermandad actual es fruto de la fusión de otras hermandades a lo
largo de los siglos. Fue fundada en 1.560, en el convento de los frailes
mínimos de San Francisco de Paula, de Triana, por “los cargadores de la
Gran Compañía de Cargar y Descargar las Mercancías que en esta ciudad de
Sevilla entran y salen por mar para las Indias y Flandes”.
En el
año 1.570 los franciscanos ceden a la hermandad un terreno junto a su iglesia
para construir una capilla en la que colocar las imágenes y rendirles culto.
Treinta
años más tarde se unen la hermandad de Nuestra Señora de la Estrella y la de
San Francisco de Paula. Paralelamente, en 1.644, don Diego de Granado y
Mosquera funda en el convento de la Victoria la Hermandad de las Penas de
Cristo Nuestro Señor, Triunfo de la Cruz y Amparo de María Santísima. Ambas
hermandades terminaron fusionándose en 1.674, fijando su residencia en la
capilla edificada sobre el solar cedido por los frailes en el convento de la
Victoria.
A lo
largo del siglo XVIII, la hermandad prosperó enormemente a medida que el gremio
de los alfareros se hacía con más peso dentro de la misma. Sin embargo, con el
final del siglo y comienzo del siguiente comenzaron las dificultades: las
epidemias, las normas dictadas que prohibían las relaciones entre cofradías y
gremios, la ocupación francesa y, finalmente, la desamortización de Mendizábal, provocaron
la exclaustración del convento y la búsqueda de una nueva sede. Se acababan así
los dos siglos y medio de presencia en el convento de la Victoria.
En 1.835
se trasladaron las imágenes a la iglesia dominica de San Jacinto (que ocupaba
el antiguo solar de la ermita de la Candelaria), donde quedaron expuestas, sin
culto, siendo la hermandad disuelta.
Iglesia de San Jacinto, que albergó durante 140 años a la Hermandad de la Estrella. |
Tras dos
intentos infructuosos en 1.840 y 1.859, por fin en 1.880, gracias al interés del
capellán de San Jacinto, el padre Eusebio Ortega, se logra reorganizar la hermandad,
que queda definitivamente constituida en 1.891. Se realiza la Estación de
Penitencia, por primera vez desde el templo de san Jacinto, a la Catedral de
Sevilla, atravesando el nuevo puente de Isabel II.
Sin
embargo, las relaciones con los dominicos no eran del todo buenas, y se decide la
construcción de una capilla propia en el local donde se situaba la Casa de
Hermandad. El proyecto se decide en
cabildo en 1.973, encargándose la edificación al arquitecto Antonio Delgado
Roig y los altares a Antonio Martín.
La
capilla fue bendecida por el cardenal Bueno Monreal el Sábado de Pasión de 1.976 y, al día siguiente, Domingo de Ramos, la Hermandad parte por última vez de San
Jacinto para regresar, tras la Estación de Penitencia, a su nueva sede. Se hicieron reformas y ampliaciones de la
misma en 1.982 y 1.988. Es, hasta la fecha, definitiva sede de esta Hermandad
que ha pasado por hasta cuatro emplazamientos y que, en este último, es en el que ha conseguido afianzar considerablemente la vida de Hermandad y la devoción
por sus Sagrados Titulares.
Capilla de la Estrella. |
El
edificio que aloja la capilla es estrecho y alargado. En la planta baja, en
forma de “L”, se sitúa la capilla propiamente dicha y, en las dos plantas
superiores, las dependencias de la hermandad.
La
portada es muy sencilla, con vano rectangular sobre el que se sitúa un frontón curvo partido por un balcón, a su vez flanqueado por dos estípites. El segundo piso
presenta una ventana triple de medio punto y, sobre ella, una espadaña corona
el conjunto.
La
capilla posee bóveda con arcos rebajados, sostenidos por pilastras, decoradas por yeserías con motivos geométricos y escudos de la
hermandad.
Vista general de la capilla desde la entrada. |
En los
muros laterales aparecen catorce cartelas en terracota policromada, que
reproducen el Vía Crucis del Señor, realizadas por el trianero José Antonio
Navarro Arteaga.
