Tras recorrer el exterior y la nave del Evangelio del templo, llegado hemos ante el presbiterio. El retablo Mayor, ensamblado modernamente con elementos de los siglos XVII
y XVIII, consta de banco, un cuerpo de tres calles y ático. Las calles se compartimentan mediante cuatro columnas salomónicas de la segunda mitad del XVII. El
camarín está ocupado la imagen de talla completa de San Julián, obra de José
Pérez Conde (1.996). Es extraño, porque toda la bibliografía consultada afirma
que este lugar corresponde a María Santísima de la Hiniesta Gloriosa, imagen de
talla completa de Antonio Castillo Lastrucci, de 1.945, que sustituyó a la
imagen original, gótica, del siglo XIV, quemada casi por completo en el
incendio de 1.936. Tras desechar la construcción de un relicario de plata que
contuviera el madero quemado a que quedó reducida la talla primitiva, se
encargó al artista expresamente que se asemejara a la desaparecida.
Retablo Mayor de la iglesia de San Julián en la fecha de publicación de esta entrada. |
Después de publicada la entrada he podido informarme de que la situación habitual de la imagen de San Julián es a la derecha del presbiterio, aunque ahora presida el retablo mayor en tanto la Virgen de la Hiniesta Gloriosa es restaurada en el taller de Pedro Manzano.
La Virgen de la Hiniesta, gloriosa, preside habitualmente el Retablo Mayor. |
San Julián, mártir. |
En las calles laterales están colocados lienzos de la Inmaculada
Concepción y de Santa Beatriz de Silva (fundadora de la Orden de la Inmaculada
Concepción). Sobre ellos, dos figuras que no he podido identificar. Rematan el
retablo una pintura con escena de San Francisco Solano (siglo XVIII) y, más
arriba, un relieve de la Inmaculada Concepción (siglo XVII).
Inmaculada. |
Santa Beatriz de Silva. |
San Francisco Solano en el ático del retablo. |
De los muros laterales del presbiterio cuelgan dos conjuntos de
cuatro lámparas de plata cada uno, de los siglos XVI y XVII, que sobrevivieron
al incendio de 1.932.
La mesa de altar que se encuentra en el presbiterio bajo
presenta en su frente los relieves de San Julián y la Inmaculada Concepción,
realizados en bronce fundido en 1.996, entre los que se expone un relicario de
plata de ley, obra de los Hermanos Delgado, con un fragmento del cráneo de San
Julián procedente del monasterio benedictino de Samos (Lugo). El gran ángel que
forma el atril es del mismo material, época y autor que la mesa del altar.
Atril. Ángel esculpido en bronce. |
Leyenda de la Virgen de la
Hiniesta.
Cuenta la leyenda que el apóstol Santiago, durante su
predicación en España, fundó la Iglesia de Sevilla, nombrando como primer
obispo a su discípulo Pío, que alcanzaría la santidad con su martirio. San Pío
sería quien construyese, en el año 38, la primera iglesia sevillana, con el
título de Santa Jerusalén, en el solar que actualmente ocupa el convento de los
capuchinos, a las afueras de la Puerta de Córdoba. San Pío puso en la iglesia
una imagen de la Virgen, que sería la segunda en el mundo, tras la del Pilar de
Zaragoza. La Virgen sevillana se tituló de la Concepción, y no era otra que la
que más tarde se llamaría de la Hiniesta.
Con motivo del saqueo de Sevilla por Gunderico, que fue rey de
los vándalos entre el 407 y el 428, Leyenda del Gunderico, la Virgen de la Concepción fue escondida para evitar su profanación en una casa
en el interior de las murallas de la ciudad, situada en el solar donde después
se alzaría la parroquia de San Julián. Tras la invasión vándala, se construyó
en el lugar de la casa un templo, que recuperó el título de Santa Jerusalén,
dedicado a la Virgen de la Concepción, que lo presidió desde su altar mayor.
Allí permanecería hasta que la invasión musulmana en el año 711 obligó a
ocultarla en los montes de Cataluña.
En el siglo, mosén Per de Tous se encontraba cazando en los montes
catalanes cuando encontró entre retamas e hiniestas una imagen de la Virgen con
el Niño en brazos; mostraba una inscripción en latín que decía: “Sum Hispalis
de sacello ad portam quæ ducit ad Corduvam” (“Soy de Sevilla, de una capilla
junto a la puerta que conduce a Córdoba”).
Risco de 2.012, que conmemora el sexto centenario de la fundación de la hermandad que rendía culto a la Virgen de la Hiniesta. |
Tras el hallazgo, Per de Tous trasladó a Sevilla la talla con
gran boato y cortejo. En el cortijo del Cuarto, a una legua de Sevilla,
salieron a recibir la comitiva el arzobispo y los cabildos eclesiástico y
secular, e incluso los reyes Juan I y Leonor de Aragón, que se encontraban en
la ciudad. La Virgen fue conducida a la catedral, donde se celebró octava y
fiesta. El cabildo catedralicio quiso quedarse con la imagen, pero Per de Tous
hizo prevalecer su voluntad de conducirla al lugar que indicaba la inscripción:
la parroquia de San Julián, junto a la Puerta de Córdoba. Allí construyó
capilla en la cabecera de la nave del Evangelio donde entronizó a la Virgen de
la Hiniesta, que tomó el nombre del arbusto en que fue hallada.
