Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad.

Historia, leyendas y curiosidades de nuestra ciudad y sus alrededores

domingo, 24 de julio de 2011

Iglesia de Santa María Magdalena -I.

Cuando Fernando III de Castilla entra en Sevilla en 1.248, tras prolongado asedio, divide la ciudad en 24 collaciones o parroquias, a las que añadió posteriormente la de Santa Ana, en el arrabal de Triana. 

Una de ellas, la collación de la Magdalena, quedó a cargo de los religiosos dominicos que asistieron a su ejército en la conquista de Sevilla, en terrenos cercanos al río, con abundantes huertas. En estos lugares se construyó la primera edificación religiosa de la parroquia, el convento de san Pablo.
Parte superior de la fachada de la portada principal y espadaña de la iglesia
 de la Magdalena en la calle Cristo del Calvario. Cortesía de Wikipedia
 (no sé cómo han conseguido hacer esta foto en una calle tan estrecha).
Al parecer, la iglesia conventual era de estilo mudéjar similar a la de san Gil, santa Marina o santa Ana. Consta que en 1.350 fue prácticamente destruida por un incendio, reedificándose por el rey Pedro I. Este convento de dominicos de san Pablo, considerado en su época "convento más principal del Andaluzía", era la sede residencial del Padre Provincial de la Orden de Predicadores, así como de un renombrado centro de estudios teológicos y casa de noviciado. Al convertirse Sevilla en la puerta de entrada y salida del Nuevo Mundo, el noviciado de san Pablo llegó a ser el centro principal donde se formaban y consagraban a Cristo los frailes dominicos, que tan relevante papel desempeñaron en la evangelización del continente americano.

