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viernes, 1 de febrero de 2013

Círculo de Pasión 2.013. San Isidoro: el presente de una tradición, -I.


Ante todo, deseo disculparme por la tardanza en publicar esta entrada, que se produce cuando la exposición ya ha finalizado. Los motivos son varios: el poco tiempo que ha durado, el haberme enterado de su existencia varios días después de iniciada y, sobre todo (aquí no hay excusa posible), el despiste de haberme dejado una sala sin visitar, lo que me obligó a volver días después. Pero, a lo hecho, pecho, y espero que al menos las personas que no hayan podido visitarla puedan contemplar las piezas seleccionadas. Vayamos al grano.
Portada del tríptico informativo.
Dentro del ciclo Círculo de Pasión que celebra periódicamente el Círculo Mercantil e Industrial de Sevilla, este año tiene lugar la exposición dedicada a la Antigua e Ilustre Hermandad del Santísimo Sacramento, María Santísima de las Nieves y Ánimas Benditas del Purgatorio y Pontificia y Real Archicofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas, Nuestra Señora de Loreto y Señor san Isidoro, ubicada en la iglesia de san Isidoro, que ya recorrimos el pasado mes de marzo. La muestra se celebra entre los días 18 y 27 de enero de este año 2.013.



El origen de esta hermandad es antiguo, de 1.526, año en que la ya muchas veces mencionada en este blog doña Teresa Enríquez, la Loca del Sacramento, funda la Hermandad Sacramental de san Isidoro, que se uniría poco después con la Hermandad de Ánimas Benditas del Purgatorio.

Por otra parte, en 1.605 se crea en el convento de san Benito de Silos (del que hoy solo queda la iglesia de san Benito, abad, en La Calzada) la Hermandad de las Tres Humillaciones de Cristo y Madre de Dios del Arco (esta última advocación seguramente por su proximidad a los Caños de Carmona). Tras establecerse primero en san Roque y más tarde en Santiago, recala definitivamente en san Isidoro, en 1.668.
Portada de la Epístola de la iglesia de san Isidoro.
Ambas corporaciones se unen en 1.974, fusionándose canónicamente en 2.009.

La exposición consta de dos salas en las que se pueden admirar pinturas, esculturas, ajuar litúrgico y penitencial, piezas de orfebrería, documentos antiguos, fotografías y toda clase de obras de arte que la Hermandad ha logrado conservar a lo largo de los siglos.

En el patio principal del Círculo Mercantil nos recibe un retablo presidido por una Cruz de Guía, escoltada por sendas tallas de san Isidoro y san Leandro, ambas obras de Cesáreo Ramos, en 1.805, con policromía de Manuel Aguilar Galeote. Las dos imágenes están elaboradas con madera y telas encoladas. Ambas piezas están necesitadas de limpieza y restauración. La Cruz de Guía, de autor desconocido de la segunda mitad del sigo XVII, es de caoba con incrustaciones de marfil.
Patio del Círculo Mercantil e Industrial.
Diferentes vistas generales del patio central.
Alrededor del retablo se han instalado una serie de paneles con fotografías y carteles antiguos de la Hermandad.

En lado derecho, según hemos entrado desde la calle, podemos una puerta que nos abre paso a la sala contigua, en la que se muestran toda clase de objetos de carácter penitencial, reunidos por la corporación a lo largo de los años.
Comunicación entre el patio y la "Sala Penitencial".
En el mismo centro, presidiendo el conjunto se ha instalado la magnífica talla de Simón, el cirineo de Francisco Antonio Ruiz Gijón, tallado en 1.687, popularmente considerado (junto con el san Juan Evangelista de la Hermandad de la Amargura) como la mejor figura secundaria de la Semana Santa sevillana. Fue restaurado en 1.974 por José Rivera García y en 2.000 por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, lo que explica su inmejorable estado de conservación. Confieso que le he tomado fotografías hasta cansarme ya que su situación en la iglesia de la Costanilla, aunque buena para su protección (guardada en una vitrina acristalada) dificulta mucho la toma de imágenes debido a los reflejos.
Poco se puede decir que no se sepa del Cirineo de Ruiz Gijón.