Dos de las catorce cartelas que reproducen el Vía Crucis, con el escudo de la Hermandad. |
Al fondo
vemos el retablo neobarroco que acoge a María
Santísima de la Estrella. Atribuida durante mucho tiempo a Martínez
Montañés y, en la actualidad, a Luisa La
Roldana, se trata de una imagen de candelero, de 1,68 centímetros
de altura, tallada en madera de cedro. Sus ojos son de cristal, bajo pestañas
artificiales, con el rostro inclinado hacia abajo. Por sus mejillas resbalan
seis lágrimas, tres por cada una. Su boca entreabierta permite ver la
definición de los dientes. Su cabellera es tallada. Las manos son de gran
expresión; la derecha, con los dedos levemente curvados, porta en el paso de
palio el Santo Lignum Crucis en un relicario y la izquierda se presenta semi-extendida,
con los dedos levemente curvados.
Retablo de María Santísima de la Estrella. |
Virgen de la Estrella. |
Virgen de la Estrella. Detalle. |
Acompañan
a la Virgen de la Estrella en su retablo las Santas Justa y Rufina, cotitulares de la hermandad. Ambas son
modernas, del escultor Ricardo Rivera, bendecidas en 1.986.
En el
brazo izquierdo de la “L” que forma la capilla vemos el retablo, también
neobarroco, de Nuestro Padre Jesús de
las Penas. La imagen, de 146 centímetros de altura, está tallada en
madera de cedro y representa el momento inmediatamente anterior a la
Crucifixión.
Retablo de Nuestro Padre Jesús de las Penas. |
Distintas tomas de Nuestro Padre Jesús de las Penas. |
Su autoría estaba fuertemente discutida, aunque coincidiendo todos
los estudiosos en el estilo “roldanesco” de la efigie. El enigma se clarificó
cuando, en 1.997 y durante el transcurso de labores de restauración de la
imagen, se descubrió un documento en el interior de la misma que mencionaba la
autoría de José de Arce, en 1.655. Reproduzco, a continuación, el texto del
citado documento:
“ENLA ÇIUDAD DE SEUILLA AÑO DEMILL Y FEISÇIENTOS Y CINCUENTA
Y ÇINCO; GOUERNANDO LA SILLA APOFTOLICA NUEFTRO MUY SANTO PADRE ALEXANDRO FEPTIMO
DEFTE NOMBRE, Y AFIMISMO, REYNANDO EN EFPAÑA NUEFTRO CATHOLICO MONARCHA PHILIPO
QUARTO DE EFTE NOMBRE; HIZO EFTE SANCRITSIMO CHRIFTO D LAS PENAS, JOSE PH DE
ARZE, DE NACIÓN FLAMENCO PARAUNA COFRADÍA DELTITULO DELAS PENAS DE CHRIFTO
NUEFTRO SEÑOR, Y TRIUNPHO DELA CRUZ, QUE IAFUNDO EN TRIANA DIEGO GRANADO Y
MOSQUERA ELAÑO DE 1644”
José de
Arce, uno de los mejores escultores barrocos de su tiempo fue autor, entre
otras muchas obras, de las imágenes en piedra de Los Cuatro Padres de la
Iglesia y Los Cuatro Evangelistas que se sitúan sobre los muros interiores de
la iglesia del Sagrario.
La
imagen de San Francisco de Paula que
se ubica en la hornacina lateral del retablo fue realizada por el escultor
Ricardo Rivera y retocada en 1.993 por el imaginero José Antonio Navarro
Arteaga, hermano de la Corporación. Es de madera policromada, de unos 75 centímetros de
altura y posee resplandor de plata.
San Francisco de Paula (cortesía de http://www.hermandad-estrella.org). |
El santo
fundador de la orden de los Mínimos, cotitular de la Hermandad desde que su
cofradía se fusionara, sobre el año 1.603, con la de la Estrella en el antiguo
convento mínimo de la Victoria, se representa anciano, con larga barba canosa y
hábito de la orden, de color pardusco, estofado en oro. En la mano derecha
porta el emblema de su congregación, el sol de la Caridad “CHARITAS”, y en la
otra su característico bastón en alusión a su condición de ermitaño.
