Durante
la vida de Murillo, Sevilla seguía siendo una ciudad cosmopolita, una de las
mayores del continente europeo, punto de salida y llegada del comercio del
Nuevo Mundo. Sin embargo, durante este período, diferentes acontecimientos (las
epidemias de peste de 1.599 y 1.642 y de tifus de 1.620, la Guerra de los
Treinta Años, la emancipación de Portugal) provocaron una disminución
considerable de la población y, por tanto, del nivel de vida de sus habitantes.