Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad.

Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad y sus alrededores

jueves, 13 de diciembre de 2012

Iglesia del Santo Ángel, -II y final.


Continuamos situándonos ante el presbiterio. El fondo está ocupado en su totalidad por el Retablo Mayor, de estilo neoclásico (primera mitad del XIX), que sustituye al original de 1.625 diseñado por Luis de Figueroa, destruido por los bárbaros franceses.
Retablo Mayor.
Se compone de banco, sotobanco, un gran cuerpo con tres calles (mucho más ancha la central) y ático. El cuerpo central está presidido por la Virgen del Carmen, en posición sedente, sujetando al Niño Jesús con el brazo izquierdo. Es una magnífica talla de Cristóbal Ramos del año 1.780, cuando se encontraban en plena transición el período barroco y el neoclásico. En la obra se aprecian ambos estilos, manteniéndose el barroco en el movimiento de los ropajes, de tela encolada, en tanto que el rostro de la Virgen se parece más a una diosa griega que a una Virgen clásica sevillana.
Cuerpo del Retablo Mayor.
Virgen del Carmen, titular de la Cofradía.
Ático del Retablo Mayor y bóveda del presbiterio.
A sus lados, en sendas hornacinas, se nos muestran a santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz, tallas ambas de principios del XIX. Dos pares de columnas corintias de mármol soportan el ático, en el que figura un gran sol con el anagrama mariano en el centro, en tanto que las esculturas del arcángel san Rafael y el santo Ángel de la Guarda, de Blas Molner, (1.792), antaño situadas en él, han pasado ahora a figurar sobre el banco del retablo. Finalmente, en el centro de dicho banco vemos un templete con imagen del Niño Jesús en su interior.
Templete con el Niño Jesús.
El muro del Evangelio del presbiterio está decorado por un lienzo de la Inmaculada Concepción, atribuido a Juan del Castillo, sobre 1.630, en tanto que el izquierdo aparece una Virgen de Guadalupe, de época y autor desconocidos.
Muro del Evangelio del presbiterio, con Inmaculada (Juan del Castillo, 1.630).
Muro de la Epístola del presbiterio, con una anónima Virgen de Guadalupe.
El conjunto se completa con dos ángeles lampadarios de Luisa Roldán, la Roldana, procedentes del convento Regina Angelorum.
Los ángeles lampadarios son de Luisa Roldán, La Roldana.
A la izquierda del presbiterio, ante la pilastra correspondiente al Evangelio, una vitrina acristalada contiene el grupo escultórico La Coronación de la Virgen.
Coronación de la Virgen. Anónimo, siglo XVII.
El Retablo Mayor y la bóveda del crucero, vistas desde la nave del Evangelio.
Bóveda del crucero, de media naranja sobre pechinas, 
como suele ser habitual en las iglesias sevillanas.
En la cabecera de la nave del Evangelio se encuentra la Capilla Sacramental, diseñada por Aníbal González, con retablo trazado por Hernández Díaz. En ella se muestran las dos principales joyas de la iglesia: la custodia de plata, del orfebre Gavella Baeza (1.962)  y el Cristo de los Desamparados (1.617), de Martínez Montañés, restaurado en 2.006 por el IAPH.
Capilla Sacramental, en la cabecera de la nave del Evangelio.
Cristo de los Desamparados, de Martínez Montañés, 1.617. 
La gran joya de este templo.
Custodia de plata, Gavella Baeza, 1.962.
Muro izquierdo de la Capilla Sacramental.
Muro derecho de la Capilla Sacramental.
Bóveda de media naranja con linterna de la Capilla Sacramental.
Restaurada por Antonio Díaz Arnido en 2.010.
Antiguamente, esta capilla estuvo presidida por santa Teresa, de ahí que aparezcan escenas de su vida y de la de Cristo en azulejos y bóveda, así como el escudo de armas de su familia en las pechinas, junto al del Carmelo Descalzo.

