Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad.

Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad y sus alrededores

martes, 10 de noviembre de 2015

Iglesia de Santa María Magdalena, -III. Nave de la Epístola y presbiterio.

Nos adentramos en la iglesia propiamente dicha. Podemos comprobar que su estructura es de cruz latina, respetando la del primitivo templo gótico, sobre el que se reconstruyó. Consta de tres naves longitudinales, una transversal, varias capillas y el presbiterio. 
Vista de la iglesia desde los pies.
Tanto los pilares como los arcos que sostienen la iglesia, así como los paños intermedios, están decorados con abundantes pinturas al fresco que representan a evangelistas, apóstoles y diversos santos y beatos relacionados con la orden dominica, así como con motivos vegetales, roleos y guirnaldas. Clemente Torres fue el autor de seis de los apóstoles: San Pedro, San Pablo, San Andrés, San Matías, Santiago el Menor y Santiago el Mayor. De Lucas Valdés son otros dos, San Felipe y Santo Tomás, en tanto que el resto proceden de alumnos del taller de los Valdés.

             



Procedamos ahora a recorrer las naves laterales del templo. Giramos a nuestra izquierda  y llegamos hasta el espacioso y oscuro sotocoro, cerrado también mediante reja, que guarda en dos ornamentadas hornacinas  con imágenes de Nuestra Señora del Rosario y Santo Domingo de Guzmán, patronos de la orden dominica. La bóveda nos muestra ocho escenas del Antiguo Testamento pintadas por Lucas Valdés. La falta de luz impide la visión de estos elementos. Sobre él, el coro perdió su sillería original. A los lados se sitúan los tubos del órgano del templo.
Sotocoro.
Bóveda del sotocoro.
Coro y órganos.
En los pies de esta nave de la Epístola, nuestra primera parada fotográfica es en la capilla Bautismal, en cuya pila se cristianó el uno de enero de 1.618 el gran pintor sevillano Bartolomé Esteban Murillo. En esta capilla se sitúa actualmente el Cristo de Confalón o Gonfalón, cuya autoría se relaciona con el francés Nicolás de León en el siglo XVI y que antes residía en la sacristía. Del mismo autor y advocación es el que se conserva en Écija. Era la imagen titular de una antigua y extinguida hermandad llamada Cofradía de la Vida de Cristo y Confalón, dedicada a la práctica de obras de misericordia, agregada a la homónima hermandad de Roma.
Capilla Bautismal.
Pila en la que fue bautizado Murillo.
Recuerdo de la efeméride.
Acompañan al crucificado una Dolorosa y San Juan Evangelista, ambos atribuidos igualmente a Nicolás de León.
Cristo de Confalón. Nicolás León, siglo XVI.
El Bautismo de Cristo.
Bóveda de la capilla del Bautismo.
Nave de la Epístola, vista desde los pies.
Junto a la capilla, ya mirando hacia el presbiterio, vemos a nuestra derecha el retablo de Santa Rita de Casia,  del siglo XVIII, procedente del desaparecido (desamortizaciones de 1.836-7) convento del Pópulo, que estaba situado en el lugar que hoy ocupa el mercado del Arenal. La talla de la santa, de vestir y de la misma época que el retablo, está flanqueada por representaciones de un diácono y un obispo que no he podido identificar. Corona el ático el relieve de La liberación de San Pedro por un ángel.
Retablo de Santa Rita de Casia.
Ático del retablo de Santa Rita de Casia.
A continuación encontramos un relieve del siglo XVIII, colocado en un marco de madera tallada y dorada, que representa La Aparición de la Virgen a San Cayetano.
Aparición de la Virgen a San Cayetano.
Pasando delante de la puerta de entrada, seguimos camino y, si miramos hacia la parte superior del muro, veremos un fresco, enmarcado con yeserías doradas: La Virgen del Rosario protegiendo las naves españolas en la batalla de Lepanto, obra de Lucas Valdés. Sobre una nube podemos ver a la Virgen del Rosario quien, según la tradición, intercedió el 7 de octubre de 1.571 para que las tropas cristianas lograran la victoria tras la oración del papa Pío V. Fue restaurada hace pocos años con cargo a la entidad financiera Cajasol.
La Virgen del Rosario protegiendo las naves españolas en la batalla de Lepanto, obra de Lucas Valdés. 
Pinturas murales lado de la Epístola.
A continuación encontramos la Capilla Sacramental. En la pared frontal a la entrada nos muestra en una vitrina (lástima de los reflejos en el vidrio) que contiene la magnífica Custodia Procesional de 2,25 metros de altura iniciada por Cristóbal Sánchez de la Rosa en 1.678, continuada por Juan Laureano de Pina y rematada por Blas Amat y Cortés, en 1.790. Esta custodia es propiedad de la Hermandad Sacramental de la parroquia.
Entrada a la capilla Sacramental.
Custodia procesional.
En el camarín de su retablo neoclásico, contratado con Miguel Albín en 1.817, podremos admirar una bellísima Inmaculada de mediados del siglo XVII, de tamaño natural, escoltada por los arcángeles San Miguel y San Rafael; los dos últimos de Pedro Duque Cornejo, en tanto que la Purísima, atribuida durante muchos años también a él, es pensamiento actual que salió de la gubia de Benito Hita del Castillo.
Retablo neoclásico. Primer cuerpo.
Segundo cuerpo del retablo.
Muro derecho de la Capilla Sacramental.
Sepulcro de Francisco Arias de Saavedra, ministro de Carlos III.
En el mismo muro de la entrada, a la derecha según se entra, dos pinturas de Zurbarán: La Curación milagrosa del beato Reginaldo de Orlèans por intervención de la Virgen y La entrega milagrosa del verdadero retrato de Santo Domingo en el monasterio de Soriano.
Pinturas de Zurbarán.
En el cuadro superior se representa un milagro que tuvo lugar tras la oración de Santo Domingo. La Santísima Virgen acompañada de dos jóvenes, Santa Cecilia y Santa Catalina, se apareció ante el lecho de Reginaldo de Orlèans que se encontraba enfermo por unas fiebres que hacían temer por su vida. La Virgen ungió la cabeza del paciente, quedando este completamente restablecido.
La otra pintura nos muestra el momento en que, la noche del 15 de septiembre de 1.530, la Santísima Virgen acompañada de Santa María Magdalena y Santa Catalina, se mostraron, en el convento dominico de Soriano, en Calabria, al hermano sacristán fray Lorenzo da Grottaria, y le entregaron un lienzo con la imagen de Santo Domingo para que lo colocara sobre el altar. Desde entonces, esta imagen ha gozado de gran devoción, y nobles, reyes y papas han contribuido al engrandecimiento del santuario.
Salimos de la Capilla Sacramental y, justo antes de llegar al brazo del crucero encontramos una de las más valiosas obras escultóricas de la parroquia. Se trata de un retablo con el relieve de la Asunción de la Santísima Virgen, de Juan de Mesa en 1.619.
Asunción de la Santísima Virgen. Juan de Mesa, 1.619.
A su lado, cuadro de la Virgen del Perpetuo Socorro.
Llegamos ya al brazo de la Epístola del transepto. Recorreremos primero los retablos que se asientan en sus muros y más tarde pasaremos a contemplar las pinturas murales y esculturas de la zona alta.
Brazo de la Epístola visto desde el lado contrario.
Esquina derecha.
A nuestra derecha, un retablo barroco (primer cuarto del XVIII), que cobija en la actualidad una imagen moderna del Sagrado Corazón de Jesús. Las tallas que lo escoltan, Santo Domingo de Guzmán sin bandera y San Francisco de Asís sin cruz, son de la misma época que el retablo. En el ático luce una escultura de Santo Tomás de Aquino.
Retablo del Sagrado Corazón de Jesús.
Corazón de Jesús.
Santo Domingo de Guzmán.
San Francisco de Asís.
Santo Tomás de Aquino.
Haciendo ángulo de noventa grados con este retablo se encuentra el de San José, que guía de la mano al Niño Jesús. Gran obra de Martínez Montañés.
Retablo de San José. Juan Martínez Montañés, siglo XVII.
A su lado vemos el cajón de la puerta exterior que lucía la escultura de Santo Domingo de Guzmán. 
Esquina izquierda.
Junto a San José se exhibe para su veneración una imagen de vestir de la Virgen del Carmen, de la que no he podido averiguar autor o época.
Virgen del Carmen.