La primitiva iglesia gótico-mudéjar se hundió en 1.690, iniciándose al año siguiente la construcción del nuevo templo, encargándose la tarea al ya prestigioso Leonardo de Figueroa, figura clave del tránsito del barroco del XVII al XVIII. Las obras en el convento e iglesia de san Pablo se prolongaron hasta 1.724, en que fue consagrado el templo.
Vista de la iglesia desde la Plaza de la Magdalena.
En 1.811, tras la destrucción del templo de la Magdalena a manos de ejército napoleónico, se traslada la sede de la parroquia al convento. Es en 1.838, tras la desamortización del convento y la iglesia, cuando los dominicos pierden definitivamente la propiedad, y la iglesia se adscribe directamente a la Diócesis. El conjunto de dependencias del convento los conservó el Estado (actuales dependencias anexas a la Delegación de Hacienda), o bien las enajenó (caso del Hotel Colón, construido sobre el magnífico claustro barroco derribado en 1.909 tras un voraz incendio).
Fachada de la calle san Pablo. Como se puede comprobar,
el follaje de los los árboles, en verano, no deja ver gran cosa.
El templo posee cuatro puertas, tres de las cuales dan a la calle San Pablo. Sin embargo, al contrario de lo que pueda parecer a primera vista, la portada que da a la calle Cristo del Calvario es la principal, ya que se encuentra a los pies de la cruz latina que de forma a la iglesia. Es la más interesante desde el punto de vista artístico, si bien se utiliza en contadas ocasiones como acceso. Está rematada por una magnifica espadaña realizada en 1.697 y restaurada en el siglo XX. Bajo la misma se encuentra un gran óculo rodeado por pequeñas esferas de color azul que simbolizan los misterios del Rosario. A ambos lados, sendos relojes de sol. Sobre la portada se sitúa una escultura de Santo Tomás de Aquino.
Otra vista de la fachada de la portada principal.
Tímpano de la portada principal, con imagen de Santo Tomás de Aquino.
En esta fachada se pueden admirar igualmente dos retablos cerámicos, que representan imágenes que se veneran en el interior del templo:
Retablo del Cristo del Calvario.
Retablo de Nuestra Señora del Amparo.
Ya en la calle san Pablo, nos situamos ante la portada del lado derecho, que comunica con el crucero. En ella  se encuentra una escultura de Santo Domingo de Guzmán atribuida a Pedro Roldán. En el conjunto aparecen los símbolos habituales que se representan junto al Santo: perros con antorchas, lilas blancas, cruz patriarcal y estrellas.
Portada a calle san Pablo, con figura de santo Domingo de Guzmán,
fundador de la Orden de Predicadores o dominicos, a principios del siglo XIII.
La misma imagen, más cercana. En ambos extremos de la parte inferior, se aprecian las figuras de sendos perros con una antorcha en la boca, motivo repetido regularmente en las representaciones del santo. En la mano izquierda, el santo porta una lila blanca, símbolo de pureza y castidad. 
Detalle del perro con la antorcha. Su origen lo encontramos en un sueño
que tuvo su madre, Juana de Aza, antes del nacimiento del santo, que fue
 interpretado como anuncio de la próxima llegada de alguien que iba a encender
 y extender el fuego de Jesucristo por todo el mundo mediante la predicación.
La mano derecha enarbola una cruz de dos brazos (patriarcal), por ser fundador de una de las grandes familias religiosas, con una bandera que muestra la estrella que, según la leyenda, le apareció sobre la frente en el momento de su Bautismo. También aparecen dos estrellas situadas simétricamente sobre el tímpano.
La segunda puerta, más grande y utilizada normalmente para acceder a la iglesia, esta flanqueada por pilastras sobre las que se levanta un arco de medio punto, adornado con motivos vegetales y caritas de querubines, con dos jarrones sobre el tímpano. Es la primitiva puerta mudéjar del templo, que fue remodelada en el siglo XVII.
Portada central de calle san Pablo.
Parte superior de dicha portada.
La tercera, menos interesante desde el punto de vista artístico, está chapada en metal claveteado y ostenta los escudos de la Hermandad.
Portada izquierda de calle san Pablo.
Otra serie de elementos adornan la fachada de la calle san Pablo:
La estructura de la iglesia, de cruz latina, respeta la del primitivo templo gótico, sobre el que se reconstruyó. Consta de tres naves longitudinales, una transversal, varias capillas y el presbiterio. 
Puerta de entrada, vista desde el interior.
Cúpula de la puerta de entrada.
En la nave central, destaca la cúpula octogonal, que se remata con una linterna, estando decorada en la parte exterior con figuras escultóricas que representan indígenas americanos, los cuales simbolizan el importante significado que tuvo la Casa Madre dominica para los territorios de ultramar de la corona española. Todo el conjunto está rematado por una corona real de hierro forjado. En el interior, las pechinas están decoradas con relieves de madera policromada con escenas del Antiguo Testamento, sostenidas por el águila y el león alado (símbolos de los evangelistas san Juan y san Marcos) que se deben al taller de Pedro Roldán: las pinturas de ángeles y arcángeles que cubren el interior de la cúpula, y el simbólico sol del interior de la linterna, se deben a Lucas Valdés.