Demos antes un vistazo general y luego iremos viendo una por una las piezas expuestas.
Lado izquierdo de la sala.
Lado derecho.
Pared frontal.
 A la izquierda de la puerta de entrada a la sala encontramos una representación de santa María Magdalena, atribuida al círculo de Montes de Oca en la segunda mitad del siglo XVIII. Se trata de una figura de talla completa en madera policromada que acompañó durante algunos años (fines del XIX, principios del XX) a la Virgen de Loreto en su salida procesional.
Santa María Magdalena. Círculo de Montes de Oca, siglo XVIII.
Junto a la Magdalena está situada otra estrella de la exposición. Se trata de la imagen de Jesús de las Tres Humillaciones, elaborado con arcilla y telas encoladas por Pedro Nieto Montañés en 1.632, que presidía la hermandad de su mismo nombre en san Benito, como hemos comentado anteriormente.
Jesús de las Tres Humillaciones. Pedro Nieto Montañés, 1.632.
A los lados del Cristo se exponen antiguas bocinas, con sus correspondientes paños bordados en oro, sobres las que se sitúan, en dos tablas enmarcadas y pintadas con caligrafía de época, las “Memorias, Dotaciones y Fiestas que están a cargo y obligación de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas y han de cumplirse en su capilla” (lado izquierdo, mirando de frente) y el “Sumario de todas las Gracias e Yndulgencias que ganan todas las personas de uno y otro sexo que visitan la capilla del Santo Cristo de las Tres Caídas, sita en la Yglesia Parroquial de Señor San Ysidoro de la ciudad de Sevilla por estar unida y agregada a la Basílica de los Santos Apóstoles S. Pedro y S. Pablo de Roma en 16 de septiembre de 1.678”.
Bocina con paño bordado con hilos de oro y  calendario de fiestas
y celebraciones a cargo de  la hermandad.
San Juan Evangelista se sitúa en la esquina. Se trata de una escultura en madera de autor anónimo, fechada en la segunda mitad del siglo XVIII. Al igual que María Magdalena, también acompañó a la Virgen de Loreto en las mismas fechas.
San Juan Evangelista. Anónimo, siglo XVIII.
Ya en la pared frontera a la entrada (seguimos el sentido de giro de las agujas del reloj) cuelga de la pared un óleo sobre tabla, de un autor anónimo del siglo XVI, que nos muestra la escena de La Transfiguración. En un plano superior, aparece Jesús hablando con Moisés y Elías sobre una colina, al pie de la cual los apóstoles Pedro, Santiago y Juan se maravillan (Evangelio de san Mateo 17, 1-6).
La Transfiguración de Cristo. Anónimo, siglo XVI.
Bajo el bonito marco dorado de esta tabla se ha colocado una vitrina en la que muestran una serie de grabados antiguos (a partir del siglo XVIII) referidos a la Hermandad.
Grabados antiguos.
 Dos imágenes de tamaño académico de San Pedro y San Pablo escoltan la pintura en la que la Virgen se aparece a san Isidoro (esto último lo supongo, porque la obra no estaba rotulada). Los dos apóstoles son de autor desconocido, aunque sí se sabe que las policromó Pedro Tortolero en 1.788. Costaron a la hermandad 450 reales cada una.
San Pedro. Anónimo, siglo XVIII.
San Pablo. Anónimo, siglo XVIII.
En otra vitrina se exponen los Libros de Reglas de hermandad, de los años 1.788 (vitelas de Pedro Tortolero) y  1.916 (vitelas de Guillermo Bonilla y adornos de plata de Seco Velasco).
Antiguos Libros de Reglas de la hermandad.
A su lado, en otro mueble se pueden admirar algunas joyas de la corporación: juego de potencias en plata dorada (Isaura, 1.895, 300 reales), un puñal de Manuel Seco Velasco de 1.972, realizado en oro de ley con esmeralda, donado por el marqués de Tarifa, un puñal calado, de plata, de autor anónimo y datado en 1.893, un tercer puñal, también de Seco Velasco, 1.950, de plata dorada con un rubí y brillantes, la efigie del “Plus Ultra” elaborada en oro en 1.926, donada por la dama argentina María Gonzalo Cabot, el cíngulo de salida de la Virgen de Loreto, bordado en oro por las hermanas Granados en 1.931, un fajín de general perteneciente al Jefe del Estado Mayor del Aire, don José Jiménez Ruiz, donado en 2.011, otro cíngulo bordado en oro, en este caso por Manuel Solano en 2.008 y un broche de oro y brillantes del primer tercio del pasado siglo.