Santa Elena,
descubridora del Santo Madero de la Cruz e impulsora de su devoción, se asocia
al título del Triunfo del Santo Lignum
Crucis que ostenta la Hermandad. Por este motivo, el retablo de Nuestro
Padre Jesús de las Penas incorpora en una de sus hornacinas laterales la imagen
de la santa. Es obra del imaginero hispalense José Antonio Navarro
Arteaga, quien la realizó en el año 1.993 en madera policromada, de unos 80 centímetros de
altura, con ricos estofados de oro en sus ropajes.
Santa Elena (cortesía de http://www.hermandad-estrella.org). |
Santa
Elena se representa abrazando con su mano derecha la Cruz, que aparece erguida,
mientras que con la otra mano señala el Santo Madero. Posee aureola de plata,
en alusión a su santidad, a la vez que adorna su cabeza con diadema tallada en
la misma escultura, estofada en oro y enriquecida con pedrería, por su
condición de emperatriz romana (fue esposa del tetrarca Constantino Cloro y
madre del emperador bizantino Constantino I).
El Lignum
Crucis es también titular de la hermandad. Su nombre proviene del latín
“lignum”, madero y “crucis”, de la cruz, y hace referencia a la reliquia de la
cruz de Nuestro Señor Jesucristo. Las expresiones de devoción a Cristo
crucificado, numerosas y variadas, adquieren un particular relieve en las
iglesias dedicadas al misterio de la Cruz o en las que se veneran reliquias,
consideradas auténticas, del Lignum
Crucis.
Santo Lignum Crucis (cortesía de http://www.hermandad-estrella.org). |
El
relicario de la capilla de la Estrella que contiene el trozo de santo madero no
está coronado, como suele ser habitual, por una cruz, sino por una estrella de
diez puntas con diamantes, rubíes y esmeraldas engastados.
LA VALIENTE.
La
Hermandad de la Estrella fue la única que realizó Estación de Penitencia a la
catedral en el año 1.932, primera Semana Santa de la II República Española.
Tradicionalmente
se ha sostenido que el motivo de no procesionar de las demás cofradías fue la
inseguridad ciudadana y el temor a incidentes callejeros. De hecho sí hubo varios
incidentes; el más grave pasó inadvertido: a la altura de la plaza de la
Magdalena, entonces llamada del Pacífico, alguien tiró una bomba fabricada con
la perilla de una cama (hay que ser cutre). No explotó, y de su presencia no se
percató nadie hasta que el paso (que llevó la bomba encima casi todo el camino)
se desmontó esa noche.
Lo más
espectacular, sin embargo, sucedió ante la puerta de San Miguel de la Catedral. Cuando el palio de la Virgen se disponía a entrar en la Catedral, un anarquista
de San Juan de Aznalfarache, llamado Emiliano González, realizó tres disparos
contra la imagen (sin acertar ninguno) y salió corriendo perseguido por la
masa. Un guardia impediría que lo linchasen en la calle San Gregorio. Otro
intento de agresión fue desmontado antes de producirse, al recibir la Guardia
de Seguridad el “soplo” de que había un grupo extremista preparado en los
jardines del Paseo de Colón; un escuadrón a caballo frustró sus intenciones.
Emiliano González Sánchez, autor de los disparos contra la Virgen de la Estrella. |
Con ser
graves estos hechos, otras opiniones sostienen que la razón verdadera por la que las hermandades no realizaron
su Estación de Penitencia ese año no fue de orden público, sino
político, lo que se puede constatar consultando los periódicos de la época.
En
aquellos días, recién proclamada la II República, estaba en pleno apogeo el
debate sobre el carácter laico que debería tener el Estado Español bajo el
nuevo régimen, algo que hoy día vemos de lo más normal, pero que entonces dio
lugar a considerables tensiones. Como bandera para su lucha, los sectores más
conservadores promovieron la suspensión de las procesiones de Semana Santa. Su
justificación vino a ser que, puesto que un estado laico no iba a poner
crucifijos en las escuelas, tampoco querría tenerlos en las calles. Espoleados
por la Iglesia y por los partidos de derechas, opuestos al gobierno de Lerroux,
muchos hermanos mayores (liderados por los de San Roque y San Bernardo)
empezaron a plantearse la posibilidad de suspender la Semana Santa, decidiendo
finalmente no salir, siguiendo el consejo del Arzobispado.
