Continuamos
la visita situándonos ante el presbiterio. Es de gran tamaño y sección cuadrada,
de doble bóveda con nervaduras góticas. Tomadas las fotografías en tiempo de
Cuaresma, podemos observar la imagen del Santísimo
Cristo de la Sagrada Lanzada en el presbiterio, en vez de en la Capilla del
Sagrario, que es su lugar habitual. Tallada por Antonio Illanes Rodríguez, en
el año 1.929, se trata de la primera gran obra de este imaginero para la Semana
Santa sevillana, puesto que aún en aquellas fechas se encontraba cursando
estudios en la Escuela de Bellas Artes. Es un Crucificado, de 1,67 metros de altura,
claramente inspirado el Cristo de la Clemencia, de Martínez Montañés.
Presbiterio de la iglesia de san Martín. |
Bóvedas góticas del presbiterio. |
Al fondo
se sitúa el Retablo Mayor, de estilo
renacentista, proyectado por Vermondo Resta en 1.606, pero ejecutado por Diego
López Bueno en los dos años siguientes. La policromía corre a cargo de Gaspar
Ragis, las pinturas son de Gerolamo Lucenti de Corregio y las tallas, de
Francisco de Ocampo. El retablo consta de banco, dos cuerpos y ático, compartimentados
mediante columnas corintias de fustes estriados.
En el
banco, a los lados del tabernáculo, podemos admirar relieves de san Juan
Bautista y san Marcos.
En el
primer cuerpo, y de izquierda a derecha, podemos ver un lienzo, La Caridad de san Martín, una escultura
de san Pedro, el camarín donde se sitúa una figura de la Virgen con el Niño,
obra del siglo XVII, una talla de san
Pablo y un lienzo con El Sueño de san
Martín.
Primer cuerpo del Retablo Mayor. |
En el
segundo cuerpo, y en el mismo orden, aparecen una pintura con La Resurrección de un neófito, una
escultura de la Virgen María, anónima, una hornacina que aloja la talla del
titular de la iglesia, otra talla de san Juan Evangelista y la pintura que
muestra La curación de un enfermo. En
el ático vemos un Crucificado atribuido a Ocampo, flanqueado por ángeles y
virtudes.
Segundo cuerpo y ático del Retablo Mayor. |
Dentro
del área del presbiterio se sitúan cuatro retablos, dos sobre el muro del
Evangelio (san José y Entierro de Cristo) y otros dos (Familia de la Virgen y
san Antonio de Padua) en el de la Epístola.
Cristo de la Sagrada Lanzada. |
El retablo de san José, del siglo XVIII,
muestra una talla del padre de Cristo, del año 1.800, rodeada por doce
medallones en relieve que representan escenas de su vida.
A su
lado, aparece el retablo del Entierro de
Cristo, de finales del siglo XVI. Se trata de un relieve con dos partes
bien diferenciadas: la superior, con un Calvario, y la inferior, con la escena
del Santo Entierro. Remata en conjunto el relieve de Dios Padre. En los
laterales aparecen pinturas con los retratos de los donantes y de san Pedro y
san Pablo.
Presbiterio: muro del Evangelio. |
En el
muro de enfrente se sitúa el retablo de
la Familia de la Virgen, barroco, del XVIII, presidido por las figuras de
santa Ana, san José y la Virgen Niña, rodeados de un conjunto de pinturas sobre
tabla del siglo XVI con escenas de los apóstoles y la Piedad.
El retablo de san Antonio de Padua, de
estilo neoclásico, muestra una talla del santo italiano desde hace poco tiempo.
Presbiterio: muro de la Epístola. |
A su
lado, encontramos dos objetos de interés: la lápida de la sepultura de Diego
Ortiz de Zúñiga, insigne historiador, enterrado por deso expreso bajo el altar
de la Divina enfermera y una copia a escala de la Síndone de Turín, donada por
el escultor e imaginero Juan Manuel Miñarro.
Lápida funeraria del historiador Ortiz de Zúñiga. |
Reproducción de la Sábana Santa. Juan Manuel Miñarro. |
Llega el
momento de dirigirnos al lado del Evangelio de la iglesia. En la cabecera está
colocado el retablo de la Inmaculada
Concepción, obra anónima del año 1.603, encargado por la Sacramental de san
Martín, que pagó por él 5.000 escudos. En 1.810, con motivo de la fusión con la
Hermandad de la Concepción de Regina, se reformó para que albergara la imagen
del Cristo del Amor (de ahí su fondo cruciforme). La talla actual de la
Inmaculada Concepción fue llevada a cabo por Cristóbal Ramos en el año 1.794.
Se trata de una efigie de estilo barroco, realizada en barro cocido,
policromada y con cabellera de pelo natural. Este retablo albergó, hasta
hace pocos años, la imagen de María Santísima del Buen Fin.