Juegos de Potencias.
Puñal en oro de ley con esmeralda. Manuel Seco Velasco, 1.972
Puñal calado de plata sobredorada. Anónimo, 1.893.
Puñal de plata dorada con rubí y brillantes. Seco Velasco, 1.950.
Figura del Plus Ultra, elaborada en oro en 1.926.
Cíngulo de salida de la Virgen de Loreto. Hermanas Granados, 1.931.
Fajín de general donado a la Virgen de Loreto
por el Jefe del Estado Mayor del Aire, don José Jiménez Ruiz, en 2.011.
Cíngulo bordado en oro. Manuel Solano, 2.008.
Broche de oro y brillantes del primer tercio del pasado siglo.
Sobre esta última vitrina aparece una tabla pintada al óleo por Pedro de Campaña, hijo, durante la segunda mitad del siglo XVII, que ilustra El Descendimiento de Cristo.
El Descendimiento de Cristo. Pedro de Campaña, hijo, siglo XVII.
Detalle.
Le siguen, llegando a un rincón en el que se estrecha la sala, dos ángeles pasionarios tallados por Francisco Antonio Ruiz Gijón en 1.688, que constituyen el único resto del antiguo paso del Señor, destruido durante la ocupación francesa. En 2.009 se recuperaron y fueron restaurados por David Martínez Amores, siendo incorporados al actual paso de Cristo.
Ángeles Pasionarios. Ruiz Gijón, 1.688.
En la pared del lado derecho luce en todo su esplendor el manto de salida de la Virgen, diseñado por Francisco Ruiz Rodríguez (Currito, el Dorador) y dorado en tisú de oro por las hermanas Granados en 1.931. Ha sido restaurado en 2.012 por Jesús Rosado.
Manto de salida de la Virgen de Loreto, restaurado el pasado año.
A los lados del manto vemos dos sayas de Nuestra Señora de Loreto. Una de ellas es también de la misma época y autoras que el manto, siguiendo similar diseño. La otra, de tisú blanco de plata, bordado en oro es moderno, de 2.008, elaborado por Manuel Solano.
Añadir leyenda
Sayas de la Virgen.
Giramos noventa grados a nuestra derecha y podemos contemplar el respiradero del paso de la Virgen, cincelado en plata dorada por Manuel Seco Velasco en 1.945, según diseño de Joaquín Castilla. De los mismos autores y materiales son las jarras que se muestran sobre él, que adornan el paso de palio. Completa el conjunto el faldón de este mismo paso, de color terciopelo azul noche, con broches bordados a realce en oro por Jesús Rosado.
Conjunto de faldón, respiradero y jarras del paso de la Virgen.
 En la misma pared se expone el boceto original de retablo cerámico elaborado por Antonio Kiernam que luce en el exterior de la iglesia, en la fachada del lado del Evangelio. Se trata de un óleo sobre lienzo del autor Manuel González Santos, que lo realizó en 1.946.
Boceto del retablo cerámico de Kiernam. Manuel González Santos, 1.946.
Terminando ya con esta pared vemos tres túnicas del Cristo de las Tres Caídas: una granate, de terciopelo del siglo XIX y autor desconocido a la derecha de la fotografía (mirando de frente), otra morada, de seda, cortada y bordada por Patrocinio López en 1.890 (dentro de la vitrina) y, finalmente, la túnica primitiva del Señor, bordada por Francisco Saavedra en 1.718, que costó, según el Libro de Cuentas de la hermandad, la friolera de 1.282 reales de vellón de la época.
Túnicas del Cristo de las Tres Caídas.
Tan solo nos queda por ver otro mueble acristalado central, que aloja diferentes obras artísticas. Así, podemos admirar dos coronas de la Virgen: una de ellas, realizada en oro y plata dorada por Seco Velasco en 1.950, fue donada por el Ejército del Aire e impuesta por el cardenal Segura. La otra, de estilo completamente distinto es de plata sobredorada, repujada con adornos de rocalla y de autor anónimo de la segunda mitad del XVIII.
Coronas de la Virgen de Loreto.
Acompañando a las coronas aparece un san Francisco de Paula, tallado en madera policromada por un autor anónimo en el siglo XVIII y un san Isidoro, cincelado en plata y marfil por Fernando Marmolejo en 1.974.
San Francisco de Paula. Anónimo, siglo XVIII.
San Isidoro. Plata y marfil. Fernando Marmolejo, 1.974.
Termina aquí la primera parte de la visita.

El edificio está perfectamente adaptado para personas con movilidad reducida.



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