La primera crónica escrita sobre el hallazgo de
la imagen de la Virgen de Loreto data de 1.584, año en el que fray Francisco de
Angulo recogía una serie de hechos, transmitidos oralmente de padres a hijos. La
leyenda nos sitúa en el Sábado Santo del año 1.384, cuando la Virgen,
atendiendo las oraciones de unas cristianas que estaban cautivas en tierras de
moros, acude para socorrerlas, de tal forma que cuando despiertan de su sueño
se encuentran a unos cincuenta pasos de la torre llamada de Loreto. Junto a
ellas vieron entonces a la imagen de la Virgen, que hallaron colocada en el
tronco de un olivo.
Como en tantas otras tradiciones similares, los
habitantes del vecino Umbrete se llevaron la talla a la iglesia del pueblo pero, de forma milagrosa, la Virgen regresó al sitio donde fue encontrada. Apercibiéndose
de sus deseos, los campesinos comenzaron su culto, primero en la torre y, poco después, en una ermita que se construyó para tal fin.
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Vista general del Santuario. |
Originalmente la advocación de la Virgen fue la
de Santa María de Valverde, si bien con el tiempo fue asimilándose al de Lorete
y, más tarde, al de Loreto, lo que se debió, según Ortiz de Zúñiga, a que la
cercana torre militar tenía una antigua inscripción que la llamaba “Turris
Lauretana”; también ayudaría su parecido con el título de la Virgen italiana de
Loreto.
Es necesario señalar que la hacienda en la que se
asienta el santuario ya estaba ocupaba en época romana por una explotación
agrícola, que durante la época islámica era conocida como alquería de Lorit;
posteriormente le correspondió en el Repartimiento de Sevilla, tras la
reconquista de la ciudad por Fernando III, a Mincer Enrique. De esos tiempos datan
la Torre Mocha o de Loreto, construida con fines defensivos y las primeras estructuras
destinadas a la transformación y el almacenamiento de los productos derivados
de los cultivos de la vid y el olivo, así como la primitiva ermita del siglo
XIV.
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La Torre Mocha o de Loreto. |
En 1.525, bajo el patronazgo de don Enrique de
Guzmán y su señora, duques de Medina Sidonia, se construye un monasterio junto
a la pequeña ermita inicial. Al fallecer los fundadores, los siguientes
patronos del convento fueron los condes de Olivares y, después de éstos, los
condes de Castellar.
Del primitivo cenobio que se terminó de construir
en 1.528, solo ha llegado a nuestros días el Claustro del Aljibe, de estilo
mudéjar, edificado en ladrillo visto. En la segunda mitad del siglo XVI el
convento funcionaba como Casa de Estudios de la Provincia de Andalucía.
Desde Loreto partieron numerosos religiosos con
el fin de la evangelización del Nuevo Mundo. Fray Juan Calero sufrió martirio en el actual
México en 1541, siendo considerado por ello el primer mártir de aquél país. En
Loreto vivió durante siete años san Francisco Solano, y de aquí partió a
tierras sudamericanas, evangelizando especialmente el actual Perú, en cuya
capital falleció en 1.610. Aún se conserva la celda donde dormía en el
convento, convertida en Oratorio, según suele ser tradición. También vivió unos
años en Loreto, donde estudió y fue ordenado diácono, fray Luis Bolaños,
evangelizador del Paraguay y, en los primeros años del siglo XVII, fray Luis
Sotelo, evangelizador de las Islas Filipinas y de Japón, tierra esta última
donde sufriría martirio. Finalmente, partieron de aquí en 1.612 los
llamados “Doce Apóstoles de Loreto”, con la misión de fundar en el sur del
Nuevo Mundo la provincia franciscana de la Asunción o del Río de la Plata.
En 1.607 se construyó una nueva iglesia, que se
corresponde con lo que hoy es la sacristía, y cuyas obras fueron costeadas por
el cardenal Fernando Niño de Guevara, arzobispo de Sevilla y gran benefactor de
los franciscanos. A finales del siglo XVII otros bienhechores sufragaron la hechura
de nuevos retablos para san Francisco de Asís y san Diego de Alcalá.