Inmaculada Concepción. Cristóbal Ramos, 1.794. |
Justo
después podemos contemplar el retablo de
Nuestra Señora de la Europa, imagen
con gran devoción en Sevilla desde el siglo XVII, época en que tenía capilla
propia en la plaza que está al final de la calle Amor de Dios y comienzo de Doctor
Letamendi (actual calle Correduría). La Hermandad de la Europa, patrona de
Gibraltar, fue fundada en Sevilla por los habitantes del peñón tras ser
expulsados por los ingleses. Su capilla fue derribada por motivos urbanísticos
a mediados del XIX, momento en que se trasladó definitivamente a san Martín.
Retablo de Nuestra Señora de la Europa. Juan Calero, siglo XVIII. |
Iconográficamente
se asemeja a una talla medieval, pues la Virgen aparece sedente y coronada a
modo de reina antigua, es decir, sin las diademas de perlas, globo y cruz de
las coronas reales modernas. Sin embargo, la imagen es del siglo XVII, obra de
Felipe Martínez, de talla completa y que tiene el Niño al brazo izquierdo,
mientras que en la otra mano sujeta una flor.
Nuestra Señora de la Europa. Felipe Martínez, siglo XVII. |
El
retablo data de finales del siglo XVIII, realizado por Juan Calero. Está
presidido por la mencionada Virgen de la Europa, con tallas de santa Rosalía y
santa Isabel de Hungría a los lados.
A continuación
se abre la Capilla del Sagrario, primitiva
capilla de san Juan, perteneciente a la familia Jácome (anteriormente
mencionados en la visita a la catedral
quienes la cedieron a la Sacramental de san Martín en
1.792.
Capilla Sacramental. |
En el altar se sitúa la imagen del Santísimo Cristo de la Lanzada, obra contemporánea de Antonio Illanes. Al lado del Crucificado se encuentran las imágenes de la Virgen de Guía, obra también de Illanes, de 1.931, y un San Juan que es obra anónima del siglo XVII, atribuida a Pedro Roldán, y considerada como una de las mejores representaciones del Apóstol.
La
Virgen de Guía está tallada en madera de ciprés y, aunque es de Illanes, no era
del agrado de los hermanos, que encargaron una remodelación a Rivero-Carrera, tan
profunda que puede considerarse la escultura actual como obra suya. También
destacan en esta capilla del Sagrario los frescos que la decoran y que se
atribuyen a Mohedano, datándose en la primera mitad del siglo XVII. El sagrario
fue cincelado por Dionisio Gutiérrez en el 1798, corriendo la orfebrería a
cargo de José Guzmán y la vidriera de Baldomero Álvarez. La bóveda que cubre la
capilla es del siglo XV.
Virgen de Guía y san Juan Evangelista. Falta el Cristo de la Lanzada, situado en el presbiterio durante la Cuaresma. |
La capilla de María Santísima del Buen Fin
es la siguiente parada de nuestro recorrido. Fue construida en 1.898 sobre el
cuarto de campanas, cedido a tal fin por la parroquia a la Sacramental de san
Martín. El retablo, anónimo, es de 1.811, instalándose inicialmente en el
lateral de la Capilla Sacramental y trasladándose a su emplazamiento actual en 1.898.
Capilla de María Santísima del Buen Fin. |
En su tabernáculo se veneraba la reliquia de la Santa Espina, hallada en el
interior de una caja descubierta con motivo de la cimentación del templo en 1.421.
Los ángeles lampareros, tallados en 1.798 por Dionisio Gutiérrez, proceden del
retablo de la Hermandad de la Concepción de Regina. De sus muros cuelgan una
Virgen de Guadalupe, de José Cruz (1.788) y un Nazareno, anónimo, del siglo
XVII.
Retablo de María Santísima del Buen Fin. Anónimo de 1.811. |
La
Virgen del Buen Fin, cotitular de la Hermandad, fue la primera Dolorosa que
talló Juan de Astorga, en 1.810. La cabeza es de papelón, en tanto que el busto
está realizado en madera de cedro. Se encargó de la policromía, que aún luce, Joaquín
de la Peña. La actual imagen sustituye a la primitiva, de 1.670, que fue
destruida por los franceses (¡Sacre Coeur!) tras el asalto al convento de san
Basilio, donde radicaba entonces la Corporación.
María Santísima del Buen Fin, vestida de hebrea, como es costumbre en tiempo de Cuaresma. Juan de Astorga, 1.810. |
Conserva
entre sus enseres la que se considera la saya más antigua de la Semana Santa
sevillana, ejecutada por Concepción León en el año 1.852. En el año 2.006 le
fue impuesta una nueva corona de plata sobredorada, realizada por el taller de
Ramón León, y que luce en su salida procesional, sustituyendo a la anterior, de
metal sobredorado ejecutada en el año 1.955 por Rangel.
Las tres
naves situadas a los pies de la iglesia (dos en el lado de la Epístola y una en
el del Evangelio) están dedicadas, no sé si permanentemente o de forma transitoria, a almacén de objetos diversos.
Pies de la iglesia. |
Capillas a los pies de la Epístola. |
Capilla a los pies del Evangelio. |
Cajón de la puerta de entrada a los pies de la iglesia. |
Nuestra Señora de la Concepción de Regina. Pintura barroca situada a los pies del templo y, a menudo, confundida con la Esperanza Divina Enfermera. |
Aquí
terminamos la visita a esta iglesia, de mediano tamaño y bien cuidada, con
bastantes paneles informativos que se agradecen enormemente. En una próxima
visita, ya bien pasada la Semana Santa, volveremos a visitarla para fotografiar
todas las imágenes que procesionan en su lugar habitual.