Cabecera de la nave de la Epístola.
Nuevo ángulo de noventa grados a nuestra izquierda y ya vemos las dos últimas capillas de esta nave de la Epístola, situadas en la cabecera. En primer lugar está la capilla de San Antonio; la hornacina central del retablo cobija una talla del titular del siglo XVII. En el ático hay un relieve con la escena de La Estigmatización de Santa Catalina de Siena (se debe a que este altar estaba anteriormente consagrado a dicha santa, como podemos ver en la verja). Hay una cabeza de un Cristo en la parte inferior del retablo de la escuela de Ruiz Gijón.
Capilla de San Antonio.
San Antonio de Padua. Anónimo, siglo XVII.
La última de la Epístola es la capilla del Santísimo Cristo del Calvario, que Cristóbal de Guadix contratara en 1.707 con la Venerable Orden Tercera de Santo Domingo para presidir esta capilla, dedicada originariamente a Santo Domingo de Guzmán. 
Capilla del Calvario.
El retablo consta de banco, cuerpo de tres calles separadas por columnas salomónicas y ático. El espectacular crucificado era atribuido históricamente a Martínez Montañés hasta que, en 1.940, en el curso de una restauración, apareció en su interior un documento que establecía la autoría de Francisco de Ocampo, en 1.612; acompañaba al escrito una reliquia del Lignum Crucis que desde entonces se venera en un relicario que es colocado a los pies de la Virgen  de la Presentación durante la Estación de Penitencia. 

Santísimo Cristo del Calvario. Francisco de Ocampo, 1.612.
A los lados del crucificado están la mencionada Virgen de la Presentación y San Juan Bautista, ambos de Juan de Astorga (primera mitad del siglo XIX), que acompañan al Cristo en la Estación de Penitencia. En el ático vemos un relieve de La Entrega del Rosario a Santo Domingo y Santa Catalina de Siena, del siglo XVIII. 
Virgen de la Presentación. Juan de Astorga, siglo XIX.
San Juan Evangelista. Juan de Astorga, siglo XIX.
Ático del retablo. Entrega del Rosario a Santo Domingo y Santa Catalina de Siena.
Entre ambas capillas se muestra una hornacina con la imagen de Santa Mónica atribuida a Pedro Roldán.
Santa Mónica. Pedro Roldán, siglo XVII.
Aquí terminamos el recorrido de esta tercera parte de la entrada correspondiente a la iglesia de Santa María Magdalena, antiguo convento dominico de San Pablo.

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