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sábado, 9 de febrero de 2013

Leyenda de la iglesia de san Juan de la Palma -II y final.


Continuando con la visita, llegamos al presbiterio, en el que se sitúa el Retablo Mayor. Fue comprado, en 1.960, por la Hermandad de la Amargura al convento de san Felipe, de Carmona. El anterior retablo se encuentra actualmente en la iglesia de san Juan, en la localidad de San Juan de Aznalfarache. Tallado por Francisco González Guisado en 1.777, es de estilo rococó y no barroco, como suele ser habitual en los retablos mayores de nuestra ciudad. Para adaptarlo a su nueva ubicación hubo de ser ampliado, restaurado y dorado, labor que corrió a cargo de Francisco Ruiz Rodríguez en 1.960. 
Retablo Mayor de la iglesia de san Juan de la Palma.
El retablo consta de banco, un solo cuerpo divido en dos por una cornisa y ático. En su camarín central se encuentran las efigies de Nuestra Señora de la Amargura y san Juan Evangelista, obras documentadas de Benito Hita del Castillo de 1.760, excepto el rostro de la Virgen que es obra anónima anterior, fechable entre el 1.700 y 1.710. Ambos son co-titulares de la Hermandad de la Amargura. 
Virgen de la Amargura y san Juan Evangelista. Benito Hita del Castillo, 1.760.
A la derecha del camarín se halla un Niño Jesús, talla de gran calidad realizada por Francisco Dionisio de Ribas en 1.644 y, al otro, una imagen de san Juan Bautista Niño (conocido popularmente como Sanjuanito), que se atribuye al taller de los Ribas. Finalmente, en la parte alta del retablo, encontramos una escultura dieciochesca de san Juan Bautista

















Niño Jesús y Sanjuanito. Fotos cortesía de www.lagubiayeltas.us
Autora: Concha R. Worth.
Ático del Altar Mayor, con escultura de san Juan Bautista.
Todo el presbiterio esta cubierto con pinturas con diversos motivos decorativos del XVIII. A ambos lados del presbiterio se encuentran sendos cuadros; a la izquierda La Apoteosis de la Inmaculada, obra sevillana del siglo XVIII y, a la derecha, Los Funerales de la Virgen, del XVII. También a la izquierda encontramos una lápida que conmemora la concesión por parte de Pío XII de la coronación canónica de la Virgen de la Amargura en 1.954. 
Muro izquierdo del presbiterio.
Muro derecho del presbiterio.
Terminado de visitar el presbiterio, seguimos en el sentido contrario a las agujas del reloj y pasamos a la cabecera de la nave del Evangelio. Allí nos veremos a la Virgen de la Antigua, copia de la de la Catedral, que se venera en un retablo del siglo XVIII. Bajo ella, una hornacina con cristal guarda un san Juan Bautista de tamaño académico. 
Retablo de la Virgen de la Antigua. Siglo XVIII.
Virgen de la Antigua.
San Juan Bautista.
En el muro del Evangelio aparece un pequeño retablo, con la imagen de san Francisco Javier, según me apunta un amable lector. Igualmente, el óleo mostrado a continuación representa uno de los milagros llevados a cabo por dicho santo.
San Francisco Javier.
San Francisco Javier sanando a un enfermo.
Seguidamente estaremos ante la Capilla Sacramental. De planta rectangular, es resultado de la unión en el siglo XVIII de dos capillas anteriores, propiedad de la marquesa de Fuentes y de los Ponce de León; es por ello que se abre a la nave a través de dos puertas. Entre ambas, por el lado exterior del muro, se dispone un retablo del siglo XVII, representando Las Ánimas del Purgatorio, realizado por Andrés Pérez el retablo y por Francisco Jiménez la pintura, delante de la cual se exhibe un pequeño crucificado, exactamente igual que en la iglesia de san Pedro. Es increíble lo parecida que es la iconografía de ambos templos, no en vano forman parte de la misma parroquia.
Las dos entradas de la Capilla Sacramental, con el Retablo de las Ánimas entre ambas.
Las Ánimas del Purgatorio. Francisco Jiménez.
Pequeño crucificado situado en el banco del retablo.
Ático del Retablo de las Ánimas.
El lado derecho de la capilla, ocupado por el Cristo del Silencio, tiene la cubierta mudéjar original, mientras que el izquierdo, donde está la Inmaculada, se cubre mediante una cúpula ochavada, decorada con pinturas del XVIII de los Evangelistas y diversos Santos y Santas relacionados con la Eucaristía: santo Tomás de Aquino, san Marcos, santa Clara, san Lucas, san Juan de Ribera, san Juan Evangelista, santa María Micaela del Santísimo Sacramento (fundadora de las Adoratrices) y san Mateo.
Cúpula ochavada con linterna del lado derecho de la Capilla Sacramental.
Como decía, en el lado derecho, un retablo dorado enmarca la imagen de Nuestro Padre Jesús del Silencio en el Desprecio de Herodes, co-titular de la Hermandad de la Amargura. Se atribuye a Pedro Roldán y se fecha entre 1.696 y 1.697. A los lados, colocados sobre peanas en el muro, aparecen san Joaquín y santa Ana.
Nuestro Padre Jesús del Silencio en el Desprecio de Herodes, que es su nombre completo.
San Joaquín.
Santa Ana.
Junto al Señor del Silencio, a su izquierda si miramos de frente hay un cuadro de gran formato que representa La Apoteosis de la Eucaristía.
Apoteosis de la Eucaristía. Finales siglo XVII.
En el mismo muro, a la izquierda, hay otras obras: La Virgen de los Reyes El pueblo de Israel recibiendo el maná.
La Virgen de los Reyes.
El pueblo de Israel recogiendo el maná. Lucas Valdés, siglo XVII.
El altar  de la Inmaculada es neobarroco y en él se venera, dentro de una hornacina rectangular, la efigie de la Inmaculada, talla del siglo XVIII. Aparece coronada con doce estrellas y sobre una media luna, siguiendo el Apocalipsis de san Juan. En el ático, sostenido por dos columnas de capiteles corintios, apreciamos un medallón en relieve del arcángel san Miguel.
Capilla Sacramental. Inmaculada Concepción y Virgen de la Cabeza.
El mismo altar, desde otro ángulo.
La imagen de la Inmaculada era originalmente de medio relieve y ocupaba la parte alta del Altar Mayor. Cuando en 1.960 se compra el nuevo retablo, Francisco Buiza la transforma en imagen de bulto redondo y le aplica la actual policromía, desplazando su ubicación a la Capilla Sacramental.
Detalle de la Inmaculada Concepción.
Virgen de la Cabeza, en su ubicación temporal durante las obras en su capilla.
Junto al altar, en el muro izquierdo de la capilla, otro cuadro de finales del XVII y gran formato: La Sagrada Cena. 
La Sagrada Cena.
Mirando hacia arriba en este punto podemos adivinar, más que ver, la cubierta mudéjar de esta zona de la capilla.
Cubierta mudéjar de la Capilla Sacramental.
Salimos de la capilla por el adornado arco que vemos en la fotografía:
Estamos de nuevo en la nave del Evangelio y continuamos camino hacia los pies de la misma. Un retablo de pequeño tamaño dedicado a san Antonio de Padua es nuestra primera parada.
San Antonio de Padua con el Niño.
Después llegamos ante otra capilla cerrada. Según información recogida, se trata de la Capilla Bautismal, que desde hace muchos años cumple la función de Sala de Juntas de la Hermandad.
Capilla Bautismal.
A continuación, en el muro, sobre peana, un Sagrado Corazón de Jesús de talla moderna.
Sagrado Corazón de Jesús.
En la parte alta del muro hay una serie de pinturas, entre las que se cuentan las siguientes obras: Ecce Homo, que es una copia dieciochesca de Murillo, La Estigmatización de san Francisco, de escuela sevillana del XVII, y una Virgen de Guadalupe de principios del XVIII, cuya autoría, descubierta recientemente, es del pintor mejicano Antonio de Torres.
Una pequeña puerta nos debería conducir a la planta superior donde se exhibe el tesoro de la Hermandad, como la corona que se usó para la canonización de la Virgen de la Amargura por el cardenal Segura en 1.954 o el original de la Virgen de los Reyes cuya copia se regaló al actual rey Juan Carlos con motivo de su Primera Comunión. Desgraciadamente, la puerta también estaba cerrada.