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El cardenal Niño de Guevara, pintado por El Greco. |
La llegada del siglo XVIII supuso el mayor
esplendor material conocido por el convento, gracias sobre todo a la figura de
quien fuera dos veces su guardián, fray Francisco de San Buenaventura Tejada y
Díez de Velasco, quien luego marcharía a América donde llegaría a ser obispo de
Yucatán y de Guadalajara. Gracias a su impulso se construyó un nuevo templo
bajo las trazas y supervisión del arquitecto Diego Antonio Díaz, comenzando las
obras en 1.716 y siendo consagrado en 1.733. En esta iglesia, tanto retablos,
como esculturas, pinturas y demás adornos se corresponden con temas
franciscanos y se desarrollan con estética tardobarroca, habiendo permanecido
inalterado y en perfecto estado de conservación hasta la actualidad.
En 1.835 el santuario sufre la Desamortización,
siendo dispersados los frailes, aunque el edificio quedó bajo el patronato del
arzobispado de Sevilla, siendo nombrados dos antiguos frailes como capellanes.
Uno de ellos fue fray Miguel María del Toro y Gómez, quien se hizo cargo del
culto en el santuario desde 1.832 hasta 1.875. Conocido como el “padre
Miguelito”, a él se debe la conservación material del conjunto monástico y de
su espaciosa huerta, y sobre todo el mantenimiento y la universalización
popular de la devoción a la Virgen de Loreto, para la que compuso unas bellas coplas, impulsando además la celebración de su Novena
anual. Fue enterrado bajo el camarín de la Virgen.
En 1.881 se volvió a instalar en Loreto una
comunidad de religiosos franciscanos, integrada por 33 frailes llegados desde
Bourges (Francia), al frente de la cual se hallaba fray Juan María Quillán.
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Fachada lateral del Santuario. |
En el siglo siguiente tiene lugar la fundación de
la Hermandad de Nuestra Señora de Loreto, 1.925. Pocos años después, durante
los disturbios anticlericales acaecidas en la II República, hubo que esconder
la imagen de la Virgen en una casa particular de la vecina localidad de
Villanueva del Ariscal.
Durante la segunda mitad del siglo aumenta
considerablemente la devoción a la Virgen de Loreto, produciéndose su
coronación canónica en 1.950 y proclamada como Patrona del Aljarafe por el papa
Juan XXIII en 1.959. A raíz de este nombramiento, se realizó una histórica
procesión itinerante de la Virgen por todos los pueblos de la comarca
aljarafeña, muchos de los cuales la nombraron Alcaldesa Honoraria.
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Muro lateral de la iglesia y espadaña. |
Entre ambas fechas tuvo lugar un desgraciado
suceso, como fue el incendio que afectó a la iglesia el 2 de junio de 1.953,
que provocó importantes daños en la bóveda del crucero y el camarín de la
Virgen, cuya reconstrucción fue posible gracias a las limosnas de los devotos.
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Espadaña de la iglesia. |
El Santuario de Loreto se encuentra a la salida
de Espartinas en dirección Huelva por la antigua carretera nacional
Sevilla-Huelva, actual A-8076. Llegados a una rotonda, un pequeño retablo y un
cartel indicador a nuestra derecha nos indican el camino a tomar. Apenas cien
metros después ya llegamos al conjunto de edificios. Una primera portada en
piedra y un mirador renacentista señalan la presencia de las bodegas del
santuario. La entrada al mismo se encuentra más adelante; basta con seguir el
muro de bodega y edificios agrícolas hasta llegar a un ensanche.
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A la izquierda, la entrada al santuario. Al fondo, las bodegas. |
Con espacio más que sobrado para dejar el coche,
nos dirigimos hacia el acceso, a través de una portada de estilo barroco
formada por dos cuerpos, el inferior con vano adintelado, flanqueado por
pilastras con basamento, capiteles dóricos y cornisa, en cuyo friso aparece la
fecha de construcción «Año de 1727». El segundo cuerpo lo compone una moldura
en medio punto, en cuyo aparece un retablo de azulejos blancos y azules con la
representación de la Virgen de Loreto, flanqueado por pilastras y capiteles
jónicos.
