Hace muchos años, con ocasión de una cena de empresa allá por
tierras catalanas, surgió entre los comensales una amistosa discusión acerca de
la ciudad de origen del camarero que amablemente nos estaba sirviendo. Preguntado
el interfecto por tal cuestión, nos contestó con voz profunda, impregnada de
orgullo: Servidor es de Utrera, la ciudad
de los mostachones, la octava maravilla del mundo. Sirva esta pequeña
anécdota para demostrar el cariño que los nativos de esta localidad sienten por
su tierra.
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Iglesia de Santa María de la Mesa, vista desde la plaza del Porche de Santa María, Utrera. |
Esta entrada supone el comienzo de una serie que, al igual que
en el caso de Carmona, recorrerá los lugares más interesantes de la villa, cuyo
centro histórico fue declarado en 2.002 Bien de Interés Cultural en calidad de
Conjunto Histórico-Artístico.
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Dos fotografías tomadas desde el mismo lugar, una de día y otra al anochecer. |
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El cuerpo inferior de la torre-fachada forma la Puerta del Perdón. |
El origen de la ciudad, al igual que en otras muchas del valle
del Bajo Guadalquivir, es muy antiguo, habiéndose encontrado restos del
Neolítico, Edad del Bronce, Edad del Hierro, fenicios, tartésicos, turdetanos,
romanos (Utrer: fábrica de odres para
contener el aceite y el vino), visigótica e islámica, hasta 1.253 en que pasa a
manos cristianas tras la conquista de la ciudad por Alfonso X.
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Relieve de la Asunción de la Virgen, a la que está dedicada la iglesia. |
Iniciamos el recorrido por la iglesia parroquial de Santa María
de la Mesa. Dedicada a la Asunción de la Virgen, esta iglesia recibe la
denominación “de la Mesa” por encontrarse enclavada en una pequeña elevación
del terreno, sobre el lugar ocupado antiguamente por una mezquita.
La edificación del templo responde a dos épocas distintas, bien
definidas. La primera corresponde al estilo gótico y fechada a inicios del
siglo XV, en tanto que la posterior se llevó a cabo a mediados del XVI,
centrándose principalmente en la portada de los pies y el crucero.
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Izquierda y derecha del intradós del arco, con sus arquivoltas. |
Dicha portada, conocida como Puerta del Perdón, es
atribuida a Martín de Gaínza, sobre 1.550, probablemente siguiendo una traza de
Diego de Siloé.
Se trata de una torre-fachada, fórmula que ya había sido
empleada en algunos templos medievales. La aportación personal de Gaínza para
estos elementos consiste en actualizarlas mediante un nuevo lenguaje renacentista,
que en algunos casos como este, presenta resultados de gran espectacularidad.
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Los dos relieves de figuras clásicas están colocados en el alfiz del arco. |
Está diseñada como un arco de triunfo de orden gigante, con intradós
abocinado repleto de casetones adornados con rosetones y cabezas de querubines,
encuadrado en un alfiz con relieves de cabezas clásicas. A los lados del arco
se sitúan dos grandes columnas, rectas en su parte inferior y abalaustradas en la superior, apoyadas sobre pedestales,
en las que asienta un entablamento de orden jónico con decoración de perlas,
más un friso y una cornisa, todo ello rematado con un frontón recto decorado
con pináculos.
El vano de la entrada es rectangular sobre el que vemos un
relieve de la Asunción de la Virgen, acompañado de inscripciones y
emblemas concepcionistas, escoltado el conjunto por las figuras de San Pedro y
San Pablo.
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San Pedro y San Pablo escoltan a la Virgen. |
Por encima de esta portada se sitúa la torre, con cuatro cuerpos
escalonados de sección decreciente. Los dos primeros fueron realizados en el
siglo XVI por Hernán Ruiz, el Joven, autor del cuerpo de campanas de la
Giralda, entre otras muchas obras.
Tras el terremoto de Lisboa, en 1.755, la torre resulta
gravemente, procediéndose a su reparación, a la vez que se le dota de mayor
altura, construyéndose dos nuevos cuerpos de factura barroca, escalonados como
los anteriores. La obra no termina hasta 1.777.
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Aquí vemos los tres cuerpos superiores de la torre-fachada. |
Puedes actualizar el blog, puesto q ya si tiene rampa de acceso para personas con movilidad reducida
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