El crucero del lado del Evangelio está ocupado por el retablo de la Esclavitud del Señor san José, cotitular de la Hermandad. Es de estilo moderno, con altar, banco, un solo cuerpo de tres calles separadas por columnas estriadas corintias y ático. Desgraciadamente, el día de nuestra visita estaba ausente la imagen principal, en tareas de restauración, según explica una nota dejada al efecto (sobre la rotulación de retablos e imágenes de esta iglesia hablaré más adelante).
Retablo de la Esclavitud del Señor san José.
San José. Cortesía de www.fotoscofrades.com.
A los lados se sitúan santa Ana enseñando a leer a la Virgen niña, atribuida al círculo de Pedro Roldán, y san Joaquín con la Virgen, fechada esta última imagen a comienzos del siglo XVIII.
Santa Ana enseñando a leer a la Virgen. Escuela de Pedro Roldán.
San Joaquín con la Virgen Niña. Comienzos del siglo XVIII.
En el ático aparece una pintura de la Verónica con el paño de la Santa Faz y en el banco, una pequeña figura del Niño Jesús entronizado de principios del XVII.
Ático del retablo de san José. Verónica con la Santa Faz.
Banco del retablo: Niño Jesús entronizado. Principios del siglo XVII.
Continuamos camino por el muro del Evangelio y llegamos ante el retablo de la Virgen María Salud de los Enfermos (María Salus Infirmorum), Dolorosa de vestir que se atribuye a Juan de Astorga, de principios del siglo XIX.
Retablo de la Virgen de la Salud.

Virgen María Salud de los Enfermos.
Juan de Astorga, principios del XIX.
Se encuentra escoltada por las tallas de santa Teresa Margarita Redi (izquierda mirando de frente) y la beata María de Jesús. La primera de ellas fue una monja carmelita italiana del siglo XVIII que murió a la temprana edad de 23 años, tras dedicar sus pocos años de vida a atender a los enfermos, practicar la caridad y hacer penitencia. 

María de Jesús era producto nacional, nacida en Guadalajara, en 1.560. Ingresó en la Fundación Teresiana de San José, en Toledo, y conoció a santa Teresa de Jesús, que se refería a ella cariñosamente como “mi letradillo”. Fundó el Carmelo de Cuerva, en Toledo, ciudad en la que falleció a los ochenta años.
Santa Teresa Margarita Redi.
Beata María de Jesús.
Precisamente, el siguiente en nuestro recorrido es el retablo de santa Teresa de Jesús. De reciente factura, el grupo escultórico fue entregado por su autor, Francisco Romero Zafra en mayo del año 2.007. Representa uno de los sucesos más famosos de la vida de la santa: la Transverberación. Ella misma nos narra el suceso acaecido mientras oraba: “Veía un ángel junto a mí, hermoso mucho, el rostro tan encendido que parecía de los ángeles muy subidos. Veíale en las manos un dardo y al fin me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios”.

La obra muestra el momento en que el ángel se dispone a clavar el dardo de “Amor de Dios” en el corazón de la santa, que arde en amor y que lleva grabado el nombre de “Cristo”. El ángel recibe la invitación del Espíritu Santo, que le susurra el inicio de esa manifestación mística profunda en el alma de Teresa. 
Retablo de santa Teresa de Jesús.
La imagen de la santa es de candelero, muy bien terminada en cabeza, manos y, curiosamente, pies. Ataviada con rico hábito y capa, y siguiendo la tradición de las imágenes de la Santa que reciben culto en los conventos tanto femeninos como masculinos de la Orden. Para los días de diario es vestida con un basto hábito de estameña, como el que llevaba en vida la santa.

Por su parte, el ángel es de talla completa, con vestiduras textiles recogidas en la cintura, que dejan ver el torso y las piernas. Apoyado sobre unas nubes gira la cabeza hacia el Espíritu Santo, que da la orden para que arroje el dardo a Teresa.

