La poco conocida, pese su céntrica localización, iglesia del Santo
Ángel, abre su portada principal a la calle Rioja, embutida entre bloques de
viviendas y oficinas que la hacen pasar desapercibida para los viandantes menos
atentos.
Fue fundada a finales del siglo XVI por los Carmelitas Descalzos
del convento de Nuestra Señora de los Remedios, situado en el arrabal de
Triana. Como en aquella época el único punto de unión entre Sevilla y Triana
era el antiguo puente de barcas, los frailes sufrían a menudo la molestia que
ocasionaba cruzar el río Guadalquivir. Por esta causa, además de extender las
prédicas y la petición de limosnas, el padre provincial, fray Agustín de los
Reyes, compró en 1.587 una casa por 5.000 ducados, en el solar del antiguo
Hospital de la Santa Cruz en Jerusalén, situado en la entonces conocida como
calle Ancha de la Magdalena, actual Rioja.
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Iglesia y convento del Santo Ángel, en la calle Rioja. |
El templo se edificó a principios del XVII, interviniendo en la
construcción el maestro de obras Juan de Segarra y el arquitecto Pedro Sánchez
Falconete. Fue bendecido en 1.608 por el cardenal Niño de Guevara,
perteneciendo desde entonces a los religiosos de la Orden Carmelita.
Durante la invasión napoleónica, fue utilizado como cuartel por las
tropas francesas, al igual que tantas iglesias y conventos de nuestra ciudad y, como ellos, sufrió el expolio y la destrucción de sus tesoros artísticos.
En 1.863, la Desamortización hizo que cambiara de manos, pasando a
ser propiedad del Estado y sufriendo variados usos, terminando como cuartel de
carabineros. Durante todo este tiempo, los carmelitas exclaustrados siguieron
atendiendo la iglesia como capellanes.
Ya en 1.904, siendo cardenal de Sevilla don Marcelo Spínola, vuelve
lo que queda del templo (apenas la nave central) a propiedad de los Descalzos.
En 1.917 se inicia la reeedificación del edificio, que se puso en manos de
Aníbal González. El notable arquitecto regionalista no pudo llevar a cabo en su
totalidad lo proyectado debido a las cortapisas municipales, pero consiguió una
remodelación completa, respetando los muros primitivos y renovando por completo
el interior. También intervino sobre la fachada principal, que recubrió de
ladrillo, y adosó una pequeña portada posterior en la calle Muñoz Olivé.
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Fachada a la calle Muñoz Olivé, diseñada por Aníbal González. |
Cuando, a través de la calle Rioja, llegamos ante la iglesia del
Santo Ángel, observamos que una reja cierra un pequeño atrio ante la portada
principal. A la derecha hay un edificio, que constituye el nuevo convento,
inaugurado en 1.983 por el entonces arzobispo de Sevilla, fray Carlos Amigo
Vallejo.
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Portada principal de la iglesia. |
La portada es de piedra noble, de la época del edificio original, adintelada, con pilastras estriadas a sus lados, figurando en el dintel la
leyenda latina:
"ANGELIS.SVISDEVS
MANDAVIDTE.VTCVSTO
DIANTTE.INOMNIBVS
VIISTVIS"
«Dios mandó a sus ángeles para que te
custodiasen en todo momento».
Encima luce un frontón partido, con una hornacina con venera en el
centro que aloja la efigie del titular de la iglesia protegiendo a un niño.
Remata el conjunto un nuevo frontón, triangular, sobre el que se sitúa una cruz
de piedra.
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Portada principal, con la figura del Santo Ángel de la Guarda. |
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Retablo cerámico de la Virgen del Carmen, situado en el atrio.
Fue pintado por Ángel Lora Serrano y bendecido en 2.006. |
En este templo tiene su sede la Archicofradía de Nuestra Señora del Carmen, Milagroso Niño Jesús de Praga, Esclavitud del Señor san José y santa Teresa de Jesús.
Una vez en el interior vemos que la traza es la típica de cruz
latina, con tres naves y crucero, de brazos muy cortos en este caso. La nave
central se cubre con bóveda de cañón, mientras que las laterales lo hacen con
bóvedas de arista, decoradas con yeserías. En el centro del crucero se alza una
gran bóveda semiesférica, con linterna central y abundante decoración
pictórica.