En los pies de esta nave tenemos un cuadro de tamaño grande, La Degollación de san Juan Bautista y, sobre él, en la planta superior, un pequeño órgano barroco.
La Degollación de san Juan Bautista.
Y con esto hemos terminado la visita. Una visita que me dejado con sabor agridulce ya que, si bien "lo gordo" (es decir, el edificio por un lado y las imágenes titulares por otro) es lo bastante interesante como para desplazarse hasta aquí, el visitante encuentra que hay demasiados espacios cerrados, muchos cambios de lugar o desapariciones de imágenes o cuadros que deberían estar, según estudios y guías publicados. La poca iluminación y nula información son elementos endémicos de prácticamente todos los templos de la ciudad.

En posterior visita compruebo que una de las capillas cerradas, la de Nuestra Señora de la Cabeza, ya está a la vista, después de ser reformada. Las otras dos y la sala de exhibición del tesoro siguen cerradas (aunque me parece que lo del tesoro, que leí en la prensa, era más una declaración de intenciones que un hecho consumado).

También ha coincidido con esta nueva visita la celebración del Quinario de Nuestro Padre Jesús del Silencio, lo que me da pie a inaugurar una nueva sección en la que recoger todos los datos que varíen entre una visita y la siguiente. Es la siguiente:

ANEXO.
A continuación se muestran las imágenes de los cambios producidos con motivo del Quinario de Nuestro Padre Jesús del Silencio.
Vista general de la iglesia con Nuestro Padre Jesús del Silencio en el altar de cultos.
Altar de Nuestro Padre Jesús del Silencio durante el Quinario.
La Virgen de la Amargura y san Juan Evangelista ocupan el altar de Jesús del Silencio en la Capilla Sacramental.
La talla de la Inmaculada se había recolocado en un lateral de la Capilla Sacramental, bajo el lienzo de La Sagrada Cena.
Inmaculada Concepción. Detalle.

2 comentarios:

  1. El santo podría asegurar que es San Francisco Javier lo que se vería confirmado por el cuadro que representa un milagro obrado por dicho Santo. José Ramón Vera

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    1. Gracias por la identificación, amigo José Ramón. Ya está rectificado.
      Saludos.

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