Pero
hubo una excepción. La hermandad de la Estrella, una corporación entonces
humilde, con pocos hermanos, ninguno de ellos miembro activo de partidos o con
intereses políticos, determinó en su cabildo que sí realizaría la Estación de Penitencia.
Veinte a seis fue el resultado de la votación a favor de la salida. ¿Cual pudo
ser el motivo que llevó a los hermanos de la Estrella a contravenir el acuerdo
del resto de las cofradías? No está claro, pero sí que la decisión reportó
importantes críticas a la hermandad. A los pocos días de tomada, el diario El
Sol, de Madrid, publica unas declaraciones de un conocido cofrade de Pasión,
Miguel Bermudo, quien señalaba que "...esa cofradía es una pobrecita, con
muy pocos cofrades" y de estilo “capirotero”, es decir, amigos de la parte
espectacular de la salida, y de poco fondo religioso.
Aunque rechazada y menospreciada por el poder cofradiero establecido, la salida de la Estrella fue recibida con júbilo por el pueblo. Salió el Jueves Santo en vez del Domingo de Ramos a causa de la tardanza en llegar de la subvención municipal, de la que dependía económicamente.
Salida del palio de la Estrella, el Jueves Santo de 1.932. (ICAS. Ayuntamiento de Sevilla). |
Rodeados de trabajadores del muelle y hermanos de paisano, algunos con navajas
al cinto para desalentar a los provocadores, los pasos salieron de San Jacinto
a las cinco menos veinte de la tarde entre el clamor de miles de personas que
se congregaban en la calles trianeras. Sin los agobios de un horario que
cumplir, los pasos se dieron un auténtico baño de multitudes. Más de dos horas
tardaron en llegar desde Triana a la calle San Pablo. Ante la fachada del
Ayuntamiento, en presencia de las autoridades, Rocío Vega Farfán, La Niña
de la Alfalfa, entonó una saeta cuya letra se hizo célebre:
“Se ha dicho en el banco azul
que España ya no es cristiana,
pero aunque sea republicana,
aquí quien manda eres Tú,
Estrella de la mañana”.
Así pues, según esta versión, la Estrella no fue valiente por hacer frente a un peligro
que, según los propios responsables del boicot, no se esperaba. En realidad lo
fue porque se enfrentó a la decisión unánime del resto de las cofradías. O,
mejor dicho, no se enfrentó a nada; tal vez fuesen los demás quienes se enfrentaron a
la tradición.
Tan solo
me queda felicitar a la Hermandad por la magnífica página web que publica en la
red (de lo mejor que he visto hasta ahora, junto a la del convento de Santa
Paula). Completísima en información y detalles, actualizada constantemente y
con multitud de fotografías (algunas de las cuales he reproducido). El área
multimedia incluye marchas procesionales, fondos de escritorio y hasta un canal
de TV en Youtube. Un auténtico lujo.
Enhorabuna por tan magnifica documentacion
ResponderEliminarBuenas tardes Pepe,
ResponderEliminar¿Podrías facilitarme tu email para ponerme en contacto contigo?
Gracias y un saludo
Rafa
Rafael@mysevillaweb.com
La valiente demostró que es la derecha y la extrema derecha la que hasta el día de hoy, quiere dictar el comportamiento de la ciudadanía. La izquierda desde siempre, ha luchado por la libertad de expresión. Esto se ha demostrado desde siempre. En la II República, se buscaba la igualdad, solidaridad y fraternidad de la sociedad, al igual que hoy en día. Además, hay que recordar la teología de la liberación, que demuestra que la religión y la izquierda, están sincronizadas. En Sevilla tenemos el ejemplo del cura Diamantino, fundador entre otros del Sindicato Obrero del Campo, hoy en día SAT.
ResponderEliminarÉste comentario es ironía, verdad?
EliminarPepe, tambien yo quisiera recuperar tu correo. El mio es sanisidoro02@gmail.com. Hace tiempo nos cruzamos información sobre arquitectura de Sevilla. Un abrazo.
EliminarKamascity las iglesias se incendiaron solas entonces en el 31 y en el 36. Infiero
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