Pasamos a la nave de la Epístola y nos situamos ante la cabecera
de la misma, ocupada por la Capilla
Sacramental. Está ocupada por un retablo ensamblado por los hermanos
Caballero, con relieves de José Pérez Delgado (2.005); lo preside la imagen de María Santísima de la Hiniesta Dolorosa,
tercera de las Dolorosas que ha poseído la corporación. Recordemos que la
primera era del siglo XVII, atribuida a Martínez Montañés o Alonso Cano,
destruida en el incendio de 1.932, la segunda, de Castillo Lastrucci, fue
quemada en la iglesia de San Marcos en 1.936, en tanto que la actual, también
de Castillo Lastrucci de 1.937 es la que procesiona el Domingo de Ramos. Como
curiosidad, señalar que durante la Estación de Penitencia lleva a sus pies un
relicario que contiene un fragmento de la mejilla de la primitiva Dolorosa,
único resto que se conserva.
Capilla Sacramental. |
Virgen de la Hiniesta, dolorosa. |
También de Castillo Lastrucci, de 1.938, es el Santísimo Cristo de la Buena Muerte,
crucificado de 1,76 metros, que sustituyó al primitivo de Felipe de Ribas. Se
sitúa en el arranque del muro de la Epístola, enmarcado por un sencillo
arcosolio.
Santísimo Cristo de la Buena Muerte, visto desde el muro opuesto. |
Santa María Magdalena. Castillo Lastrucci, 1.944. |
Más adelante vemos sobre una repisa una imagen de tamaño
académico que representa a una santa que porta rosas en sus manos. No he
encontrado referencia alguna de esta talla, aunque las rosas pudieran indicar
el milagro atribuido tanto a Santa Rita de Casia, como a Santa Isabel de Hungría o a Santa
Isabel de Portugal: en contra de la voluntad de sus maridos, portaban comida
para los necesitados y, al ser descubiertas por sus maridos, la comida se
transformó en flores.
Imagen desconocida. |
La escena de La Piedad, tallada en 1.949 por
Antonio Castillo Lastrucci. El artista realizó esta obra por iniciativa propia,
sin mediar encargo alguno, y la conservó en su despacho hasta su muerte. Tras
el deceso, su familia la depositó en la iglesia de San Sebastián, de San
Nicolás del Puerto. La falta de cuidados hizo que sus descendientes cedieran el
grupo escultórico a la Hermandad de la Hiniesta, después de que José Pérez
Delgado, el principal alumno de Castillo, tuviera que policromarla y estofarla
de nuevo. En la iglesia de San Julián se colocó en el muro de la Epístola,
coronando el monumento funerario del maestro. La placa situada a los pies del
túmulo reza:
“Aquí bajo sus más queridísimas imágenes
descansa el ilustrísimo señor don Antonio Castillo Lastrucci 1882-1967”.
La
cruz es la primitiva del Cristo de la Buena Muerte, realizada por Castillo en
1.938.
Piedad. Antonio Castillo Lastrucci, 1.949. |
Terminamos el recorrido contemplando el retablo de la Virgen de Fátima. La escultura de la Virgen, realizada en madera policromada, es de mediados del siglo pasado (fue bendecida por el cardenal Segura), en tanto que el retablo que la aloja es obra moderna de Paco Parra.
Virgen de Fátima. |
Una talla del Sagrado Corazón de Jesús nos despide a los pies de
la nave.
Sagrado Corazón. |
Trabajo me ha costado, por incompatibilidad de horarios, poder
visitar la última de las veinticinco collaciones en que Fernando III dividió la
recién conquistada Sevilla. Sin embargo, la espera ha valido la pena; me he
encontrado con un templo muy bien cuidado, limpio, ordenado, sin chismes por
medio (quizá habría que cuidar un poco el rincón de la pila bautismal) y, sobre
todo, con un patrimonio mueble magnífico, sobre todo teniendo en cuento los
sucesos de 1.932 y 1.936.
Animo desde aquí a los miembros de la parroquia y hermandades
residentes a que continúen su desinteresada labor. Algunas cosillas son fáciles
de corregir (unos simples rótulos en las imágenes expuestas) y otras comprendo
que es más complicado (horarios estrechos o falta de luz). La página web de la
parroquia, http://www.sanjuliansevilla.com/ es completísima, aunque se ha
quedado un poco anticuada en cuanto a diseño; agradezco especialmente que el
enlace relativo a la leyenda de San Hermenegildo conduzca al lector a este
blog. Muy interesantes también las páginas de las hermandades radicadas en este
templo: http://www.hermandaddelahiniesta.es/ y www.rosariodesanjulian.com.
Enlace a la primera parte de la visita: Iglesia de san Julián, -I.
No hay obstáculos para personas con movilidad reducida.
Enlace a la primera parte de la visita: Iglesia de san Julián, -I.
No hay obstáculos para personas con movilidad reducida.
Hola, se que es un tanto tarde comentar pero el gran trabajo que haces es super magnífico en darte el tiempo de fotografiar todas las maravillas de una grandiosa ciudad como lo es Sevilla. La imagen desconocida (me doy cuenta por el escapulario) yo creo que es Santa Teresita del Niño Jesús (de Lisieux) porque las rosas serán las gracias y favores que ella concede (lo prometió después de su muerte), la representan abrazando un crucifijo envuelto en rosas de hecho. Más allá de todo, ahora encuentro la relación del color azul con la Hermandad de la Hiniesta y además de su hallazgo (que no es tan diferente a la historia de otros hallazgos de imágenes marianas). En fin, un templo que a pesar de las adversidades pudo renacer y seguir ofreciendo una verdadera historia dentro y fuera de sus muros. Felicidades y espero algún día cruzar el charco y visitar esa gran ciudad.
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