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Entrada principal al santuario. |
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Portada del santuario. |
A ambos lados de la portada aparecen sobre los
blancos muros dos retablos cerámicos referidos a santos franciscanos: san Francisco
Solano a la izquierda (mirando de frente) y san Francisco de Asís a la derecha.
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San Francisco Solano. |
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San Francisco de Asís. |
Cruzamos la portada y pasamos al compás de
santuario. Se trata de un espacio de planta cuadrangular, en cuyo centro se
alza un crucero de forma hexagonal, recubierto de azulejos del siglo XVIII que
representan escenas de caza.
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Fachada principal de la iglesia. En el centro del compás, el crucero. |
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Detalles de la fachada de la iglesia. |
A este compás se abre la portada de los pies de
la iglesia y la entrada principal del convento, ambas precedidas por un pórtico
rectangular, cubierto con bóveda de cañón y lunetos, reforzada con arcos fajones.
Se comunican entre sí a través de un vano de medio punto. El pórtico de la
iglesia presenta en su interior varios azulejos que rememoran diversas
efemérides relacionadas con la Virgen de Loreto.
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Diversos retablos cerámicos se sitúan en el pórtico de la iglesia. |
La iglesia, de estilo barroco, fue edificada
entre los años 1.716 y 1.733. Es de una sola nave, distribuida en cinco tramos
separados por pilastras dóricas, con sotocoro y crucero.
El diseño del pórtico se atribuye al arquitecto
sevillano Diego Antonio Díaz. Está formado por un arco de medio punto sostenido
por dos pares de columnas de mármol blanco, flanqueado por dos vanos
rectangulares. Hay en el mismo paño dos óculos que proporcionan luz. El cuerpo
superior nos muestra un retablo cerámico que representa a San Francisco
abrazando a Cristo crucificado, inspirado en el lienzo de Murillo del mismo
nombre (Sala V del Museo de Bellas Artes de Sevilla) y, encima, una vidriera
rectangular. Corona la fachada un frontón rebajado con óculo central.
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Detalles de la fachada de la iglesia. |
El exterior del pórtico por el que se accede al
convento a es más sencillo, con un arco de medio punto, ya sin columnas ni
vanos laterales y con cubierta plana. Sobre el tímpano vemos una placa de
mármol con el anagrama de “Viva Cristo Rey”.
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Entada al santuario. |
No nos demoramos más y, tras llamar al portero
electrónico, podemos acceder al recinto. Aclaremos primero que el santuario
dedica parte de su espacio a hospedería (creo recordar que me dijeron que había
diecisiete habitaciones de diferentes tamaños), por lo que algunas de sus
estancias están dedicadas a una función diferente a la original. Es lo que
sucede con la sala de entrada, ahora usada como salón de estar. Es de planta
rectangular, cubierta con techo plano reforzado con gruesas vigas de madera que
apoyan en los extremos en ménsulas. Vemos una mesa redonda de madera noble
rodeada de cuatro cómodos sillones, varias mesas antiguas adosadas a las
paredes, en las que cuelgan lienzos al óleo y un bonito retablo de la
Inmaculada Concepción.
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Imágenes de la sala de entrada. |
Al fondo de la estancia, un arco con dos vanos de
medio punto la conecta con otra pequeña habitación, poco más que un pasillo ancho,
en la que, sobre una mesa, podemos contemplar la talla de un Sagrado Corazón
sentado en un trono.
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Sala de paso entre la sala de entrada y el claustro del Aljibe. |
Terminamos aquí la primera parte del recorrido.
La abundancia de escalones, tanto exteriores como interiores, hace prácticamente imposible la visita de personas con movilidad reducida.
Magnífico trabajo, muy ilustrativo tanto a nivel histórico como fotográfico. Le doy mi enhorabuena y ánimo para que continue haciéndonos gozar con lan valiosos documentos. Procuraré informarme del tipo de visita que se pueden realizar al Monasterio.
ResponderEliminarGracias a usted, amigo Hidalgo.
EliminarAhora estoy atravesando una racha de ánimo regular y salgo poco. Comentarios como el suyo me dan nuevas fuerzas.
Saludos.