Seguimos el camino y podemos observar, a nuestra
izquierda, los restos de la muralla (5) que rodeaban la ciudad. Con 1400 metros de longitud,
los estudios indican que se levantó en dos fases distintas. En la primera,
llevada a cabo en la época de Augusto, se utilizan sillares de piedra caliza
para conformar muros de apenas 1,10 metros de espesor. Medio siglo después, y
con el fin de reparar los grandes desperfectos sufridos a causa de un terremoto, se
edificó un muro exterior de hormigón de 1,30 metros. La escasa anchura
de la muralla es significativa, ya que, en esa época, las ciudades romanas solían
disponer de muros exteriores con grosores de cuatro a cinco metros, lo que nos
lleva a pensar que la finalidad de la muralla de Baelo Claudia era más cuestión
de ornamentación y prestigio que defensiva.
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Murallas. |
Todo el paramento estaba sembrado por algo más de
cuarenta torres defensivas, unas cuadradas, “de talón” (sobresalían por dentro
y por fuera de la muralla) y otras rectangulares, “albarranas” (solamente
asomaban al exterior).
Continuamos. A la derecha veremos un gran espacio
abierto, que corresponde al Foro (3), lugar
público equivalente a la Plaza Mayor de nuestras actuales ciudades. En él se
desarrollaban actividades administrativas, comerciales, jurídicas, políticas o
comerciales. Comprende una serie de elementos que iremos detallando, entre los
que se encuentran la Basílica, la plaza propiamente dicha, una zona sagrada y edificios
de carácter religioso y comercial.
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El Foro, visto desde el lado norte. |
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Dos vistas desde el camino lateral. |
Como es habitual en las ciudades romanas, el Foro
se sitúa en la intersección de las dos principales vías, el Decumanus maximus y el Cardo maximus. En su época, la Plaza del
Foro estaba rodeada por construcciones
en sus cuatro lados, con una sola entrada por el lado oeste. Su tamaño era de
30 x 37 metros.
En el lado norte del Foro, lindando con los
templos que conforman el Capitolio, se situaba la Tribuna de Oradores, rostra, una terraza con escaleras a los
lados, que seguramente estuvo decorada con estatuas de emperadores y de la que
se conserva la taza de mármol de una fuente. En la siguiente imagen,
correspondiente a la señalización in situ
(muy discutible el sistema de códigos de colores), podemos hacernos una idea
más clara del Foro de Baelo Claudia:
La Basílica (4)
limita la plaza del foro por el lado sur. Edificada en la época de mayor esplendor de
Baelo, entre los años 50 y 70 d.C., se trata del lugar en que se impartía
justicia por los magistrados y se rendía culto imperial. Es de forma
rectangular, con un tamaño de 19,5 por 35,5 metros. Fue
construida con sillares de piedra y muros de mampostería, con dos plantas cuyos
interiores estaban delimitados por veinte columnas cada uno, las inferiores de
estilo jónico y las superiores de orden compuesto; probablemente estarían
recubiertas de estuco policromado.
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La Basílica vista desde el camino. |
El edificio está presidido desde principios del siglo
II d.C. por una gran estatua (más de tres metros de altura) del emperador
Trajano, confundido inicialmente tras su descubrimiento (en 1.980) con Claudio.
Se trata de una copia del original, que se conserva en el Museo de Cádiz. La
figura está realizada en mármol italiano y, vista de cerca, se puede ver que la
cabeza no se corresponde con el cuerpo, ni en tamaño (la primera es ligeramente
más pequeña que el segundo) ni en calidad artística, muy fina en la cabeza y
bastante grosera en el resto.
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El emperador Trajano preside la Basílica. |
La Basílica se derrumbó, probablemente, a
consecuencia del terremoto que tuvo lugar en el siglo III d.C., aunque gran
parte de los materiales quedaron donde cayeron, permitiendo ser rescatados en época
reciente y restituidos de la forma que los vemos hoy.
Seguimos el camino y llegamos ante la puerta oriental o de Carteia (5). Construida
en el año 10 a.C.
y reformada medio siglo después, se mantiene su uso hasta finales del siglo IV
d.C. Inicialmente era de gran tamaño, protegida por dos torreones laterales, y
por ella se accedía al Decumanus maximus.
A principios del siglo IV d.C., su tamaño se reduce a la mitad, coincidiendo
con la decadencia del asentamiento.
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Algunas imágenes de los restos de la Puerta de Carteia. |
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Puerta de Carteia (recreación cortesía de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía). |
La próxima parada se encuentra en la zona más cercana al
mar. Se trata de la factoría de salazón (6)
y un conjunto de viviendas (7) asociadas
a ella. Datadas entre los siglos I y III d.C., formaban el barrio industrial de
la ciudad. En la factoría se elaboraban las salazones de atún y una salsa famosa en todo el Imperio, denominada garum,
con base del mismo pescado, a la que se suponían propiedades alimentarias y
curativas.
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Factoría de salazón (6). |
El sitio en el que se enclava la factoría y, por
extensión, la ciudad, era especialmente adecuado por varias causas:
- La existencia de grandes cantidades de pescado,
sobre todo atunes, que atraviesan dos veces al año el estrecho de Gibraltar, para desovar en el
Mediterráneo la primera, y regresando luego a su hábitat natural.
- Abundancia de agua dulce en las cercanías, necesaria
para el lavado del pescado y la preparación de salmuera.
- Sal marina, obtenida de las numerosas salinas
de la Bahía de Cádiz.
- Proximidad de sedimentos arcillosos que
facilitan la materia prima necesaria para la elaboración de las ánforas en las
que se transportaba el género ya terminado.
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Viviendas (7) colindantes con la factoría. |
La captura del atún en almadraba y su posterior
conservación constituyó una industria floreciente y fue la causa fundamental
del nacimiento y prosperidad de la misma Baelo Claudia. Una vez que llegaba el
pescado a la factoría se le quitaban las aletas, la cabeza, las tripas y huevas, así como la sangre. El pescado era cortado en trozos y lacerado para que la sal penetrase bien. Después, se apilaba en
grandes depósitos o piletas, excavadas a ras de tierra, para ser salado. Se
extendían sucesivamente pedazos de pescado y capas de sal en igual proporción,
dejándolo una veintena de días antes de dar por terminada la salazón. Los
pescados salados se metían en ánforas cerradas con un disco de arcilla, siendo
depositadas entonces en los almacenes a la espera de su traslado.
El Centro de Recepción dispone de ascensor, pero
la visita a las excavaciones es dificultosa por la naturaleza del pavimento y
las pronunciadas pendientes en algunos lugares.
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