Cúpula octogonal de la iglesia de Santa María Magdalena.
Cúpula octogonal de la iglesia de Santa María Magdalena, desde el exterior.
Nave central, con el Retablo Mayor al fondo.
Nave central, vista desde el otro lado. Al fondo, el Coro.
Nave de la Epístola (lado derecho).
Nave del Evangelio (lado izquierdo).
El Retablo Mayor es un hermoso ejemplo de talla barroca, fechable en las primeras décadas del XVIII. Consta de banco, dos cuerpos superiores de tres calles compartimentadas por columnas salomónicas, y   ático. 
Retablo Mayor. Siglo XVIII.
En la calle central (y de abajo arriba) encontramos en primer lugar el tabernáculo, con una hermosa Inmaculada de pequeño tamaño, procedente del Virreinato de la Nueva España (México), del siglo XVIII. Sobre ella, escultura de la Magdalena (la titular), obra de Felipe Malo de Molina de 1.704, y que presidió la primitiva iglesia de la misma advocación. Más arriba se encuentra la escultura de san Pablo, anterior titular del templo dominico, que cedió su hornacina a la Magdalena. 
Arriba, la Magdalena, obra de Felipe Malo de Molina (1.704).
Abajo, una Inmaculada  del siglo XVIII procedente de Nueva España (México).
Primer cuerpo del Retablo Mayor.
En el centro María Magdalena, a su izquierda santo Domingo de Guzmán y,
 a la derecha,  san Francisco de Asís.
Segundo cuerpo del Retablo Mayor. Lo preside san Pablo, antiguo titular
del templo dominico que ocupaba  antiguamente el centro del retablo.
Lo acompañan los Papas dominicos Benedicto XI (izquierda) y Pío V (derecha).
Ático del Retablo Mayor. En el centro, un relieve nos muestra La conversión de san Pablo en el camino a Damasco. A los lados, santa Catalina de Siena y otra religiosa dominica.
En los laterales del presbiterio existen dos portadas de mármoles rojos rematados por hornacinas que representan la Esperanza (derecha) y la Caridad (izquierda). La bóveda de la Capilla Mayor se dedica al Triunfo de la Fe, siendo pintada por Lucas Valdés: aparece la imagen de la Fe, rodeada de medallones que representan los cuatro continentes entonces conocidos: Europa, Asia, África y América. 
Muro izquierdo de la Capilla Mayor. Sobre la portada figura una imagen que representa la Caridad. En el lado derecho, de idéntica distribución podemos ver la representación de la Esperanza.
Bóveda vaída de la Capilla Mayor. Lucas Valdés, sobre 1.710.
Representa el Triunfo de la Fe sobre la herejía en el mundo gracias a la intervención de los frailes dominicos.  A los lados de la Fe, figura central, se encuentran los arcángeles san Miguel y san Rafael, rodeados de ángeles y músicos. Debajo de este conjunto de nubes se encuentran los dos principales santos de la Orden dominica, santo Domingo de Guzmán (con una espada en llamas en la mano) y santo Tomás de Aquino, que porta una palma y un pliego de papel. En las esquinas, cuatro medallones representan los cuatro continentes conocidos en aquella época.
Santos de la orden dominica cubren los muros del presbiterio y se extienden a la nave principal. Completan el presbiterio dos enormes lienzos originales del sevillano Matías de Arteaga y Alfaro (siglo XVIII), que representan a David danzando ante el Arca de la Alianza y El pueblo israelita haciendo la ofrenda en el Templo de Jerusalén, también llamado La ofrenda de los panes por Melquisedec
Matías de Arteaga y Alfaro. La ofrenda de los panes por Melquisedec.
(Lado izquierdo de la Capilla Mayor).
Matías de Arteaga y Alfaro. David danzando ante el Arca de la Alianza.
(Lado derecho de la Capilla Mayor).
La nave del crucero presenta unas tribunas, realizadas en madera profusamente tallada y dorada. Sobre ellas lucen dos pinturas al fresco de Lucas Valdés: El suplicio de Diego Duro, (que ya mencioné en la entrada correspondiente al Castillo de san Jorge) en el lado de la Epístola y La entrada de San Fernando en Sevilla, en el del Evangelio.
Tribuna de la nave del crucero.
El suplicio de Diego Duro, de Lucas Valdés, decora la tribuna del brazo de la  Epístola.
La entrada de san Fernando en Sevilla. Lucas Valdés. Brazo del Evangelio.
Tanto las pilastras como los arcos que sostienen la iglesia, así como los paños intermedios, están decorados con abundantes pinturas al fresco que representan a los Evangelistas y a diversos santos y beatos relacionados con la Orden, así como con motivos vegetales y guirnaldas:



































































Algunos detalles de la profusa decoración del templo.
Una vez vistos la nave central y el presbiterio, dejamos para una nueva entrada la visita de las naves laterales, del Evangelio y de la Epístola, dotadas de numerosos altares y capillas.

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