Juan de Mesa y la iglesia de san Martín.
Tradicionalmente
se viene afirmando que en esta iglesia de San Martín está enterrado Juan de
Mesa. En la cripta de la parroquia se custodian unos huesos, guardados en una
caja que lleva su nombre, aunque su autenticidad es algo que está todavía por
confirmar. En la fachada de la iglesia podemos ver una lápida que confirma el
enterramiento del genial escultor en la iglesia.
En la
actual calle Divina Enfermera, antigua calle de Lerena, (lugar de sórdidos
burdeles hasta hace muy poco) y, más antiguamente, Costanilla de san Martín,
tenía su taller Juan de Mesa, el misterioso imaginero cordobés que, en menos de
diez años, revolucionó la cultura barroca sevillana con un modelo que ha
llegado hasta nuestros días.
He
aplicado al artista el calificativo de misterioso y muchos se preguntarán el por
qué, siendo como es un personaje tan conocido, con una calle dedicada a él en
Santa Catalina, una efigie de bronce en la plaza de San Lorenzo y una placa de
mármol en la fachada de la iglesia de san Martín. Pues es misterioso porque se
sabe muy poco de él. Consta que entró como aprendiz en el taller de Martínez
con 23 años, elevada edad para esa categoría, pero no conocemos nada de su vida
hasta entonces. Tampoco tenemos idea de su aspecto físico.
Placa de mármol que recuerda en enterramiento del imaginero Juan de Mesa en esta iglesia. |
Por otra
parte, se sabe que murió con 44 años, pero tampoco la causa del fallecimiento
(se atribuye, sin evidencias, a la tuberculosis), ni el lugar concreto donde
está enterrado. Finalmente, no se tiene ni idea de por qué se borró
literalmente su memoria durante los siguientes trescientos años; no se sabe por
mano de quien ni el motivo. Nadie, absolutamente nadie de la culta Sevilla de
aquellos días, se tomó la molestia ni de enaltecerlo, ni de denigrarlo. Siguió
en esta condición de ignorado hasta finales de los años veinte del siglo
pasado, en que un grupo de estudiosos lo rescató del olvido, llegando a
demostrar, ¡herejía!, que la talla de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder no
salió de la gubia de Martínez Montañés, sino de la de su olvidado discípulo. A
raíz de la escandalosa (por la que se armó) noticia, brotaron a la luz las
obras de Juan de Mesa, atribuidas hasta entonces a otros artistas, anónimos o
no. Los Cristos del Amor, de la Buena Muerte, de la Conversión del Buen Ladrón,
de la Clemencia o el Nazareno de la Rambla son auténticas obras maestras que acompañan
al Gran Poder como hijos del imaginero cordobés.
Monumento a Juan de Mesa, en la plaza de san Lorenzo. |
No hay obstáculos importantes.
Felicidades por su importante labor y ayuda para los que amamos el arte sevillano.
ResponderEliminarUn saludo
http://pinturaantigua.blogspot.es/1291359120/la-inmaculada-de-la-iglesia-de-san-martin-de-sevilla/
Muchas gracias por comentar. Al ser la única recompensa que recibo (aparte de la satisfacción propia) se agradece enormemente.
EliminarSaludos.
Como siempre unos temas de lo más interesante estos que nos traes!! Sigue así...
ResponderEliminarUn saludo
Alejandro
Desde luego que le felicito por su trabajo. No se imagina lo útil que resulta para quienes, apreciando mucho el arte sevillano, vivimos fuera de Sevilla. En mi caso, me permite estudiar detalles que sólo puedo ver en las ocasiones en que me desplazo, y, como usted sabe, no siempre se encuentra uno abiertas las iglesias que desea. Por cierto, recuerdo en una de mis visitas a San Martín una interesante imagen de San Juan Bautista del siglo XVII. ¿La tiene usted fotografiada? Le animo a seguir con su estupenda tarea de difusión artística. Un saludo.
ResponderEliminarJuan V.-
Gracias por la información. Seguiremos atentos. Buen verano.
ResponderEliminarJuan V.
Me alegro de que alguien de a conocer la cultura que encierran las iglesias sevillanas.
ResponderEliminarMe atrevo a comentarle que tengo entendido que la imagen dev la Virgen con el Niño que se encuentra en el altar mayor de la iglesia de San Martín tiene la advocacion de "Divina Maestra" y pertenecía a las Escuelas de María.
Muchas gracias por difundir nuestro patrimonio cultural y hacerlo llegar a todas las personas que no pueden conocerlo de otra forma.
Un saludo
muchas gracias,un artículo ameno e instructivo.
ResponderEliminarComo siempre felicitarlo por su aportación al conocimiento de nuestro patrimonio. Mil gracias ..
ResponderEliminarMagnífico blog. Me está ayudando mucho
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