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Vista general del templo desde la puerta de entrada. |
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La misma fotografía, tomada en el momento en que
se enciende la iluminación del presbiterio. |
Los arcos que separan las naves laterales de la central son de
medio punto, sostenidos por pilastras cuadrangulares. En la parte alta de los
muros de esta nave central lucen seis cuadros de gran formato que representan
un programa iconográfico angélico. En el lado de la Epístola desde los pies al
presbiterio, vemos Los ángeles muestran
el camino a Santa Teresa, La Virgen del Carmen protegiendo a los carmelitas y La lucha de Jacob y el Ángel. Enfrente,
en el lado del Evangelio, se sitúan San
Isidro y los bueyes, San Rafael y Tobías y La Visión de Abraham y los
tres ángeles. Todos estos lienzos son obra de Francisco Polanco, de
mediados del XVII, con la más que posible participación de su hermano Miguel.
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Vista general del lado del Evangelio. |
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Vista general del lado de la Epístola. |
Sin movernos de la puerta, sobre la primera pilastra del lado
derecho, se encuentra un Crucificado, el Cristo
de la Buena Muerte, del que no he podido averiguar dato alguno de momento.
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Cristo de la Buena Muerte. |
A los pies de la nave de la Epístola, se encuentra la capilla de la Virgen del Carmen,
presidida por la imagen de la titular, talla anónima del siglo XVIII, en
tanto que el Niño Jesús que lleva en brazos es igualmente de autor desconocido, aunque
posterior, del XIX. Flanqueándola aparecen santa María Magdalena de Pazzi y
el beato Franco de Siena, obras ambas del siglo XVIII.
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Capilla de la Virgen del Carmen. |
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La titular de la Cofradía, con santa María Magdalena de Pazzi y
el beato Francisco de Siena a sus lados. |
Santa María Magdalena de Pazzi nació en el seno de una de las familias más
ricas de la Florencia del siglo XVI.
Despreciando su fortuna y al prometido con el que la querían casar, convenció a
sus padres para ingresar, a los dieciséis años, en la orden carmelita, estando
muy influida por las prédicas del famoso monje Savonarola. Se hizo muy conocida
en vida por sus abundantes experiencias místicas, de las que sus hermanas de
convento tomaban nota cuando se encontraba en éxtasis. Tras su muerte le fueron
atribuidos gran número de milagros y curaciones, lo que condujo a su
canonización, en 1.669.
También de familia noble era Franco de Siena, aunque enfocó su vida
a la carrera militar. Vivió en el siglo XIII y llevó una vida disipada hasta
que, tras una batalla, quedó ciego. Este suceso le hizo replantearse su vida
pasada, haciendo promesa, y cumpliéndola, de peregrinar a Santiago de
Compostela. Allí recuperó la vista, volviendo a Roma igualmente como peregrino, en acción de gracias. Cuando regresó a Siena se le apareció la
Virgen, que le ordenó penitencia pública por sus pecados anteriores. Así lo
hizo Franco, que logró su admisión en el convento y vivir como religioso carmelita los diez
últimos años de su vida.
El techo de esta capilla de es de mocárabe, formando celdillas
hexagonales, de gran belleza. Del muro izquierdo cuelga un lienzo de una
Inmaculada inspirada en las de Murillo.
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Artesonado de la capilla del Carmen. |
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Una Inmaculada se encuentra en el muro izquierdo de la capilla. |
El retablo de santa Teresita
de Lisieux o santa Teresita del Niño Jesús viene a continuación. Nos
muestra al Niño Jesús con esta santa francesa (Alençon, 1.873 – Lisieux, 1897), carmelita descalza que goza de gran
veneración en su país de nacimiento (Lisieux es el segundo templo con más peregrinaciones de Francia, después de Lourdes). El retablo es claramente neoclásico, con
abundante policromía, situándose en el ático la representación de la Santa Faz.
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San Antonio de Padua. |
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San Eliseo. |
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San Juan de la Cruz. |
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Ático del retablo de san Antonio. |
Moderno y sencillo es el retablo
del Sagrado Corazón de Jesús, con una estimable talla del titular.
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Retablo del Sagrado Corazón de Jesús. |
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Talla del Sagrado Corazón. |
Volvemos al barroco, aunque tardío, del retablo del profeta Elías, datado en el último tercio del siglo
XVIII. La efigie del profeta, con la espada flamígera en la mano derecha, es de
Pedro Roldán, fechada en 1.679. Elías (siglo IX a.C.) es venerado por los
carmelitas porque fue precisamente en el monte Carmelo donde se enfrentó y
derrotó a la malvada Jezabel y sus cuatrocientos cincuenta profetas (Libro de
los Reyes).
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Retablo del profeta Elías. |
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El profeta Elías. Pedro Roldán, 1.679. |
El último retablo de la nave está ocupado por un grupo escultórico
en el que se muestra a la Virgen de
Lourdes y santa Bernadette, en una de las dieciocho apariciones de la
Inmaculada a la niña. Es un retablo moderno que recrea la gruta de
Massabielle en la que tuvieron lugar las manifestaciones.