La acompañan imágenes de san José con el Niño y san Francisco de Paula.
San José.
San Francisco de Paula.
Otro cotitular de la Hermandad ocupa el siguiente retablo, de hechura muy parecida al anterior. Se trata del Milagroso Niño Jesús de Praga. Es la advocación de Jesús Niño más universal difundida por los Carmelitas Descalzos. La imagen original, de procedencia española, fue donada por Polixena de Lobkowicz en 1.628 al convento de la Orden en Praga. Sus numerosos milagros le han valido el apelativo de “Milagroso” en todo el mundo. La imagen aparece vestida con vestiduras imperiales, coronado y portando el globo del mundo en su mano. Esta primitiva imagen fue enviada al convento de las Teresas de Écija, tras ser sustituida por la actual, en 2.006, obra del imaginero sevillano Fernando Aguado.
Retablo del Milagroso Niño Jesús de Praga
Las pinturas del retablo son del imaginero, pintor y restaurador sevillano Antonio Díaz Arnido. Representan, de abajo hacia arriba y de izquierda a derecha (siguiendo las manecillas del reloj) al Venerable Francisco del Niño Jesús “el Indigno”;  Doña Polixena de Lobkowicz entregando la imagen del Niño Jesús a los Carmelitas Descalzos de Praga; ya en el ático, Gloria de ángeles, que portan el lema de la devoción al Niño de Praga: “Cuanto más me honréis, más os favoreceré”; La Sagrada Familia visitando a los ermitaños del Monte Carmelo y, finalmente, el beato Eufrasio del Niño Jesús.
Abajo, el Venerable Francisco del Niño Jesús, "El Indigno". Arriba,  Doña Polixena de Lobkowicz entregando la imagen del Niño Jesús a los Carmelitas Descalzos de Praga. Pinturas de Antonio Díaz Arnido.
Abajo, beato Eufrasio del Niño Jesús. Arriba, La Sagrada Familia visitando a los ermitaños del Monte Carmelo. Pinturas de Antonio Díaz Arnido.
Milagroso Niño Jesús de Praga. Fernando Aguado, 2.006.

Continuamos con el retablo de Nuestra Señora de los Siete Dolores, de estilo neoclásico, diseñado por fray Juan Dobado, policromado por Antonio Díaz Arnido y dorado por Manuel Antonio Ruiz-Berdejo, en 2.009. Está presidido por un busto de Dolorosa con el corazón atravesado por siete puñales, primera obra para Sevilla del escultor e imaginero cordobés Francisco Romero Zafra, realizada en 2.005 siguiendo el modelo de la escuela barroca española para las Dolorosas de medio cuerpo.
Nuestra Señora de los Siete Dolores. Romero Zafra, 2.005.
Se asienta sobre una rica peana dorada y policromada semejando carey. El dorado es obra de Rafael Barón Jiménez. En 2.006 estrenó una diadema y un corazón cincelado en plata de ley por el orfebre cordobés Emilio León Salina. A los lados de la urna de la Virgen aparecen dos ángeles pasionarios pintados sobre tabla por Sergio Cornejo Ortiz en 2.009. El de la izquierda porta la escalera para poder descender el cuerpo de Cristo de la Cruz, en tanto que el otro hace entrega a Nuestra Señora de la sábana en la que envolver el cuerpo de su Hijo.

El realismo de la imagen ha aportado gran cantidad de devotos, a pesar de los escasos años que lleva en el templo.

Tras la Virgen cuelga un lienzo de la escuela de Zurbarán, del siglo XVII, que nos muestra a Cristo crucificado con la Magdalena a sus pies, recogiendo la Sangre de Cristo. Al fondo, se observa la ciudad de Jerusalén.
Crucificado con la Magdalena a sus pies. Escuela de Zurbarán, siglo XVII.
El frente del altar está ocupado por una pintura de Ricardo Suárez, también de 2.009, que representa a Cristo Yacente. En su cuerpo se aprecian las huellas de la Pasión, en tanto que un angelito recoge las últimas gotas de su sangre.
Cristo Yacente, pintado en el frente de altar del retablo. Ricardo Suárez, 2.009.
Uno de los altares más visitados de este templo es el de san Expedito, abogado de las causas difíciles y urgentes. Expedito era un militar romano que vivió a principios del siglo IV, comandante de una legión en la época del emperador Diocleciano. Cuenta la leyenda que en el momento de su conversión, tocado por la gracia de Dios, resuelve cambiar su vida y convertirse al cristianismo, ya que lo había conmovido profundamente la actitud de los cristianos al enfrentarse la muerte.
Altar de san Expedito.
Fue entonces que se le apareció el espíritu del mal en forma de cuervo, que le gritaba: "mañana...mañana...mañana... ¡Espera para tu conversión!" Pero Expedito, pisoteando al cuervo, gritó "¡Hoy! ¡Nada de postergaciones!". Es por eso que es un santo que atiende los casos urgentes, cuya demora ocasionaría un gran perjuicio.  También es conocido como uno de los abogados de las causas imposibles, junto con santa Rita y san Judas Tadeo, a quienes también se les suele invocar en estos casos.