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Retablo de la Virgen de Lourdes. |
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El retablo imita la gruta de Massabielle, donde la Virgen
se apareció a la pequeña Bernadette. |
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Vista de la nave de la Epístola desde su cabecera. |
Ya en el brazo
del crucero de este lado de la Epístola se sitúa un retablo con una imagen de
la Inmaculada de gran tamaño (casi
dos metros), tallada por Pedro Duque Cornejo en 1.743, considerada como una de
las mejores obras del genial escultor.
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Retablo de la Inmaculada Concepción. |
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La talla es de Pedro Duque Cornejo, en 1.743. |
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Detalle de la Inmaculada. |
La cabecera de esta nave está ocupada por el retablo de la Virgen del Pilar, de estilo barroco, segunda mitad del XVIII, con una imagen de la titular realizada en metal plateado en el camarín, flanqueada por las efigies en madera tallada de santa Isabel de la Trinidad (izquierda, mirando de frente) y santa Edith Stein (a la derecha). Sobre el origen del culto a esta advocación de la Virgen ya hablamos extensamente en la entrada correspondiente al convento de santa Rosalía.
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Cabecera de la nave de la Epístola. |
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El ático del retablo nos muestra La Conversión de María Magdalena. |
Santa Isabel de la Trinidad nació en Bourges, Francia, en 1.880,
falleciendo a la temprana edad de 27 años, no sin haber dejado huella de su
profunda espiritualidad hasta nuestros días, sobre todo en sus escritos
referidos a la Trinidad. El autor de esta efigie es Romero Zafra en el año
2.006, coincidiendo con el centenario de la muerte de la santa.
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Santa Isabel de la Trinidad. Talla moderna de Romero Zafra, 2.006. |
Edith Stein o santa Teresa Benedicta era natural
de la entonces alemana y hoy polaca ciudad de Breslavia, en el seno de una
familia de comerciantes judíos. Estudió filosofía, relacionándose con Kant y
siendo discípula de Husserl. Tras servir como enfermera durante la Primera
Guerra Mundial, se va acercando al catolicismo, hasta que la lectura de la
autobiografía de santa Teresa de Ávila la hace decidirse a bautizarse. En
1.933, ya con 42 años, toma el hábito de las carmelitas descalzas de Colonia.
Arrestada por la Gestapo en 1.942 por oponerse a la deportación de los judíos,
fue asesinada en el campo de Auschwitz. La talla es del imaginero Álvarez
Durarte, realizada en el año 2.000.
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Edith Stein o santa Teresa Benedicta. Álvarez Duarte, año 2.000. |
En el ático del retablo, un relieve representa La Conversión
de la Magdalena, que aparece arrodillada ante una figura femenina, una de
las santas mujeres, que le muestra un cuadro del Crucificado.
Junto al retablo vemos un lienzo que representa a san Ángelo.
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San Ángelo, mártir. Uno de los primeros miembros del Carmelo. |
Al pie de la pilastra que sostiene el arco toral del lado de la
Epístola aparece una vitrina que contiene una imagen de vestir de tamaño
natural de la Virgen de la Candelaria, de época y autor desconocidos.
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Virgen de la Candelaria. |
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Cabecera de la nave de la Epístola, desde el pasillo de la nave central. |
Termino aquí la primera parte de la visita.
Hay un pequeño escalón de unos cinco centímetros a la entrada del templo.
¿Sabías que durante unos meses también el convento del Santo Ángel fue dado por el gobierno a la Congregación de Filipenses Hijas de María Dolorosa?
ResponderEliminarHasta la revolución de septiembre de 1868.
Lo ignoraba, pero con tu comentario queda constancia de ello.
EliminarMuchas gracias, hermana.
Uno muy breve para tratar de corregir lo que creo ha debido ser un pequeño error de titulación. De las dos imágenes que acompañan en el retablo a la de San Antonio de Padua, la que está a nuestra izquierda con vestidura marrón y adornos dorados no es San Eliseo sino San Juan de la Cruz, y el fraile de cabeza tan pecuiarmente afeitada, ´habito blando, una cruz en su mano derecha y un libro en la izquierda aunque todos dicen que es San Eliseo, discípulo del Profeta Elías y Profeta también, con todos los respeto estimo se trata de San Bruno y adpota una posición y lleva unos atributos exactamente iguales a los que Juan Martínez Montaés puco al que el talló para la Cartuja sevilla de Santa maría de las Cuevas. Gracias y un saludo. Ludovico Sano
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