A su izquierda, mirando de frente, vemos la imagen de san Nicolás de Bari, del que ya hablamos largamente con motivo de la visita a la iglesia de la que es titular y, a la derecha, el beato Francisco Palau y Quer. Este último fue un sacerdote carmelita teresiano al que tocó vivir una etapa convulsa para la religión, como fue la primera mitad del siglo XIX. Estuvo exiliado en Francia y, más tarde, confinado en la isla de Ibiza. Dotado con el don de profecía y milagros, tuvo que soportar varias denuncias y juicios por las numerosas curaciones que realizaba sin ser facultativo. En diversas ocasiones practicó los exorcismos con total éxito. Fundó en 1.860 dos congregaciones religiosas: las Hermanas Carmelitas Misioneras y las Hermanas Carmelitas Misioneras Teresianas.
Altar de san Expedito. Arriba, una pintura al estilo bizantino de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
Corona el retablo una pintura del Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Se trata de un icono bizantino que ya era muy venerado en el siglo XV, siendo trasladado a Roma en 1.499 por la iglesia de los Redentoristas, que fueron los responsables de su difusión por todo el mundo. La imagen de la Virgen del Santo Ángel es una copia del icono original que se venera en Roma, en la casa principal de esta orden.

Junto al retablo de san Expedito vemos una pequeña talla de la Virgen de Fátima, con fondo de pintura con alegoría de ángeles y, en la parte inferior, las imágenes de Juan Pablo II y sor Lucía.
Virgen de Fátima.
Al otro lado, sobre otra peana, aparece la Virgen en su advocación de María Auxiliadora, patrona de la familia salesiana.
María Auxiliadora.
Llegamos a los pies de la nave, en los que, dentro de una hornacina y protegido por un vidrio, podemos observar la efigie del Santo Ángel de la Guarda, en su representación habitual, guiando a un niño de la mano. Numerosas fotos de infantes bajo la hornacina dan fe de la devoción de la talla y lo que representa.

Sobre él, vemos un lienzo que nos muestra a santa Teresa de Jesús.
Lienzo de santa Teresa de Jesús y talla del Santo Ángel de la Guarda.
Santo Ángel de la Guarda. Obsérvese la cantidad de fotografías de niños que hay bajo él, para los que se solicita su intercesión.
Hemos terminado la visita a una iglesia con un interesante patrimonio mobiliario (la mayoría moderno, circunstancias mandan), pero que presenta una característica casi única entre todas las de la ciudad: prácticamente todas sus imágenes y retablos están rotulados. Parece mentira que una cosa tan sencilla y tan fácil de hacer (no son necesarios grandes lujos; con una simple hoja de papel escrita a impresora basta) ayude tanto a comprender e identificar las figuras representadas y la ubicación en el tiempo de las mismas. Desde aquí animo a otros templos a seguir el ejemplo para que los visitantes sepamos al menos lo que estamos viendo.
No son necesarios grandes gastos para rotular las imágenes y retablos de la iglesia. A veces, basta con un simple trozo de papel para ejercer su función informativa.
También es muy apreciable la información, en calidad y cantidad, que nos ofrece la página web de la Archicofradía de Nuestra Señora del Carmen, Milagroso Niño Jesús de Praga, Esclavitud del Señor san José y Santa Teresa de Jesús, http://www.carmensantoangel.com/, que tiene su sede en este templo. Si acaso, para redondear, sería interesante que contara con un apartado dedicado a galería fotográfica, en el que se puedan admirar los titulares de la Cofradía con mayor detalle.

Hay un pequeño escalón de unos cinco centímetros a la entrada del templo.

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